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JÓVENES INMIGRANTES EN MOVIMIENTO CONTRA LA PRECARIZACIÓN

Demoliendo obstáculos

La Verdad Obrera charló con jóvenes inmigrantes que impulsan, junto a militantes de la juventud del PTS, el movimiento “Cosiendo conciencia”

Hernán Aragón

25 de octubre 2012

Demoliendo obstáculos

Una idea poderosa: “Basta de dejar la vida en las fábricas y en los talleres textiles clandestinos”. Y abajo una firma, sujeta por hilos de los cuales busca liberarse. “Cosiendo conciencia”, metáfora de las puntadas constantes y parejas que los compañeros están dando para construir un movimiento que se propone ser la voz de los sectores más oprimidos de la clase obrera.

Como un escalador de altura, que mira siempre en línea recta para no abrumarse con el precipicio ni desesperarse por alcanzar la cima, van clavando peldaño tras peldaño.

Hacia atrás, la ilusión deshecha de familias enteres o jóvenes solos que encerraron sus sueños en una valija, única pertenencia apilada en el rincón de una pieza estrecha que se come un tercio de un salario de $2.500 promedio, o en un taller clandestino donde viven sometidos a la servidumbre.

Hacia adelante, la certeza de saber que solo organizados podrán cambiar ese orden de cosas.

Historias idénticas

La de estos jóvenes militantes que guardan el recuerdo de una infancia extenuada. “De niño cumplía el rol de ayudante, quería quedarme toda la noche trabajando junto a mis padres para que ellos puedan descansar. Trabajaban entre 14 y 16 horas y a veces mi madre no comía para que yo pudiera hacerlo”, dice Diego.

Rubén y Daniel cuentan como niños pequeños vagan por los talleres, enfermos de asma por el polvillo o de anemia crónica por la mala alimentación, mientras sus padres, mal alimentados y mal dormidos también, caen rendidos en las máquinas lastimándose las manos o dañando parte de su cuerpo.

Organizar el movimiento

Arrancar a los trabajadores inmigrantes de la impotencia, de creer que su situación es natural, ese es el objetivo.

Organizarse aunque los obstáculos sean muchos y grandes, como la ideología nacionalista que promueve la unión del obrero con el tallerista. “Los patrones te dicen que si te matás trabajando podrás llegar a ser como ellos. Generan un individualismo que se agrava por los escasos espacios para poder socializar y construir confianza entre trabajadores. Es política de los talleristas aportar el alcohol para que muchos obreros pasen su único día libre dentro de los talleres. Nos precarizan la diversión y hasta soñar se nos niega”.

A estos obstáculos se suman los propios. También sometidos a jornadas laborales larguísimas, los compañeros muchas veces no pueden reunirse. Pero así y todo avanzan, buscando los medios para elevar su denuncia. Los que no tienen internet escriben a mano sus líneas. Otros gastan lo que les queda en tarjetas telefónicas para mantenerse en contacto. Así, peldaño tras peldaño, se va construyendo “Cosiendo conciencia”.

El boletín

¿Cómo romper la barrera para llegar a más trabajadores? Algunos compañeros proponen participar de la fiesta Charrúa de la comunidad boliviana.

“Cuando empezamos a doblar los boletines la gente se acercaba y nos los pedía. Repartimos casi mil, y no encontramos ni uno solo tirado. Los pegamos en los baños y en todos los lugares visibles”.

Ellos representan a una nueva generación que se empieza a rebelar. “Haciendo actividades como ésta queremos demostrarle a otros jóvenes que vamos a seguir adelante. Aunque haya fracasos vamos a aprender de los errores y no vamos a bajar los brazos para a empezar a romper con el escepticismo, para que cada vez sean más los que se vayan sumando”.

Grandes objetivos

“Pensamos el movimiento como una forma de superar la misma vida social que nos limita y formarnos políticamente, haciendo talleres para estudiar la historia del movimiento obrero y de cómo funciona la explotación capitalista.

Sabemos que la salida no será inmediata, pero también sabemos que si los obreros y obreras inmigrantes no nos organizamos para acabar con la precariedad laboral y para uniros con los obreros nativos, no podrá haber ninguna.

Nuestro objetivo también es rescatar a nuestro sindicato de las manos de los dirigentes traidores.

En 2006, el incendio del taller Luis Viale provocó la muerte de personas muy jóvenes. Los obreros indignados abandonaron los talleres y salieron a cortar la avenida con una bandera que decía “aquí no hay esclavos sino trabajadores”. Los talleristas, empresarios y sindicatos se unieron para ahogar esa lucha. Esa fue una muestra que la clase obrera inmigrante puede reaccionar y no será la única.

Invitamos a los trabajadores textiles, a los obreros de otras industrias y servicios a que se sumen y sean parte de esta lucha para acabar con la precarización laboral”.

Prensa

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Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

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