Por Pablo Icardi

Se transformó en el enemigo impensado y le tienen miedo. Mientras tanto él sigue avanzado con su indisimulable tonada cordobesa y mensajes simples como “es hora que uno de los nuestros” esté en el Congreso. Nicolás del Caño pasó de ser el “pesado” de la izquierda que siempre se presenta, a convertirse en una preocupación para los partidos políticos grandes de Mendoza. La UCR, el PJ y el PD sienten que les pueden “morder” algo del poder que manejan desde hace décadas y están preocupados. Pero además Del Caño y el FIT están en el “blanco” de todos los partidos porque del resultado que obtengan depende en gran parte cómo se van a repartir los 5 diputados nacionales por Mendoza que se renuevan en octubre.
Del Caño tiene los pies sobre la tierra. Sabe que los votos conseguidos no representan una señal de un germen revolucionario en Mendoza, pero sí considera que muchos comparten algunos de sus postulados como la intención de al menos reclamar contra la explotación laboral, o la obscena distribución de la riqueza.
Cobos y el radicalismo dejaron de verlo con simpatía y esperan que Del Caño baje en la intención de voto para que así ellos aspiren a meter cuatro legisladores nacionales. El PJ busca lo mismo para tener alguna posibilidad de que ingresen dos legisladores de ese partido y el PD espera un milagro: que Del Caño de derrumbe y ellos puedan crecer lo suficiente para mantener un legislador nacional. Las diferencias son mínimas entre uno y otro escenario. Pero según las encuestas el Frente de Izquierda sigue subiendo en la consideración pública y estaría muy por arriba de los 7 puntos obtenidos en las PASO. Con el resultado de las primarias la UCR lograría 3 diputados nacionales y el Frente para la Victoria 2. Para aspirar a un cargo en el Congreso Del Caño debe superar los 13 puntos; más teniendo en cuenta que Cobos también puede superar el porcentaje de las PASO. Pero hay otro dato a tener en cuenta.
Más allá del impacto que pueda tener que la izquierda logre un diputado nacional, podría tener la misma trascendencia o aún más que consigan representación en la legislatura provincial. Eso provocaría un cambio en los esquemas. El PD está en un fuerte retroceso en su representación legislativa y de a poco Mendoza comienza a tener una estructura bipartidista. Aunque hay varios “monobloques”, la mayoría tienen una tendencia marcada. La aparición de la izquierda puede generar al menos una señal de “molestia” a ese esquema. Incluso ya hay organizaciones sociales que ven allí la posibilidad de una vía para ingresar proyectos que hoy consideran vedados por los acuerdos partidarios.
Detrás del fenómeno hay un dato importante. Del Caño capitalizó el voto bronca y es una señal. Se trata de un voto bronca positivo, que dejó de ir a Clemente, como ocurrió en 2001. En las PASO los mendocinos fueron por “un milagro para Del Caño”, pero miraron más allá; le dieron ese poder a un candidato que al menos, saben, va a molestar. Y es una señal positiva. Ahora la pelota la tiene el joven sociólogo que hasta ahora había sido candidato a todo: desde concejal de Capital hasta Gobernador, pero que ahora por primera vez tiene un capital político que administrar.