El próximo 14 de agosto, en las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, no se vota cualquier cosa. Aunque estrictamente hablando no se elige a nadie (no se trata de “internas”, pues todos los partidos presentan listas presidenciales únicas), en verdad se vota por la posibilidad para la sociedad argentina, y muy en particular para la clase obrera y los sectores populares oprimidos, de tener o no tener una voz, un programa y una voluntad política consecuente que los represente en las elecciones nacionales de octubre.

Como se sabe, las nuevas leyes electorales, con la anuencia del conjunto del establishment político tradicional, exigen un piso mínimo de 1,5% (alrededor de 400.000 votos) para poder presentar listas en esas elecciones de octubre. Esto significa, en los hechos, una cláusula proscriptiva que atenta contra la democracia en general, y en especial contra las agrupaciones de izquierda, en primer término el recientemente constituido FIT (Frente de Izquierda y de los Trabajadores). De prosperar la maniobra, implicaría que en octubre no existiría una posición política, la única radicalmente diferente a todo lo existente hoy. Una posición consistentemente anticapitalista de denuncia, y lucha contra, la explotación, la represión, los monopolios, la dependencia del imperialismo, la degradación del trabajo, la salud, la vivienda, la educación, la cultura. Una posición que, si siempre y en toda sociedad es necesaria, hoy resulta imprescindible en el contexto de la gran crisis mundial del régimen del Capital –cuyos coletazos ya van empezando a sentirse en América Latina y la Argentina– y de la crisis política nacional.

Las fuerzas políticas pro-patronales del actual sistema político argentino no son la solución a los problemas de fondo del país: son parte del problema. Como quedó demostrado en la brutal represión en Jujuy a los trabajadores que reclaman viviendas dignas, en la que confluyeron el gobierno provincial kirchnerista, las fuerzas de seguridad y la empresa Ledesma. Sean más o menos “progresistas” o reaccionarias, liberales” o conservadoras, sean cuales fueren sus diferencias, están comprometidas en el mantenimiento del statu quo actual. El FIT no. Todas ellas tienen asegurado el “piso” de su entrada a las elecciones de octubre. El FIT aún no.

Que esta posición –insistimos: la única auténticamente diferente– esté ausente de las elecciones, sería algo que no había sucedido nunca antes desde el retorno de la democracia en 1983, y en esa medida pondría en cuestión la legitimidad de los resultados de octubre, fuera quien fuere el ganador. No se trata, entonces, de pedir ningún privilegio, sino de apelar a una responsabilidad ciudadana que, votando el 14 de agosto por las listas del FIT, rompa el obstáculo de esa cláusula antidemocrática, y permita que en octubre haya más y otra cosa para elegir.

ASAMBLEA DE INTELECTUALES, DOCENTES UNIVERSITARIOS Y ARTISTAS EN APOYO AL FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES

07/08/2011