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Crónica de una "pequeña gran” batalla de clase (De cómo los obreros de Cargo-Renault fueron al paro en defensa de SU delegado)

Desde las 6.30 una gran jornada empezaba a incubarse cuando el compañero César “Aguja” Quiñones lograba entrar a la planta de Renault, burlando a la seguridad. Esa que se encarga de cuidar la seguridad de las ganancias capitalistas. A partir de ese momento, avalado por una resolución judicial, empezaba una cuenta regresiva hasta el inicio de la elección de delegados.

Eduardo Castilla

29 de septiembre 2013

Desde las 6.30 una gran jornada empezaba a incubarse cuando el compañero César “Aguja” Quiñones lograba entrar a la planta de Renault, burlando a la seguridad. Esa que se encarga de cuidar la seguridad de las ganancias capitalistas. A partir de ese momento, avalado por una resolución judicial, empezaba una cuenta regresiva hasta el inicio de la elección de delegados.

La versión cordobesa del gremio moyanista tiene en su haber una historia de traiciones contra los trabajadores tercerizados de Cargo. Historia que es, a la vez, la historia de la garantía de los intereses capitalistas, la de la precarización laboral, los bajos salarios y la tercerización. En esa tradición nefasta se puede contar la traición a la dura lucha del 2006, cuando la burocracia no tuvo empacho en apelar a sus patotas para amenazar a los trabajadores aquella mañana fría de junio, pocas horas después de ser violentamente reprimidos por la policía de De la Sota.

Esa nefasta tradición se mantuvo por muchos años. El odio crecía, las protestas eran frecuentes, la bronca contra los supervisores que no podía expresarse en nada. La necesidad imperiosa de poner un límite a los aprietes patronales era constante. Frente a ese descontento, la burocracia inventó la “novedad” (con perdón del término) de los “voceros”: verdaderas estatuas puestas en función de garantizar el control y el temor entre los trabajadores. Pero la bronca era grande. De allí surgió el llamado a elecciones. Estas elecciones donde hicieron todo lo que pudieron para dejar fuera al Aguja, hasta despedirlo. Donde hicieron de todo para elegir delegados dóciles y controlables. Pero no todo salió como lo habían planeado.

Empieza la pelea

Desde el mediodía se paró el trabajo. Sus compañeros buscan al Aguja en el lugar en el que espera el horario de inicio de las elecciones. La patronal y la burocracia lo ven llegar con ojos sorprendidos. Decenas de compañeros lo rodean. Cantan, gritan, festejan. El Aguja está adentro y todos los planes de una elección tranquila se empiezan a morir.

La patronal aprieta a los obreros, pero los obreros paran y se unen al que consideran su delegado de hecho, su vocero. La patronal aprieta pero los trabajadores no aflojan. El paro en ese sector es un hecho. La producción empieza a resentirse. Si paraban menos, venían los jerárquicos a trabajar y no pasaba nada. Pero son suficientes para empezar a causar daño. Son suficientes para que la patronal no pueda solucionar el problema de inmediato. Con el correr de las horas entrarán otros trabajadores y llamaran a quienes trabajan por consultora. Otra muestra patente de la debilidad que impone la tercerización a la lucha de la clase obrera. Pero la pelea de los compañeros de Cargo ya empezó y se hace sentir en la línea de producción. La tarde transcurrirá en ese combate.

Una tensa votación

La burocracia se niega a aceptar al Aguja como candidato. Los obreros se ponen firmes. Casi sesenta compañeros hacen el aguante al lado de la urna. El paro sigue y las presiones también. Es una acción ofensiva. No están parando despidos o suspensiones. Están queriendo imponer su candidato. Un candidato despedido por la patronal y que estaba afuera de la planta. Cuentan con el aval de una resolución judicial. Saben que afuera hay piquetes con decenas de jóvenes en dos portones. Y saben, sienten, entienden que es ahora o nunca. Es por eso que siguen parando y frenando la elección. Algunos pocos votan. Primero son 3, luego 15. Cuando entra el turno tarde son aún más. La burocracia impide que voten los contratados, pero permite que voten los administrativos.

Pero así y todo logra muy poco. Apenas vota el 40% de los trabajadores. No es una victoria. Es una derrota. Querían elecciones tranquilas. Lograron un paro y un boicot. Los que no votan son más que los votan al primer “ganador”. Si la elección se hubiera hecho con el Aguja como candidato, a estas horas sería delegado. Era eso lo que querían evitar. Ese era el plan desde hace meses. Por eso el despido, por eso la persecución, por eso la complicidad con la patronal.

Una batalla que recién comienza

Los que no votaron salen de la planta hinchados de orgullo. Tienen bronca. No es para menos. Mucha bronca. Pero están contentos. Saben que dieron una gran pelea. Y saben que esto recién arranca. Que hoy le pusieron un freno a la alianza entre la burocracia y la patronal. Pero que la batalla sigue y que se puede pelear. Hoy quedó demostrado. Los que hicieron la elección y la “ganaron” salen con la cabeza gacha.

Esta batalla acaba de empezar. Es parte de una pelea mayor. La lucha contra la burocracia sindical mafiosa que dirige los sindicatos de la provincia en acuerdo con las grandes multinacionales y el gobierno provincial. Esa misma burocracia que echó de SMATA a nuestro compañero Hernán “Bocha” Puddu. La misma que está detrás de los despidos antisindicales de 19 compañeros en VW. Esa burocracia que sale a hacer de vocera de las grandes patronales, anunciando las suspensiones y los despidos que vendrán.

Para enfrentar a esa burocracia entregadora, la gran acción de los trabajadores de Cargo-Renault de este viernes, es un gran ejemplo a seguir. Es un ejemplo para que las decenas de miles de mecánicos que mueven las palancas de la principal rama de la industria cordobesa vean que es posible pelear, parar, golpear. Hoy vimos una gran pelea. Trabajadores tercerizados, sin ninguna protección sindical, contra la burocracia de su gremio, contra su patronal y contra una gran multinacional imperialista, mantuvieron parado su sector y le impusieron un daño (menor pero daño al fin) al conjunto de la producción.

Ese gran ejemplo merece ser conocido por la clase obrera cordobesa. Por los mecánicos, pero también por los docentes y los estatales. Pero además merece ser conocido por los estudiantes. Por los miles que pueblan las aulas universitarias. Porque así se forja la unidad obrero-estudiantil. No en declamaciones bellas pero vacías. Hoy la Juventud del PTS estuvo en la puerta de Renault desde las 6 de la mañana peleando para que el Aguja sea candidato. Los que no somos tan jóvenes también estuvimos allí, orgullosos y contentos de dar esta batalla. Felices de ver a los obreros luchar. Entusiasmados como el primer día. Nuevas peleas esperan. Nosotros esperamos por ellas.

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