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NACIONAL

ANUNCIO DEL CIERRE DE VARIAS PARITARIAS EN LA CASA ROSADA

Cristina y la burocracia oficialista pactan un techo al salario

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, rodeado de varios de los dirigentes sindicales oficialistas, anunció este miércoles 15 el cierre de algunas paritarias en alrededor del 24% en cuotas, que anualizado es aún menos.

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16 de mayo 2013

Cristina y la burocracia oficialista pactan un techo al salario

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, rodeado de varios de los dirigentes sindicales oficialistas, anunció este miércoles 15 el cierre de algunas paritarias en alrededor del 24% en cuotas, que anualizado es aún menos. En una reunión previa para la foto, Cristina Fernández recibió a estos burócratas y a sectores empresarios que agradecidos fueron a la Casa Rosada. Es que con la inflación que podría alcanzar el 30% anual, el salario sigue perdiendo poder de compra. El gobierno pretende mostrar estas paritarias como casos testigo para el resto de las negociaciones.
La inflación, la desaceleración del crecimiento económico, los inconvenientes para generar puestos de trabajo, entre otros problemas económicos que acumula el “modelo”, fueron la excusa de esa dirección sindical para aceptar este techo a los aumentos salariales. La “Santa Alianza” entre las patronales, el gobierno y la burocracia sindical dejó en claro que el agotamiento del “modelo” lo harán sentir sobre las espaldas de los trabajadores.

 
Un falso 24%
El anuncio buscó ordenar las negociaciones salariales en torno al 24% de aumento anual. Pero como los incrementos son en cuotas que se efectivizarán a lo largo del año, el aumento real en la mayoría de los casos se ubican debajo del 24%, perdiendo entre 2 o 3 puntos porcentuales por efecto de las cuotas. Es el caso de la UOM de Caló que pactó un 24% y dos sumas no remunerativas de $700. La primera cuota de aumento del 17% se aplicará a partir de abril y la segunda del 7% tendrá efecto desde julio. Es decir, que el 24% íntegro sólo rige para seis meses (de julio a diciembre) de los doce del año. Por eso el aumento anualizado es menor al 24%. Lo mismo ocurre con el resto de los acuerdos en UPCN, Bancarios y Comercio. En el caso de Saneamiento y el SUTERH (encargados de edificios) la paritaria regirá por 18 meses. Es un congelamiento de las negociaciones por un año y medio, mientras las patronales tienen libertad para aumentar los precios en todo momento. Una concesión enorme. Antonio Caló dejó en claro su rol: “contener” a los trabajadores, tal como declaró en un hotel del centro porteño en el marco de la Primera Reunión de la Industria Global para América Latina y el Caribe.

 
Un aumento insuficiente
Carlos Tomada, el amigo del José Pedraza (instigador del asesinato de Mariano Ferreyra) no se quedó atrás en definiciones. Dijo que su cartera dio “garantías en términos de certidumbre y seguridad para el sector empleador” (Página 12, 15/5). No hay ninguna duda. Pero agregó una falsedad: que su Ministerio contribuyó a que “los trabajadores también puedan mantener su capacidad adquisitiva”. La inflación persistente que podría alcanzar el 30% anual lo desmiente, pues los acuerdos pactados son mucho menos.
Los tarifazos del transporte de entre el 33 y el 43% de los últimos días de 2012, aceleraron la inflación en los primeros meses del año. El famoso “congelamiento” de precios de Guillermo Moreno fue en muchos productos incumplido. La inflación siguió su curso. El objetivo de ese “acuerdo de precios” fue ponerlo como señuelo para contener los reclamos salariales. No obstante, el resultado en estas paritarias “testigo” marca que, pese al engaño, el gobierno tuvo que retroceder parcialmente del techo que aplicó a los docentes nacionales y pretendía extender al resto de las paritarias. Por ahora, el reanimamiento del movimiento obrero y el inicio de ruptura de sectores de los trabajadores que se expresó en el paro nacional del 20N no le permite al gobierno imponer un ataque más profundo.

 
Para los especuladores blanqueo, para los trabajadores impuesto al salario
Lo que la burocracia oficialista calló es cualquier reclamo por eliminar el impuesto al salario y universalizar las asignaciones familiares. Ni hablar de que planeen el pase a planta de los trabajadores tercerizados y el blanqueo de los que están en negro. Ese silencio significa una gran entrega del salario obrero como variable de ajuste. Muchos más cuando el gobierno se predispone a realizar un blanqueo de capitales que beneficiará a los grandes evasores de impuestos y a todo tipo de dinero mal habido.
Si en los gremios que acordaron, efectivamente el aumento es menor al 24%, una tajada adicional perderán los trabajadores que traspasen el mínimo no imponible de ganancias o peguen un salto en la escala de descuentos del impuesto, como así también aquellos que dejen de percibir asignaciones familiares por superar los topes salariales bajísimos establecidos para cobrarlas. Luego de una “década ganada”, la canasta básica (hoy en $7.000) es todavía una utopía para la mayoría de los trabajadores. Lejos del “modelo distributivo” hace ya varios años que los trabajadores ceden cada vez más una cuota de la torta de la riqueza a las patronales. La lucha por superar los topes del gobierno, tirar abajo el impuesto al salario, por la universalización de las asignaciones universales, terminar con el trabajo en negro y la precarización, está más planteada que nunca. 

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