Los resultados de las elecciones del domingo 2 han abierto una enorme crisis política. Juez, candidato por el Frente Cívico, ha denunciando fraude. Según el conteo oficial, Schiaretti (PJ) triunfó por poco más del 1%. Pero, las “irregularidades” fueron enormes: el escrutinio demoró 16 horas; se realizó de manera tal que el candidato oficialista arrancó ganando por más del 20%, cuando aún se votaba; en la madrugada del día lunes se expulsó a los periodistas que cubrían el conteo. Esta situación ha provocado el repudio de amplios sectores de la población (incluso muchos que no votaron a Juez) que se sienten estafados, opinan que hubo efectivamente un fraude y exigen, legítimamente, que se cuente “voto por voto”.

Juez ha realizado este pedido a la jueza electoral, que lo ha denegado, siendo recusada por el juecismo. Al cierre de esta edición, el escrutinio definitivo se suspendía por este motivo.
El PJ y el juecismo convocaron movilizaciones para apoyar a sus candidatos. El intendente de la ciudad de Córdoba, legisladores y concejales electos del Frente Cívico amenazan con no asumir hasta que no haya un nuevo conteo de los votos. Esta crisis promete profundizarse.

La Iglesia, empresarios y dirigentes políticos han salido a pedir que haya “serenidad” y que la crisis “no se dirima en las calles”. Juez también salió a poner paños fríos, llamando a la “paz social”. Incluso ha declarado que el recuento de los votos le permitirá a Schiaretti contar con un gobierno “legitimado”. De esta forma se burla también de las genuinas aspiraciones de la población de hacer respetar su voto. No será él quien enfrente seriamente a este régimen. Sólo la movilización independiente de los trabajadores y el pueblo pobre podrá imponer la medida mínima del recuento “voto a voto”, contra un régimen que ha sido profundamente repudiado en esta elección.

Un rechazo profundo a la Córdoba delasotista

Esta polarización expresa el enorme descontento de amplios sectores de la población. Problemas estructurales como la precarización laboral, un salario promedio bajísimo, la falta de servicios básicos para enormes sectores; se combinan con el repudio a un gobierno (de tipo menemista) que ha comprado dirigentes, protagonizado casos de corrupción y ha sido completamente funcional a las grandes empresas.

Se repudian además instituciones como la legislatura (que aprobó todas las medidas antipopulares de De la Sota) y la Justicia (como se vio en las movilizaciones por el caso Dalmasso en Río Cuarto o la pueblada en Corral de Bustos que quemó la sede de los tribunales). A mecanismos como la sumatoria de votos (una Ley de Lemas encubierta, un verdadero engaño a la población), se suma la abierta vinculación de los partidos mayoritarios con los grandes empresarios.

Schiaretti, Juez y la UCR han avalado y sostenido a este régimen hasta hace pocos días.

El juecismo no es diferente, en lo esencial, al PJ. Llevó en sus listas a empresarios y no ha cuestionado los subsidios millonarios que reciben las empresas. Ha expresado el “voto útil” de rechazo a De la Sota y Schiaretti, pero sin despertar un gran entusiasmo en la población 1.

Frente a la crisis abierta, no será Juez el que dé una salida progresiva. Algunos sindicatos apoyaron su candidatura e integraron sus listas, pero no han convocado a movilizarse, sino que apuestan todo a una salida de la mano de la misma Justicia que se halla cuestionada. Sólo rompiendo con esta política y llamando a movilizarse a los trabajadores de manera independiente, podrá la clase obrera junto al pueblo cordobés, hacer pesar su fuerza social en esta crisis.