logo PTS

Debate Abierto

Casino: El PO no se hace cargo

En el artículo “El PTS en la huelga del Casino” (Prensa Obrera N° 1029), en forma poco seria y con mentiras imposibles de mantener de cara a los trabajadores, el PO busca evitar una discusión política a la altura de lo que fue esta gran lucha en la que, hasta donde entendíamos, tenían una importante influencia. Y no hay peor irresponsabilidad que no hacerse cargo de lo actuado. ¿Cuál es el balance de su rol como corriente hegemónica en la dirección del Cuerpo de Delegados en una huelga que terminó con más de 500 despidos?

Laura Lif

27 de marzo 2008

En el artículo “El PTS en la huelga del Casino” (Prensa Obrera N° 1029), en forma poco seria y con mentiras imposibles de mantener de cara a los trabajadores, el PO busca evitar una discusión política a la altura de lo que fue esta gran lucha en la que, hasta donde entendíamos, tenían una importante influencia. Y no hay peor irresponsabilidad que no hacerse cargo de lo actuado. ¿Cuál es el balance de su rol como corriente hegemónica en la dirección del Cuerpo de Delegados en una huelga que terminó con más de 500 despidos?

Dice Pitrola (PO 1029): “...a partir del sábado 27 de enero a las 0:30 horas, cuando una asamblea del casino, después de la octava represión, desechó la moción de los líderes del Cuerpo de Delegados de retomar el piquete de Huergo: se habían agotado las energías... El PO llamó a levantar luego de constatar que la huelga había sido derrotada, que sus fuerzas internas estaban acabadas...”.

¿En qué instancias públicas el PO llamó a levantar la huelga? ¿En cuál de todas las tantas asambleas de los trabajadores; en cuál de los cuatro plenarios de delegados y activistas obreros, donde participaron los principales referentes de las luchas en curso; en qué número de su periódico Prensa Obrera? La verdad es que jamás sostuvieron en ninguna de estas múltiples oportunidades una posición como la que ahora sostiene Pitrola, y esto lo saben no sólo los compañeros y compañeras del Casino, sino todo dirigente, organización política, obrera o estudiantil que haya tenido alguna relación con la huelga.

Desde ya que el PO no solo tenía el derecho, sino también la obligación de plantearle a los trabajadores su caracterización y su política frente a un problema tan decisivo, pero insistimos, jamás lo hizo.

La realidad es que el PO tuvo una posición pública y otra por abajo. Así, en medio de la lucha, a fines de enero, organizó reuniones restringidas con dirigentes y activistas del Casino para convencerlos de que el conflicto estaba derrotado y que había que levantar la huelga. Y ahora dicen irresponsablemente que un problema central de esta heroica lucha es que no se levantó a tiempo... ¿Por qué hubo que esperar más de un mes de finalizado el conflicto para conocer la posición oficial del PO?

Una cosa es no tener experiencia en luchas largas y duras en el movimiento obrero, pero en esta oportunidad se pasaron de la raya. Utilizaron un método que reproduce los peores vicios estudiantilistas, contrario a las mejores tradiciones de lucha de la clase obrera y del propio movimiento estudiantil, que es el de sostener una misma posición en público que en privado. Nada más ni nada menos.

El doble discurso vino acompañado de una visión facilista y derrotista a la vez. Nunca les preocupó organizar piquetes serios. Pocos días después del exitoso “chalecazo”, en esas reuniones informales, plantearon a los trabajadores que había que entrar al Casino para mantener la organización interna y recuperar el Cuerpo de Delegados por la vía de elecciones sindicales en el barco. Una utopía que presuponía que esta patronal y la burocracia, con los delegados y la mayoría del activismo despedido, iban a permitir recuperar pacíficamente la organización. Un absoluto desatino, como quedaba demostrado por el brutal accionar de los enemigos que enfrentaban, y confirmado posteriormente con el despido de cientos de nuevos trabajadores.

Después, en la asamblea del 28 de enero, un punto de inflexión en la lucha, los delegados que influenciaba el PO dejaron correr a un sector organizado para desmoralizar a los trabajadores, y al que sólo enfrentaron los activistas. También se negaron a aprovechar ofensivamente, con una gran campaña de denuncia, la mayor debilidad que tuvo el frente propatronal a partir del 10 de diciembre, el asesinato de Febres en manos de la Prefectura, fuerza utilizada por el gobierno para proteger los intereses del mafioso Cristóbal López y reprimir a los trabajadores.

El conflicto de los trabajadores del Casino fue, objetivamente, muy difícil. Tuvo que enfrentar al gobierno, a la patota de la burocracia, a la represión y a la dureza de la patronal. Pero los dobles discursos sólo sirven para desmoralizar. La política del PO fue, por lo tanto, un obstáculo adicional.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: