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Canal 9: el día que el paro fue noticia

El 25 de febrero, el Noticiero del 9 no transmitió su invariable secuencia de crímenes y hechos de inseguridad. No hubo goles ni automovilistas indignados por los cortes piqueteros. Directamente, no hubo noticiero. Los trabajadores de Canal 9, los que manejan cámaras, micrófonos y controles, se encargaron de demostrar quiénes son los que hacen funcionar a los medios.

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4 de marzo 2010

El 25 de febrero, el Noticiero del 9 no transmitió su invariable secuencia de crímenes y hechos de inseguridad. No hubo goles ni automovilistas indignados por los cortes piqueteros. Directamente, no hubo noticiero. Los trabajadores de Canal 9, los que manejan cámaras, micrófonos y controles, se encargaron de demostrar quiénes son los que hacen funcionar a los medios.

Hace semanas se ha abierto un conflicto con la empresa -de capitales mexicanos- que trabaja en su mayoría con programas ‘enlatados’ (telenovelas, dibujos animados, etc.), y busca achicar personal, liberando la mayoría de sus estudios para alquilar a otras productoras.
Como denuncian los trabajadores, la empresa no quiere que “esos trabajos sean realizados por los trabajadores/as del canal.

Contratarían otros trabajadores/as de manera temporal y por el salario mínimo que marca la actividad”. Los compañeros se han opuesto a que cualquier empresa tercerizada, con trabajadores fuera del contrato de televisión, tomen la realización de los programas.

El conflicto obligó al Ministerio de Trabajo a decretar la conciliación obligatoria, pero los empresarios consiguieron orden judicial para que, con la policía, las tercerizadas puedan descargar los equipos. Entonces los trabajadores volvieron a parar. Como denuncian los delegados, los empresarios buscan concretar “un fraude laboral a través de la tercerización de tareas y la flexibilización de los contratos de trabajo. En el último año y medio a través de retiros voluntarios se perdieron alrededor de 100 puestos de trabajo y ahora la empresa intenta cubrirlos de manera precaria. No vamos a aceptar ni tercerización, ni flexibilización, ni la pauperización de los puestos de trabajo”.

La medida ha despertado la simpatía de trabajadores de otros medios, que vienen sufriendo ataques de patronales durísimas como son las de los multimedios, sin mucha resistencia de las direcciones sindicales.

170 compañeros afuera en Diario Crónica

Ya hemos denunciado cómo el gobierno es cómplice de los ataques a los trabajadores de diarios, radios y canales. En Canal 13 siguen sin entrar los delegados de prensa, en Radio Nacional se persigue a los activistas, y se ha censurado al periodista Jorge Rulli por críticas al gobierno.

Un capítulo aparte es Diario Crónica (aquel que la Presidenta recomienda leer antes que Clarín). El Grupo Olmos ya había conseguido un guiño del gobierno, canjeando sus deudas por publicidad oficial. En medio de ese acuerdo, se decidió a lanzar el ataque contra los trabajadores, que ya denunciamos en LVO.

Hace pocos días el conflicto se ha cerrado. Desde que se inició, hace 5 meses, la empresa logró despedir a casi 130 trabajadores gráficos (incluida toda la Comisión Interna), y quedaron afuera más de 40 trabajadores de Prensa, muchos de ellos por ‘retiro voluntario’. Los compañeros habían realizado medidas, pero no alcanzaron para frenar la embestida del Grupo Olmos. La resolución del conflicto es una derrota que no se puede minimizar, aunque luego de los despidos se haya conseguido un 20% de aumento salarial. Los compañeros de Crónica, de todo el gremio y el conjunto del movimiento obrero debemos sacar lecciones de este duro golpe.

El gobierno de Cristina dejó pasar cada una de las maniobras patronales. El Sindicato Gráfico traicionó abiertamente, y la UTPBA, lejos de convocar a una medida de todo el gremio, se limitó a un apoyo testimonial.

Tanto en el conflicto de Crónica como en el de Canal 9, tanto en Radio Nacional como en Canal 13, es imprescindible encarar una lucha en común. Trabajadores de planta y contratados por las productoras. Encuadrados en televisión, prensa, locutores, gráficos o comercio: no puede haber divisiones a la hora de enfrentar a los mutimedios.

El gobierno publicita la nueva Ley de Medios, y mantiene su disputa con Clarín. Mientras negocia licencias (como en estas semanas a sus amigos Spolsky y Electroingeniería, o al mismísimo Moneta).
Cristina se entretiene moviendo los micrófonos, y diferencia el país mediático del país real. Pero en el país real, los grupos mediáticos tienen toda la impunidad para despedir, precarizar y perseguir a los trabajadores.

Prensa

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