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CUANDO AVANZA LA CONCIENCIA, Charla con las obreras y obreros de Kraft

En el Camping municipal de Neuquén, luego de un día de intenso debate político, la delegación de los tres turnos de los trabajadores de Kraft charla distendida pero sin ocultar la conmoción que les ha causado la experiencia del viaje. Hablan de todo: del impacto de haber conocido Zanon, de confraternización, del programa y de las resoluciones votadas y, entre todo esto, de cómo sus vidas están cambiando.

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19 de noviembre 2009

En el Camping municipal de Neuquén, luego de un día de intenso debate político, la delegación de los tres turnos de los trabajadores de Kraft charla distendida pero sin ocultar la conmoción que les ha causado la experiencia del viaje. Hablan de todo: del impacto de haber conocido Zanon, de confraternización, del programa y de las resoluciones votadas y, entre todo esto, de cómo sus vidas están cambiando.


El Genio de Kraft

Son jóvenes, mayoritariamente jóvenes, y la prueba fiel de cómo la agudización de la lucha de clases puede hacer avanzar la conciencia a pasos agigantados. Ellos parecen comprenderlo, pero sin embargo todavía no dejan de salir del asombro.

Una compañera despedida cuenta entre risas que sus hijos estaban jugando un juego de Internet que busca a personajes famosos. “¿Y a quién buscaban?... ¡a la Mamá!”.

“No somos famosos, somos los protagonistas de esta lucha”, concluye sin dejar de sonreír.

De una lucha gigante que ya quedará inscripta en la historia combativa de la clase obrera Argentina.

Mujeres orgullosas

La presencia de la delegación de Kraft resaltó sobre el resto. Fueron sus obreras las que intervinieron para que en el Plenario estén representadas las mujeres trabajadoras. Cuentan que al principio no se atrevían a hablar pero que luego todas querían hacerlo. Están orgullosas de eso y de haber compartido ese momento con una compañera del sindicato ceramista.
Nilda es una nueva delegada de la Comisión Interna que se compromete a luchar porque los derechos de sus compañeras sean respetados. Luego pone cara de enojada y dice: “estoy peleando para que el primer choripan se lo den a las mujeres”. Todos nos reímos.

Otra compañera que habló en el Plenario se entusiasma con la idea de hacer el próximo en la zona Norte:“hay que generar algo grande para que todos los trabajadores que no tienen representantes ni organización la tengan, y acá lo estamos empezando a hacer”.

Ya no se vuelve

Más allá de las anécdotas, sorprende la naturalidad con que hablan de política. Discuten las posiciones de la izquierda y por momentos se fastidian contra quienes ven que “tiran para atrás”.

Se nota que están pensado en perspectiva. “Después de un conflicto así, en tu cabeza ves las cosas de otra manera ¿Cómo no estar de acuerdo con coordinarse y juntarse con todos los sectores antiburocráticos?”, reflexiona un trabajador.

Luego sostiene que “es necesario hacer política de los trabajadores”. Lo dice recordando una anécdota: luego del desalojo, un trabajador mayor volvió a su casa llorando. “él no sabía si era por el odio a la represión o por la emoción de haber vivido por primera vez algo así en treinta años de fábrica”.

“¿Cómo no hacer política por él, como no hacerla por nosotros mismos?”, concluye.

Cultivar la paciencia

La mayoría del grupo no tenía relación entre sí antes del conflicto y muchos se conocieron acercándose a los despedidos. Se sienten amigos.
“Tenemos que cultivar la paciencia”. Y esa tolerancia la proyectan hacia el resto de los trabajadores de Kraft. “Adentro de la fábrica les enseñaron a ser individualistas, ellos no tienen la culpa. Antes había asambleas truchas, nadie se podía expresar. Ahora hay que ir trabajando de a poco para lograr la unidad de la fábrica, para que todos digan lo que piensan”.

Un trabajador aclara que la fábrica tampoco volverá a ser la que fue: “antes en el comedor sólo se hablaba de fútbol. Hoy también se habla de política. Los compañeros ven que si gana el Subte es un triunfo para todos y un impulso para seguir nuestra lucha”. La mesa asiente unánime.

Oscar Coria le recuerda: “Antes eras vos el que decía ¡basta de política!”. Todos vuelven a reírse.

Luego serio, Oscar aclara que ya se venía de un proceso de politización, pero que el conflicto lo aceleró y sobre todo la experiencia que muchos trabajadores hicieron con la CCC.

El regreso

Volverán cantando como en todo el trayecto de ida: “escuchenló, escuchenló / en Terrabusi ya se votó / ganó el clasismo la p... que lo parió”.
Y la palabra clasismo les cae bien. Se la han ganado, la han asimilado en la experiencia de no confiar en ningún sector patronal, en su lucha contra las corrientes burocráticas, en la práctica de la verdadera democracia sindical al promover la asamblea como órgano de decisión soberano.

“Dicen que estamos de la cabeza...”, cantan. Mejor dicho, la cabeza de las obreras y obreros de Kraft está cambiando más rápido de los que ellos jamás hubieran creído.

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