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Internacional

Brasil: debate con la izquierda y el PSTU (LIT) a propósito de las huelgas policiales

La PM brasilera mostraba una vez más que le corresponde estar en el ranking de ser una de las policías más asesinas del mundo. Sin embargo…
VERGÜENZA. Resulta increíble que frente a la demanda de esta institución corrupta, racista y represiva, el PSTU (LIT) que se reclama trotskista, no sólo haya marchado con sus banderas rojas acompañando la movilización policial, sino que repartió un volante escandaloso que los revolucionarios tenemos que repudiar.

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16 de febrero 2012

Hace una semana culminaron las huelgas policiales que se iniciaron el 31 de enero en el estado de Bahía y luego se extendieron a Río de Janeiro con movilizaciones de la PM y bomberos, reclamando aumento de salarios aprovechando el inicio del carnaval.

Mientras esto ocurría los llamados “milicianos” ex policías, asesinaban a los habitantes de las calles, pobres en ocupaciones urbanas. Unas semanas antes a comienzos de enero, 2.000 policías invadían la ocupación del Pinheirinho para reprimir violentamente y desalojar a miles de familias que hace más de 8 años viven en ese terreno.

La PM brasilera mostraba una vez más que le corresponde estar en el ranking de ser una de las policías más asesinas del mundo. Sin embargo…
VERGÜENZA. Resulta increíble que frente a la demanda de esta institución corrupta, racista y represiva, el PSTU (LIT) que se reclama trotskista, no sólo haya marchado con sus banderas rojas acompañando la movilización policial, sino que repartió un volante escandaloso que los revolucionarios tenemos que repudiar. En el volante se puede leer:

“Sergio Cabral: dictador do Río

Todo el apoyo a la lucha de los policías militares, bomberos y policías civiles por salario justo, dignidad y respeto!

NUESTRA ARMA ES LA HUELGA!

(...) El camino para conquistar las reivindicaciones es la huelga de la Seguridad Pública del estado de Río.

Toda la solidaridad con la huelga de los policías de Bahía!

(…) Llamamos a la población a no confiar en las afirmaciones calumniosas y falsas que tienen como finalidad derrotar la justa lucha de los policías.

(…) Con una huelga nacional garantizaríamos un piso nacional para la categoría, lo que ayudaría a resolver los problemas salariales en los estados”.

Con estas declaraciones apoyaron la huelga de la represora y corrupta PM.

Publicamos a continuación un debate de nuestros compañeros de la Liga Estrategia Revolucionaria – Cuarta Internacional contra estas posiciones ajenas al marxismo revolucionario. Puede verse también la Declaración de la LER-QI ante la huelga policial en Bahía en www.ft-ci.org

Por Leandro Ventura, desde Brasil

Independientemente de su desenlace –con la suspensión en Río de Janeiro y el fin de la movilización en Bahía– las reivindicaciones de los policías continuarán en los próximos meses y años. Esto hace más importante clarificar la teoría que guía la acción de los marxistas frente a las fuerzas represivas del Estado y una polémica con corrientes de la izquierda como el PSOL y PCB, e incluso con aquellas que, como nosotros, se reivindican trotskistas, como el PSTU, que junto al resto de la izquierda brasilera, termina a su manera naturalizando el Estado burgués.

Una vez más sobre el “carácter de clase” de la policía y cómo la existencia determina la conciencia

Todas las corrientes de la izquierda tratan a los policías como trabajadores y luchan por la extensión de los derechos de los trabajadores a ellos.
Entre las corrientes que apoyan a la policía, el PSTU es la que intenta tener una argumentación más refinada, que aparentemente no naturalizaría al Estado burgués, pero como demostraremos, da vueltas para llegar al mismo lugar de sus socios reformistas del PCB y PSOL.

El PSTU, después de afirmar que los policías no son proletarios, concediéndonos teóricamente pero manteniendo su orientación de apoyo a los bomberos y policías, dio una voltereta para llegar al mismo lugar teórico de antes, más coherente con su práctica [1]. Se encuentra destacado en su sitio un texto de mediados del año pasado de uno de sus principales propagandistas, Henrique Canary. En él argumenta que es preciso disolver las fuerzas armadas y la policía, pero vuelve a la teorización de por qué desarrollar un trabajo preparatorio en este sector:

“La actitud de la clase trabajadora hacia las Fuerzas Armadas no puede considerar solo el carácter represivo de la institución. Hay que tener en cuenta también el hecho de que esta institución está hecha de personas de carne y hueso, y que toda persona de carne y hueso tiene dos características: 1) piensa y 2) vive en una determinada realidad social que la influencia.” [2]

Trotsky también abordaba la cuestión desde el mismo ángulo, pensando a los policías como personas de carne y hueso y analizando las contradicciones, pero el revolucionario ruso llegaba a conclusiones opuestas. En medio de la convulsiva situación en Alemania antes de la toma del poder por Hitler, decía:

“El obrero que se vuelve policía al servicio del estado capitalista es un policía burgués y no un obrero. Durante estos últimos años, estos policías tuvieron que luchar mucho más contra los obreros revolucionarios que contra los estudiantes nacional socialistas. Y una escuela así no pasa sin dejar marcas.” (página 143, Lisboa: Centro do Livro Brasileiro, sin fecha).

Partiendo de este método es preciso insistir, ¿son los policías parte de la clase trabajadora? No. Los policías son instrumentos materiales del dominio de la burguesía. ¿Cuál es la principal escuela por la que pasan? La escuela del racismo cotidiano de las UPP (Unidades de Policía Pacificadora, instaladas en las favelas y morros bajo el pretexto del combate al narcotráfico), la de reprimir obreros en huelga, desalojar asentamientos populares como hicieron en Pinheirinho.

Lo que la historia nos enseña sobre la policía y las FFAA y cómo un poco de materialismo e historia vienen bien

Henrique Canary en el artículo ya citado muestra, usando un ejemplo de la revolución rusa, cómo las fuerzas armadas pueden ser quebradas y cómo esto es una necesidad para que los trabajadores tomen el poder. Hasta ahí, ninguna divergencia. El problema reside en que Trotsky es taxativo en diferenciar a las fuerzas armadas –incluso a los cosacos– de la policía.

“La policía es el enemigo cruel, implacable, odiado y odioso. Ganarlos está fuera de cuestión. Son brutalmente golpeados y muertos. Es distinto con los soldados, la multitud hace todo el esfuerzo para evitar confrontaciones hostiles con ellos” (História da Revolu˜ç˜ão Russa, tomo 1, capítulo 7, página 119, S˜ão Paulo: Sundermann, 2007).

Esta diferenciación tenía que ver con las contradicciones que se desarrollaban en el seno de las fuerzas armadas en medio de las privaciones de la guerra y cómo su conciencia se desarrollaba en base a las determinaciones de esta realidad y cómo eran reclutadas. La policía no sería otra cosa que una fuerza de mercenarios que viviría de reprimir. Y más, el propagandista del PSTU saltea el elemento central de lo que es narrado por Trotsky. Una acción independiente y decidida del proletariado quiebra, insubordina a sectores de las fuerzas armadas, las fuerzas armadas no se quiebra por sí mismas.

¿Qué tienen en común un joven obrero que se alista en una fuerza que cotidianamente reprime trabajadores y jóvenes, y un trabajador que es alistado para acuartelarse o quedarse en las fronteras del país? Ambos son parte de fuerzas represoras del Estado burgués. Pero su vida, lo que hacen cotidianamente, es radicalmente distinto, engendrando contradicciones distintas.

Tan es así, que a diferencia de Henrique Canary, que habla de las Fuerzas Armadas en general, la burguesía actúa distinto, no emplea su ejército, en general, para reprimir. Cuando sus tropas mercenarias ordinarias –la policía– no alcanzan, la burguesía utiliza tropas de élite y experimentadas: comenzando por las experimentadas contra los haitianos, la infantería de marina, los paracaidistas o la policía del ejército. Este materialismo de pensar los problemas fuerza a fuerza, batallón por batallón, pasa lejos del propagandista del PSTU pero es un legado de la tradición marxista y de la historia.

Policía militar o civil, una institución al servicio de la burguesía

El PCB clama por una reforma que haría del brazo armado de la burguesía un aparato de defensa de los intereses de los trabajadores. El PSOL llega más lejos y en cada discurso de sus parlamentarios afirma que se trata de una oportunidad para discutir qué tipo de “seguridad pública” se necesita. El Estado burgués y su seguridad están naturalizados. Esto va más lejos de donde llega el PSTU. Hay obvias diferencias entre estas organizaciones, sin embargo programáticamente todas se unifican en la defensa de otra policía bajo el capitalismo, bajo el Estado burgués.

A veces el PSOL y el PCB defienden una policía civil como respuesta, otras veces plantean sólo reformas de la existente, el PSTU por su lado, siempre propagandiza este programa. En su último volante dice “defendemos la unificación de la policía militar con la civil en una única policía, y que los comandantes y delegados sean elegidos por las comunidades y los barrios, con mandatos revocables por la población”. [3]
Con este programa, contribuyen por izquierda a la misma política que levantan diversos sectores de la burguesía, el de reformar a las fuerzas policiales para buscar legitimarlas.

Para nosotros los mercenarios defensores de la propiedad privada no son distintos porque operen bajo un estatuto y símbolos heredados de la dictadura militar o cuando son civiles.

Reafirmar la teoría y el programa marxista para recrear su práctica

Para el marxismo, la teoría es una guía para la acción. Desde las generalizaciones históricas sintetizadas en forma de teoría pensamos las experiencias nuevas y así nos orientamos en cómo actuar, con qué programa y tácticas. Luchamos por la disolución de la policía y luchamos por la autoorganización, en armas, de los trabajadores, para que hagan su propia seguridad y se eduquen y preparen para combatir por el desmantelamiento de las fuerzas del Estado burgués. La autodefensa de los trabajadores, junto a la lucha por el trabajo, la vivienda, por salud y educación dignas para todos es la base para acabar con la violencia, que es un producto del capitalismo y es administrada por su Estado tanto para generar ganancias como para justificar su represión.

Si este programa no es para la acción hoy, fruto de las condiciones subjetivas del proletariado, formar una vanguardia de jóvenes y trabajadores que comprenda este programa desde la historia y las contradicciones del mundo en que vivimos, es una necesidad prepararla para las grandes tareas históricas. No será confiando en una policía “democrática”, civil, comunitaria y varios otros programas para este Estado -heredados del PT que antes de ser gobierno defendía policías democráticas y comunitarias- como contribuiremos a que los trabajadores confíen en sus propias fuerzas. Si como marxistas comprendemos que la existencia determina la conciencia, la clase obrera y su vanguardia deben formarse en una “escuela” de desconfianza frente a todas las instituciones del Estado capitalista y de la burguesía, confiando en sus propias fuerzas y la preparación en la autodefensa y en el combate a las fuerzas represivas. Solo así nos estaremos aproximando, con tácticas correctas, a la estrategia revolucionaria, puesto que el Estado capitalista debe ser destruido y no reformado. Nuestra propaganda, agitación y organización, deben estar al servicio de esta estrategia.

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