Son más de 700 los muertos confirmados a semanas del derrumbe de un edificio con talleres textiles en Dacca, capital de Bangladesh, sur de Asia. Entre los escombros los cuerpos de mujeres y niños que trabajan en la industria textil se descubrieron junto a etiquetas de marcas como, Levis, Wal-Mart, Mango, Zara, Calvin Klein, etc.

Más de 1.000 vidas se cobró el trabajo en los talleres textiles en los últimos 6 años. Industria donde los trabajadores entregan más de 10 horas de producción en lugares precarios y por salarios de hambre. Y cuando intentan organizarse sindicalmente, el gobierno y los empresarios responden con persecuciones y un cuerpo de policía industrial para espiar a los activistas obreros.
 
Jh: Lo que pasó ahí es un reflejo de lo que puede pasar acá, ¿por qué no podría suceder? Las condiciones de trabajo son similares. Los talleres son muy cerrados, no entra aire para contrarrestar el polvillo y siempre tenemos el peligro de que se incendie como sucedió en 2006 con el taller Luis Viale donde también murieron niños. Tragedias que suceden porque los empresarios no hacen más que pensar en sus ganancias.

Ed: Acá pasa en talleres más chicos, pero pasa. También somos mayoría mujeres las que trabajamos en los talleres, algunas llevan sus hijos a los talleres, sufren, además, los abusos de los patrones, eso nunca sale a la luz.

Jh: Si los trabajadores no nos organizamos para defendernos va a seguir existiendo.

Hu: La mayoría de los que trabajamos en esas condiciones somos inmigrantes, obligados por las necesidades que tenemos cuando venimos para acá. No es fácil alquilar una pieza y conseguir trabajo, uno cruza la frontera pero sigue existiendo esa especie de muro. Las condiciones de los talleres hacen que no tengamos ni tiempo para socializar con otros trabajadores. Hay que romper el aislamiento.

Dan: No es solo acá ni en Bangladesh, pasa en todo el mundo. La industria textil tiene los salarios más bajos mientras los empresarios son multimillonarios. Los gobiernos y la burocracia sindical representan los intereses directos de los empresarios, obligándonos a dejar gran parte de nuestra vida en trabajos precarios.

Ed: Estamos en las máquinas durante horas para hacer ropa para las grandes marcas. Somos miles de trabajadores en diferentes talleres haciendo ropa que luego está en las vidrieras de los shoppings. Nunca podremos comprarla aunque sean nuestras manos las que lo hagan.

Hu: Lamentable la noticia, pero enseña que únicamente nosotros, como los trabajadores de Bangladesh, somos los que podemos luchar hasta el final por nuestros propios intereses, ¿quién sino?
 
Un número indeterminado de trabajadores textiles continúan sin aparecer, probablemente sus jóvenes cuerpos estén sepultados bajo las ruinas. La respuesta de los trabajadores no se hizo esperar. El pasado 1° de mayo los trabajadores bengalíes paralizaron la producción y enfrentaron a la policía exigiendo juicio y castigo a los responsables y mejores condiciones de trabajo. Hoy siguen en pie de lucha.
Más temprano que tarde empieza a despertar la rebelión obrera. ¡Solidaridad con nuestros hermanos de clase!
 
Costureras y costureros en el PTS