Los estudiantes secundarios han sido los grandes protagonistas en la lucha por una mejor educación en Chile. Durante mayo y junio, los llamados “pingüinos” (por sus uniformes azules) sacaron a la calle sus demandas, entre ellas la gratuidad del boleto estudiantil y la reforma de la pinochetista LOCE (Ley Orgánica Constitucional de Educación), que garantiza la “libertad de enseñanza” al empresariado del sector. La masividad de las protestas obligó a la presidenta Bachelet a crear el Consejo Asesor de Educación, órgano sin carácter resolutivo mediante el cual logró frenar las protestas. Sin embargo, un sector de vanguardia estudiantil conciente de este engaño volvió a las calles la semana pasada, exigiendo mayor celeridad en los cambios. El gobierno de la “socialista” Bachelet, de la mano de personajes macabros como Cristian Labbé – encargado de la seguridad de Pinochet mientras era agente de la policía secreta de la dictadura y actual alcalde de la comuna de Providencia – respondió con el violento de-salojo de las tomas con cerca de 100 detenidos, la represión a la tercera jornada de movilización con más de 300 detenidos, y durísimas sanciones disciplinarias como la no renovación de matrícula. A esta desmedida reacción, el vocero del gobierno e hijo del ex presidente Lagos, Ricardo Lagos Weber, consideró que se trata de una medida correcta, afirmando que “No me gusta aplicar sanciones, pero cuando llega un límite, hay que poner orden” (El Mercurio, 18/10/06). Aunque varias sanciones fueron retiradas por presentaciones del Colegio de Profesores y otros, esta semana comenzó con nuevas protestas de “pingüinos” contra las detenciones y sanciones que se siguen aplicando.