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MOVIMIENTO OBRERO

Apertura de los libros de contabilidad y reparto de las horas de trabajo

En todos los medios de comunicación se habla de la crisis automotriz, pero ¿cómo viene realmente la cosa? Primero hagamos números. En 2013, los trabajadores fabricaron cerca de un millón de unidades. Las patronales lograron ganancias enormes. Proyectan 700 mil unidades para 2014. Los empresarios exageran para naturalizar que estamos en una situación sin salida. Es un gran chantaje contra los trabajadores.

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15 de mayo 2014

En todos los medios de comunicación se habla de la crisis automotriz, pero ¿cómo viene realmente la cosa? Primero hagamos números. En 2013, los trabajadores fabricaron cerca de un millón de unidades. Las patronales lograron ganancias enormes. Proyectan 700 mil unidades para 2014. Los empresarios exageran para naturalizar que estamos en una situación sin salida. Es un gran chantaje contra los trabajadores.

Lo primero que hay que exigir es la apertura de los libros contables para ver los balances de cada empresa. Cuando tuvieron ganancias extraordinarias lo hicieron en base a llevar al máximo las líneas de producción, aumentando la intensidad del trabajo y exprimiendo las fuerzas de los trabajadores.

Además hay que exigir el reparto de las horas de trabajo entre todos los trabajadores sin disminución del salario. La burocracia sindical de Buenos Aires y Córdoba plantea que no se puede hacer nada. Pignanelli llegó a decir que hacer paro “beneficia a las patronales”. Es una canallada. Como mínimo se podría llamar a movilizaciones para empezar a tensar las fuerzas de los trabajadores que, con sano instinto, saben que detrás de las suspensiones están los despidos.

No es la primera vez que patronales y burocracia organizan listas negras de “suspendidos” para luego despedir a activistas y delegados opositores. Es el caso en Gestamp y ya ocurrió en Iveco en 2009. En aquella lucha se resolvió en asamblea “que se repartieran las suspensiones, que rotemos todos para que no despidan a nadie”. Incluso esta medida mínima, surgida desde los propios compañeros para mantenerse unidos y evitar que haya compañeros suspendidos “para siempre”, fue rechazada por el sindicato y la empresa. Muchos compañeros vieron que los suspendidos eran parte de una “lista negra” para dejar afuera a los activistas.

Hay que rechazar el chantaje y defender a los compañeros activistas y los delegados que realizan y promueven las asambleas, que pelean contra los planes empresariales. Hay que ganar la conciencia de más compañeros, contra los somníferos que tira la burocracia. Hay que multiplicar las voces en cada fábrica que planteen la apertura de los libros contables y el reparto de las horas de trabajo sin disminución salarial. El sustento de muchas familias depende de que más compañeros hagan suyas estas herramientas en la pelea activa contra las suspensiones y despidos.

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