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MAR DEL PLATA (Nota exclusiva en internet)

¿Anarco- Capitalismo?

La noticia de que el recalcitrante estereotipo de la decadente y parasitaria burguesía argentina, llega este verano a agregar su miserable “obra teatral” al circo comercial marplatense, es un hecho por demás repudiable en sí mismo, pero además tiene como agravante el hecho de que Fort llega, con su obra “teatral", que cínicamente ha dado en llamar “Fortuna: una historia de vida”, nada más y nada menos que al Teatro Diagonal.
Este histórico teatro, propiedad de la Biblioteca Juventud Moderna, cuenta con una larga trayectoria al servicio de las luchas sociales e ideas clasistas y que hoy es regenteado o es “propiedad” de un grupo que se autodenomina anarquista y por el nefasto Partido Socialista .

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7 de enero 2010

Algunas reflexiones sobre el desembarco de Ricardo Fort en el Teatro Diagonal y la bancarrota política del anarquismo local

La gran claudicación: “Fort Theatre”

La noticia de que el recalcitrante estereotipo de la decadente y parasitaria burguesía argentina, llega este verano a agregar su miserable “obra teatral” al circo comercial marplatense, es un hecho por demás repudiable en sí mismo, pero además tiene como agravante el hecho de que Fort llega, con su obra “teatral", que cínicamente ha dado en llamar “Fortuna: una historia de vida”, nada más y nada menos que al Teatro Diagonal.
Este histórico teatro, propiedad de la Biblioteca Juventud Moderna, cuenta con una larga trayectoria al servicio de las luchas sociales e ideas clasistas y que hoy es regenteado o es “propiedad” de un grupo que se autodenomina anarquista y por el nefasto Partido Socialista .

El Teatro Diagonal, supo ser un espacio fundado por trabajadores allá a inicios del siglo XX, una trinchera donde los obreros marplatenses ejercían una resistencia política y cultural frente al capitalismo. Con el poder del capital y con la misma impunidad que adquirió una playa, en la cual ejerce el “derecho de admisión” bautizada “Fort Beach”, alquila un teatro que tiene una larguísima tradición obrera.

Cinco cifras de chocodólares pueden comprar algunos “principios” libertarios

Tan repudiable como el mismo Fort, es la actitud de las “autoridades” de la Biblioteca Juventud Moderna, quienes utilizando el argumento de la necesidad económica justifican el alquiler del teatro a este excéntrico burgués noventista. Un dirigente de la Biblioteca reconoció a un medio local: “la realidad se terminó imponiendo desde la frialdad de los números”.

Los “dirigentes anarquistas” de la biblioteca tomaron la decisión de alquilarle el teatro a Fort de forma totalmente burocrática, tirando por la borda toda una historia de lucha y resistencia de la clase obrera marplatense, tentados por la importante suma abonada por el rey de los “chocodólares”. Vendieron sus principios, con la insostenible excusa de que sin alquilarle a Fort “el teatro se viene abajo”, e incluso responsabilizaron de su claudicación política a todos aquellos que no se asociaron a la Biblioteca, argumentando que si la misma hubiese incrementado su número de socios no sería necesaria dicha traición a sus principios libertarios.
La claudicación fue doble, ya que no sólo los dirigentes anarquistas de la biblioteca vieron como se derretían sus “principios” frente a los chocodólares, sino que también cedieron ante la presión política que el mismo gobernador Daniel Scioli ejerció para que se le consiga una sala a Fort, ya que muchas salas comerciales de la ciudad no le abrían las puertas al empresario chocolatero.

Contrarían al extremo los principios de la tradición que reivindican: la tradición anarquista, una tradición de luchadores, que más allá de las diferencias que tenemos con su estrategia revolucionaria, incluyó a muchos militantes honestos que dieron la vida en pos de derrotar al capitalismo y construir una sociedad sin explotación, sin opresión, sin clases sociales.
¿Qué pensarían los “mártires de Chicago”, los Malatesta, los Severino Di Giovanni, los héroes de la Semana Trágica , los héroes de la Patagonia rebelde, los Buenaventura Durruti y tantos otros luchadores obreros anarquistas, si vieran como sus “herederos” anarquistas le abren las puertas de un teatro popular a Ricardo Fort?

Más allá de las diferencias que tenemos con el anarquismo, creemos que todas estas personalidades anarquistas repudiarían con toda la bronca del mundo el pisoteo de los más elementales principios de clase, de no ceder al enemigo patronal, ni muchos menos hacer negocios con él. En este tipo de prácticas políticas se demuestra la impotencia del anarquismo de hoy día, ya que la falta de perspectivas estratégicas para acabar con el poder del capital y del estado burgués, termina adaptándolos dentro del sistema cediendo, pactando y haciendo negocios con la burguesía y el estado capitalista.

La incomprensión de los anarquistas, de que todo estado, es ante todo, un estado de clase, a través del cual la clase dominante ejerce de modo represivo su dominación, y el planteo de la abolición de todo estado una vez producida la revolución social, terminan siendo ideas funcionales a la burguesía, ya que le permiten la restauración del poder burgués a través de una contrarrevolución (esto se vio en la derrota de la revolución española a fines de la década del 30´ a manos del franquismo, donde incluso dirigentes anarquistas fueron ministros del gobierno burgués del Frente Popular con otros partidos burgueses y con el PC stalinista). La negación del rol de un partido revolucionario proletario, como organizador de la clase obrera para la toma del poder, es una idea tan reaccionaria como la anterior, ya que las revoluciones sociales no son actos puramente espontáneos de las masas. Negarse a organizar un partido revolucionario proletario e internacionalista equivale a favorecer la sobrevida de un sistema social decadente y caduco como el capitalismo, que en su etapa imperialista solo puede traer mayores penurias y privaciones a las grandes masas a través de guerras, crisis, hambrunas y epidemias. La ideología anarquista en el siglo XXI ha quedado reducida a pequeños grupos de rebeldes “antisistema”, que pretender vivir a la sombra del sistema, pero que al no plantearse seriamente la destrucción del poder burgués y la construcción de un estado obrero de transición al socialismo, terminan adaptándose por completo al sistema, manteniendo posiciones políticas totalmente reaccionarias al continuar negando la necesidad de que los trabajadores formen su propio partido revolucionario para derrotar a la burguesía y poner la economía democráticamente, para ponerla al servicio de las necesidades de los explotados y oprimidos.

“Jack el explotador” o de cómo Willy Wonka amasó su fortuna

Las malas condiciones de trabajo, la precarización, los extenuantes ritmos de producción, en fin, la dictadura del capital en su fábrica de chocolates que padecen los trabajadores, contrastan con la ostentación del lujo y el “glamour” que ostenta Ricardo frente a millones de televidentes en el programa del fascista Marcelo Tinelli.

Mientras sus obreros deben trabajar agotadoras jornadas de más de 12 horas padeciendo mutilaciones en sus dedos, lumbalgias, dolores en la espalda y demás enfermedades, Ricardo se jacta de los más de 70 pares de botas de más de 2500 dólares cada una, de su rólex de oro comprado en Las Vegas y de su Rolls Royce blindado.

La dictadura en la fábrica de los Fort es tal, que las obreras además de sufrir acosos permanentes por parte de capataces y supervisores, deben ocultar sus embarazos para evitar ser despedidas, y finalmente cuando ya no pueden hacerlo son arrojadas a la calle por los empleados de seguridad.

No nos alcanzaría el espacio para describir la calaña de este nefasto personaje de la burguesía argentina, que se ha transformado de la mano de Tinelli en un millonario ostentoso y mediático. Basta decir que un obrero de su fábrica debe trabajar durante tres años para poder ganar lo que él dilapida en una noche.

Un gran partido revolucionario para acabar con Fort y todos los explotadores

Los marxistas revolucionarios compartimos los mismos objetivos que los anarquistas consecuentes, ambos luchamos por una sociedad sin explotación ni opresión, una sociedad sin clases. Pero creemos que para lograr estos objetivos es necesario construir un partido revolucionario que se plantee la toma del poder e iniciar la transición al socialismo, donde los trabajadores y demás sectores populares se autoorganicen para derrotar a las clases explotadoras que luchan por todos los medios para restaurar sus privilegios. Para lograr estos objetivos es necesario un partido revolucionario basado en el centralismo democrático, que conduzca a los trabajadores y a las grandes masas de oprimidos hacia la toma del poder, para aplastar los residuos de la contrarrevolución, e iniciar la transición hacia la disolución de las clases sociales y del estado. Para ello es imprescindible la extensión de la revolución obrera y socialista a nivel mundial, para lograr acabar de una vez por todas con la explotación del hombre por el hombre y donde el libre desarrollo de cada individuo contribuya al libre desarrollo de la humanidad.

Desde el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) ya hemos realizado numerosos llamados a la izquierda obrera y socialista y a los luchadores clasistas a la conformación de un gran partido revolucionario que agrupe a miles de trabajadores, estudiantes e intelectuales revolucionarios. No hemos tenido respuesta alguna por el momento, pero no vamos a dejar de insistir, ya que es una necesidad histórica en este momento de crisis política de los partidos burgueses y de desprestigio de la burocracia sindical. Es hora de que nos pongamos a la altura de las circunstancias y demos pasos adelante en este sentido, por eso llamamos desde el PTS a todos los compañeros y compañeras que coincidan en esta necesidad a comenzar a discutir las bases de un gran partido revolucionario obrero e internacionalista en la Argentina.

Mientras el Diagonal le abre las puertas a Fort, desde el PTS abrimos “La Comuna” a los trabajadores, el pueblo pobre y los oprimidos

Las puertas de la “Casa Socialista La Comuna ” están abiertas, no a los Ricardo Fort y demás parásitos de su clase, sino a todos los compañeros y compañeras honestos: trabajadores y trabajadoras, estudiantes, a la juventud trabajadora y a los artistas independientes, para iniciar éstas y otras discusiones. “La Comuna” apunta no sólo para ser un espacio de resistencia política y cultural, sino también un lugar desde el cual desarrollar el clasismo entre los trabajadores y los estudiantes, para difundir las ideas del marxismo y fundamentalmente para construir un partido revolucionario, que es el único medio que tenemos los explotados y los oprimidos para vencer a nuestros verdugos y terminar definitivamente con el capitalismo sustituyéndolo por un sistema social verdaderamente humano: el socialismo.

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