logo PTS

Internacional

¿QUE ILUMINARÁN?

Alemania: el caso de los autos antorchas

Los autos de alta gama arden mejor que los económicos? Nadie lo sabe, pero la escena se repitió una y otra vez en Charlottenburg, una área residencial.

Lucho Aguilar

25 de agosto 2011

La cara del burgués está totalmente iluminada. Una lágrima recorre su mejilla. A sus espaldas se levanta el Palacio de la dinastía Hohenzollern, pero delante no toca la orquesta de Berlín, como tantas otras veces. Lo que le ilumina la cara y desata la lágrima es su BMW coupé. Como decenas de vehículos de lujo, este fin de semana se ha convertido en un auto antorcha.

¿Los autos de alta gama arden mejor que los económicos? Nadie lo sabe, pero la escena se repitió una y otra vez en Charlottenburg, una área residencial que aloja a familias ricas y clases medias acomodadas en Berlín Oeste. Van 350 en los últimos meses.

Las dos Alemania

Angela Merkel no para de mirar los números de la bolsa de Frankfurt y los balances de la economía. Sólo cambia de tema por un momento, para referirse al caso de los autos antorcha. “Estamos seriamente preocupados, pero no creemos que los actos de vandalismo terminen como en el Reino Unido”.

La burguesía alemana, mascarón de proa del imperialismo europeo, quiere evitar que las chispas que encendió la crisis económica europea tengan su versión local. Los trabajadores griegos, los riots ingleses y los indignados españoles son un peligroso antecedente, cuando todavía en Alemania no se han desatado grandes protestas. Por eso algunos piensan que la dura reacción del gobierno tiene un carácter preventivo: tras los primeros autos antorchas se multiplicaron los patrullajes nocturnos, los controles sobre grupos de jóvenes y decenas de helicópteros vuelan sobre la noche de Berlín.

Los BMW que arden en los barrios chetos de Berlín hoy se hacen por millones: las automotrices anunciaron producción récord para 2011. Pero los salarios de los 750 mil obreros mecánicos alemanes están congelados desde 2008: “hay que hacer un sacrificio por la crisis que vive el mundo”, dijeron empresarios y dirigentes sindicales. En la última década, los salarios reales de esos mismos obreros bajaron un 10%, y la productividad horaria aumentó el mismo porcentaje. La industria alemana batirá otro récord este año: la mayor cantidad histórica de trabajadores temporales. Cobran la mitad de sus compañeros permanentes.

Peor están los siete millones de alemanes, entre ellos tres millones de desempleados, que viven con subsidios de 350 euros. Lo mismo que vale una cubierta de los autos antorcha.

Imposible educarlos

Hace unos años, se hizo conocida una película alemana titulada ‘Los edukadores’, que retrataba a un grupo de jóvenes anti-capitalistas. Animados por la situación de una trabajadora precarizada, que laburaba todo el día para pagarle a un burgués el auto que le había chocado, entraban a las casas de los ricos mientras estos disfrutaban sus fines de semana de campo. Las ponían patas para arriba, y escribían las paredes: “Los años de abundancia han pasado”.

Para muchos el film era una inspiración a la rebeldía ante la pasividad de la juventud alemana. Para otros se agotaba en la inocencia de querer “educar” a la burguesía más sanguinaria de todos los tiempos, la que había aplastado a su propia clase obrera para después conducir a toda la humanidad a la Segunda Guerra Mundial.

Combustible

A diferencia de los ataques que contaba aquella película, los que prenden los Audi y los BMW no dejan firma. La paranoia de la burguesía alemana sospecha de jóvenes anarquistas o de la extrema izquierda; para otros se trata de jóvenes desempleados de los suburbios. En todo caso, temen que sean un mensaje inequívoco del desprecio – todavía desesperado y desorganizado – de sectores juveniles que no creen en el “milagro” alemán.

¿Qué iluminarán los autos antorcha? Sin duda esas acciones, si se quedan en los símbolos y no logran cuestionar el poder de los capitalistas en las fábricas automotrices de donde salen los autos antorcha, no podrán terminar poner Alemania patas para arriba.

Sin la poderosa clase obrera alemana imposible terminar con “los días de abundancia” para pocos. Es cierto. Pero quizás sean parte del combustible que necesita cualquier rebelión: el odio de clase contra los ricos y sus símbolos de status.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: