Los ajeros me vinieron a ver en Mendoza. Hasta hay mujeres embarazadas juntando el ajo. La situación de estos trabajadores es grave: le pagan lo que quieren los latifundios, están casi todos en negro, y no les han pagado la jubilación aunque se la descontaban. Por eso ellos hicieron una huelga, y les echaron a los huelguistas. Entonces hicieron una manifestación ante Campo Grande, del empresario Sánchez, y una fiscal de apellido Alegre ordenó desalojar la entrada y terminar con la manifestación. La peonada quedó impidiendo la salida de camiones, los mandaron a reprimir y los cagaron a palos. Y este delegado, Juan Carlos Erazo, ahora falleció.

A partir de esta actitud de la justicia mendocina, mucha gente se tuvo que meter a laburar de nuevo, para comer. Pero los que estaban cesantes todavía están cesantes. Por eso el sábado escribí otra nota sobre el muchacho que mataron a palos, y nadie dice nada. Si hubiera muerto un General o un diputado la indignación sería tremenda, pero como es un delegado de los recogedores de ajo...

Las condiciones de trabajo siguen. Lo peor de todo es que una gran cantidad de los trabajadores rurales está en negro, entonces no cobran jubilación, ni los patrones pagan impuestos. Además se los echa cuando les da la gana. No se sabe qué hacen los inspectores, cuando ven a los trabajadores en la recolección. Está como antes, eso no se ha modificado en nada. Esa es una de las cosas por las que hay que luchar.