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Agrest: escrache a la persecución sindical

El dia de la mujer trabajadora llegó a Brukman una compañera que, siendo delegada gremial en la textil Agrest (una de las textiles más grandes de Capital, con 250 costureros), acababa de ser suspendida por la empresa. Entonces empezamos a discutir en la fábrica: había que hacer algo.

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11 de marzo 2010

por Celia Martinez y Yuri Fernandez, obreros de Brukman

El dia de la mujer trabajadora llegó a Brukman una compañera que, siendo delegada gremial en la textil Agrest (una de las textiles más grandes de Capital, con 250 costureros), acababa de ser suspendida por la empresa. Entonces empezamos a discutir en la fábrica: había que hacer algo.

El día martes, a las 5:50, más de 20 compañeras de Brukman caminamos las pocas cuadras que nos separan de Agrest. Allí desplegamos nuestra bandera. Estaban los compañeros de la Asamblea de La Alameda y otros trabajadores. Todos nos sumamos a escrachar la actitud de Luis Agrest, que suspendió a Teresa por protestar junto a sus compañeros contra los distintos atropellos y reclamar los puntos que exigían en un petitorio: “Abonar la deuda de las vacaciones de enero 2009; pagar nuestro salario con los recibos en el acto; abonar las horas extras y los sábados; que cese el maltrato, la persecución sindical y las presiones; otorgar barbijos y protectores para los oídos”, entre otros temas.

La actividad fue importante para los compañeros de Agrest y para los trabajadores de Brukman que nos sumamos al apoyo incondicionalmente. Así, la delegada pudo volver a entrar a la empresa, aunque ahora los dueños amenazan con quitarle los fueros, y postergan la respuesta a los trabajadores.

Por otro lado denunciamos la actitud de la burocracia sindical del SOIVA (Sindicato de Obreros de la Industria del Vestido), que hace la vista gorda a todos estos atropellos, que protege la ganancia de los patrones y no a los trabajadores.

Como denunciaban los trabajadores de Agrest en su volante: “Nuestra situación empeora día tras día debido a nuestros miserables sueldos promedio de $ 1500. En la revista Apertura, las patronales textiles cuentan cómo ganaron en el 2009 más de 6.000 millones de dólares. Agrest no es la excepción. Imagínense si le hacemos un escrache a Giesso, a Christian Dior, denunciando los atropellos, los pésimos salarios, las malas condiciones de higiene y seguridad. ¿No cambiaría nuestra situación?”.

Este ha sido un importante paso, pero los empresarios quieren seguir ganando a costa nuestra. Hay que seguir peleando para enfrentar la gran precarización que existe en el rubro textil (sobre todo en los talleres), contra el trabajo en negro y el aumento de las enfermedades, los bajos salarios y en defensa de todos nuestros derechos.

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