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Abajo el techo salarial de Kirchner, Yasky y Moyano

Abajo el techo salarial de Kirchner, Yasky y Moyano

Hugo Moyano acordó con las cámaras patronales y el presidente Kirchner un techo salarial en torno al 16,5%. Si bien de la reunión participaron 6 gremios (UPCN, UOCRA, camioneros, textiles, encargados de edificios y taxistas), el acuerdo busca determinar las negociaciones de millones de trabajadores imponiendo de antemano un techo salarial.

Lucho Aguilar

26 de abril 2007

Hugo Moyano acordó con las cámaras patronales y el presidente Kirchner un techo salarial en torno al 16,5%. Si bien de la reunión participaron 6 gremios (UPCN, UOCRA, camioneros, textiles, encargados de edificios y taxistas), el acuerdo busca determinar las negociaciones de millones de trabajadores imponiendo de antemano un techo salarial. Por lo pronto, la UOM –mientras sigue alardeando que no se baja del 20%– acaba de acordar con 5 cámaras empresarias que el aumento para lo que resta de 2007 es del 16% escalonado, y con un ajuste a abril de 2008 de 3% más.
Tal como plantean algunos analistas, uno de los principales objetivos del pacto "es encapsular conflictos como el de los docentes y el de filiales de gremios en manos de partidos de izquierda, para que queden aislados y con el tiempo vayan perdiendo fuerza"1.
No es alocada la preocupación del gobierno y la burocracia. El acuerdo Filmus-Yasky no cerró "por abajo", y los docentes de 14 provincias salieron al paro, medidas que en el caso de Neuquén y Santa Cruz derivaron en crisis políticas que aún siguen abiertas. En un año electoral, el temor a que la lucha de clases sacuda los planes oficialistas obliga al gobierno a limar asperezas entre la burocracia y los patrones y clausurar cuanto antes las discusiones. Basta comparar la minoritaria movida de la CGT para sacarse con Kirchner la ‘foto del techo’ con la masiva movilización de repudio del 9 de abril (que incluyó acciones de solidaridad en empresas y fábricas) para entender la dinámica de la situación. Si agregamos las declaraciones de algunos ‘gordos’ (como el gastronómico Barrionuevo y el lucifuercista Lescano), exigiendo mayores aumentos, se comprende el apuro del gobierno y la CGT. Mientras Moyano insta a los gremialistas a quedarse "en el molde" el mismo Ministerio de Trabajo decreta conciliaciones obligatorias ante la convocatoria o la simple amenaza de medidas de fuerza –en el caso de sindicatos que inicien paritarias con pedidos de aumentos salariales más altos que el techo.

Empresarios más ricos, trabajadores más pobres

Si, como se dijo desde la CGT, "la inflación va a ser este año de un 20%", entonces el acuerdo del 16% es ‘a la baja’. Alcanza sólo con ver algunos números: el promedio de los salarios en blanco está hoy en $1.100 y los precarizados no llegan a $400. El 60% de los trabajadores ocupados no cubre la canasta de pobreza. Recordemos además que el salario actual está un 10% por debajo del poder de compra previo al comienzo de la crisis en 2001.
Otro de los objetivos del pacto Kirchner-Moyano es lograr el achatamiento de la escala salarial, donde el sueldo de bolsillo agrega cada vez más sumas en negro y adicionales pero el básico de convenio se mueve poco, cuestión que sucede en la industria pero también entre los estatales y docentes.
Mientras tanto, durante 2006 las 87 empresas que cotizan en bolsa se llevaron 12 mil millones de pesos en ganancias. El aumento de la rentabilidad empresaria desde 2001 es del 26%, mientras que el salario obrero, en el mismo período, cayó un 20% en promedio. Así, la caída del salario relativo (que surge de relacionar el salario obrero con las ganancias patronales) es una de las marcas más brutales del actual esquema económico. A modo de ejemplo: los bancos ganaron un 250% más en 2006, pero la Asociación Bancaria arregló por un 14% de aumento. Las textiles aumentaron un 382% sus ganancias, pero la Asociación Obrera Textil acordó un 16,5%.

Apoyar a los que luchan

Aún quedan por definirse algunas paritarias ‘conflictivas’. Tal es el caso de los ferroviarios, subterráneos y telefónicos, donde la izquierda y sectores opositores a las conducciones burocráticas han logrado cierto peso. En los últimos años la acción directa y la unidad de las filas obreras fue la clave para torcerles el brazo a estas privatizadas, conseguir aumentos salariales importantes y el pase a planta de cientos de contratados y tercerizados (como en el Roca y Subte).
Hay que apoyar a los que luchan para romper el techo salarial de Kirchner y la CGT. Por ejemplo, los obreros de Fate, que vienen realizando paros y asambleas por $2.400 al básico. Lo mismo en la textil Mafissa, donde se pide el mismo aumento con movilizaciones y trabajo a reglamento.
Las luchas docentes en diversas provincias son, como venimos reflejando, las de mayor repercusión y profundidad, al punto de que hacen temblar a dos gobernadores. Este panorama es el que quieren alejar de la vista las patronales y sus aliados. Es también una oportunidad para marcar un camino de lucha contra el techo salarial del gobierno y la burocracia.
Lo que perdimos en estos años no lo vamos a recuperar sin luchar. Hay que seguir el ejemplo de los trabajadores que se reúnen en asambleas para elegir delegados con mandato. Organizarse para luchar por un aumento equivalente a la canasta familiar y mejores condiciones de trabajo. Para unir las filas obreras, incorporando a los contratados y tercerizados al convenio de cada gremio, y controlar los ritmos y condiciones laborales.
No se puede esperar nada de estos dirigentes. Hay que hacer un polo antiburocrático de los sindicatos combativos, los delegados de base, el activismo, la oposición antiburocrática y la izquierda para rodear de solidaridad a los que luchan y enfrentar la política del gobierno al servicio de los grandes empresarios.

1 Clarín, 21/04.

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