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Cultura

A propósito del estreno del film ‘Corazón de Fábrica’

Inmediatamente después del estreno de ‘Corazón de Fábrica’, sus realizadores se vieron forzados a reconocer el carácter ‘polémico’ de la obra. Así, el ‘slogan’ -que no estaba previsto en la publicidad anterior al estreno- resultó del descontento por parte de obreros, obreras y dirigentes de Zanon ante el retrato que Virna Molina y Ernesto Ardito ofrecen de la gesta ceramista, evidenciando el divorcio entre los objetivos de los realizadores y las necesidades de la gestión obrera.

24 de abril 2008

Inmediatamente después del estreno de ‘Corazón de Fábrica’, sus realizadores se vieron forzados a reconocer el carácter ‘polémico’ de la obra. Así, el ‘slogan’ -que no estaba previsto en la publicidad anterior al estreno- resultó del descontento por parte de obreros, obreras y dirigentes de Zanon ante el retrato que Virna Molina y Ernesto Ardito ofrecen de la gesta ceramista, evidenciando el divorcio entre los objetivos de los realizadores y las necesidades de la gestión obrera.

Aunque los autores se jacten de no hablar de la expropiación de Zanon (en pos de no levantar banderas ni decir qué hacer), lo cierto es que su ‘mirada crítica’ obedece a una concepción diferente sobre las perspectivas de la Gestión Obrera, que pone el eje en la organización interna de la producción, relegando tanto las peleas políticas dadas por la Comisión Interna y el Sindicato Ceramista, como el amplio trabajo desarrollado entre la comunidad para lograr la amplia base social que sustenta a la Gestión Obrera.

Si bien los cineastas tomaron contacto con la experiencia de Zanon ya muy avanzado el proceso, tras cuatro años de trabajo hay que concederles que se hayan interiorizado en el mismo con alguna profundidad, lo que resulta un agravante a la hora de explicar la tergiversación grosera de distintos momentos de la lucha, así como la omisión de hitos claves en la gesta ceramista. Así, la película lejos de ser fiel a la lucha que paralelamente se dio en el terreno de la organización de la producción y la pelea permanente por constituir una trinchera al servicio de la coordinación obrera a nivel nacional, quedan diluidos aspectos como la recuperación del sindicato con sus respectivas comisiones internas; los ataques patronales en cada una de ellas, llegando en los casos de Cerámica Stefani de Cutral Co y Del Valle, a realizar hitos propios; la conformación de la Coordinadora del Alto Valle; el periódico Nuestra Lucha; los estatutos del SOECN; la relación con las organizaciones de desocupados; las donaciones que marcan el sentido social que pretenden para lo que la fábrica produce; el pacto soldado con la UNCo; con los artistas; la relación con madres de Plaza de Mayo (que posibilitó la venta de la producción); la relación fraternal y desde la clase hacia los pueblos originarios; la política nacional frente a distintas instancias de coordinación obrera; en fin, una política no corporativa, hegemónica, que aportó a forjar trazos de una nueva subjetividad obrera. Lamentablemente, la única imagen al respecto es la pelea (intencionadamente confusa) entre dirigentes ceramistas y docentes.

Los realizadores se arrogan el rol de destructores de un supuesto ‘mito de Zanon’. Aunque no lo precisan, este rol supondría la idea de que con humanizar el relato, se crea una condición suficiente que sienta las bases para la propagación de experiencias similares. Lo cierto es que recrean una mitología nueva, basada en el protagonismo absoluto de algunas figuras dirigentes (rayando el culto a la personalidad, ‘casualmente’ la mayoría de las autoridades actuales), quedando opacada una gran serie de protagonistas claves, sin los cuales no se explica cómo fue posible llegar hasta el presente de la Gestión Obrera. Las valerosas integrantes de la Comisión de Mujeres, con toda la importancia que tuvieron en las distintas etapas de la lucha, quedan reducidas a ‘la esposa de…’, ‘la madre de…’, y las obreras de la fábrica humilladas doblemente entre un ‘no ser escuchadas’ por una asamblea y ser ‘defendidas por el hombre dirigente’. Es una falta de respeto innecesaria, tanto hacia las compañeras como hacia la Gestión Obrera.

Tanto la negación de la izquierda partidaria existente desde los inicios del conflicto (que marcó a fuego el destino de Zanon), como la omisión de gran cantidad de obreros activos, transformados en militantes de la Gestión Obrera y que fueron haciendo un engranaje de los distintos sectores, convirtiéndolos en órganos propios de la organización de la producción, de compras, de ventas, de mantenimiento, de coordinación interna de las tareas, tiene que ver con el viraje que los realizadores efectuaron en la última fase de realización del film. Bajo la falsa idea de que cualquier trabajador, en cualquier fábrica, viendo Corazón de Fábrica puede repetir la experiencia, deja sin responder el problema de la dirección política, tomando como punto culmine de la conciencia de los trabajadores el hecho de producir sin patrones, y no la idea propagada por los ceramistas de que con una fábrica no alcanza, ni con dos, ni con varias, sino que se trata de que la clase obrera juegue un rol dirigente en todos los ámbitos de la sociedad.

Como dicen en sus Estatutos: “El SOECN libra una lucha consecuente por los legítimos intereses de la clase trabajadora y en alianza con los sectores populares, buscando elevar la conciencia de clase de los trabajadores y lograr una sociedad sin explotadores ni explotados”.

Prensa

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