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Nacionales

Segunda reunión en La Matanza el 4 de setiembre

A dónde va la Asamblea Piquetera

23 de agosto 2001

En defensa de los cortes de ruta

Cuando el gobierno perfecciona sus ataques, no se puede atrofiar las herramientas de lucha de los trabajadores. Los cortes de ruta son un eficaz método inaugurado por los desempleados desde el Cutralcazo del 97 que no puede ser "expropiado", cambiando su contenido esencial. Impedidos de paralizar la producción capitalista desde adentro, mediante la huelga, con el corte de ruta los desocupados detienen parcialmente el sistema de distribución y transporte. Impedidos de apelar a la toma de fábrica para defender puestos de trabajo y mostrar poder ante la patronal y el estado en las propias unidades de producción, los cortes de ruta muestran el poder territorial de un gran sector de la clase obrera que ha sido expulsada de las empresas. Tan eficaz resultó el corte de ruta que fue apropiado por sectores avanzados de los obreros ocupados, como los choferes de la Internacional que bloquearon la Terminal Retiro o en la huelga de 34 días de Zanón que cortaron el puente Neuquén-Cipolletti, por estatales como en Corrientes, y hasta por chacareros pobres del interior del país. Incluso es un método que se extiende internacionalmente: especialmente en Latinoamérica los "bloqueos de carreteras" son utilizados por los campesinos en Bolivia o Colombia. Esta gran creación del sector más combativo que ha dado la clase trabajadora hasta hoy está siendo atacada desde dos flancos. Desde el Estado se la penaliza, pero al mismo tiempo se la intenta domesticar, dejando "caminos alternativos". Son cientos los compañeros procesados en todo el país por cortar rutas, y por hacerlo la gendarmería nacional reprimió una y otra vez en Cutral Có, Corrientes, Salta provocando muertos piqueterosxx. Los compañeros de Tratagal, Barraza, Gil y Raineri, recientemente liberados sin embargo siguen procesados por "corte de ruta", donde se bloquearon los "caminos alternativos". Defender los cortes de ruta tal como lo ha utilizado el movimiento piquetero, tiene vital importancia para defender ante el Estado y la justicia de los ricos a los miles de compañeros procesados en todo el país por utilizar este legítimo método. Reivindicar los cortes de ruta equivale hoy a la defensa que el movimiento obrero hizo en sus inicio del derecho de huelga, o aún en la actualidad cuando estas intentan ser reglamentadas por los ministerios de trabajo. Dejar "caminos alternativos" en los cortes equivale a aceptar los "diagramas de emergencia" que la patronal, por ejemplo, del transporte intenta imponer ante las huelgas ferroviarias o de los choferes, como forma de quitarles fuerza a las medidas. Y además mediante una "orden" que provino de arriba, sin que se resolviera mediante ninguna votación democrática, ni en la Asamblea Nacional ni en los propios cortes. El colmo fue la condena de los dirigentes de la Asamblea Nacional, en especial de Luis D´Elia, a las organizaciones que, como el MTR, no acataban plenamente las órdenes que, por otra parte, nadie había votado.
La firme decisión del gobierno y la ministra Bullrich, en el marco del redoblado plan de ajuste exigido por EE.UU. y el FMI, es de recortar aún más los planes de empleo, proscribir a sus organizaciones combativas y perseguir y encarcelar a dirigentes y luchadores piqueteros. En este marco, el método del corte de ruta cobrará nuevamente toda su vitalidad. Llamamos a la segunda Asamblea Nacional a defenderlos y organizarlos masivamente en todo el país.

Ganar a las clases medias pobres

Luis D´Elia argumentó que la "nueva modalidad" de los cortes tiene el objetivo de ganar a sectores medios de la población que, en otro caso, hubieran apoyado el desalojo de las rutas por las fuerzas de represión. ¿Esto significa que si se cumplían los "50 cortes de ruta en las principales ciudades del país" como se votó en La Matanza, por propuesta de la propia dirección, serían derrotados por la represión? La conducción piquetera pone al movimiento ante una trampa.
Desde La Verdad Obrera hemos insistido en que las huelgas sin piquetes suelen resultar inofensivas, pero que los piquetes sin huelga, como cortes de ruta aislados, pueden exponerse a la represión. Pero la salida no es retroceder para atraer a las clases medias. Incluso D´Elia amagó con llamar a "cacerolazos" y "apagones" de 15 minutos, que no prosperaron pero recordaron a las medidas por el estilo que lanzó el Frepaso de Chacho Alvarez y Meijide a fines del menemismo. Los sectores medios empobrecidos seguirán a los trabajadores si ven en ellos una conducción firme y no vueltas descoloridas a un pasado que resultó una trampa para sus expectativas. El pequeño comerciante arruinado por la gran propiedad concentrada de los hipermercadistas o el chacarero pobre esquilmado por los créditos usurarios de los Escasany, apoyará a la clase trabajadora si esta demuestra voluntad de lucha ante el poder del gran capital que lo oprime y explota también a él. Por el contrario, las dubitativas y oscilantes capas medias no encontrarán seguridad para sus reclamos en los piquetes si estos retroceden a la primera amenaza de los banqueros y sus voceros gubernamentales. Si los trabajadores no le muestran un orden nuevo, se inclinarán, tarde o temprano, ante "la ley y el orden" reaccionario por la que clama la oligarquía de la Sociedad Rural.
El ejemplo a seguir, y profundizar, fue la gran huelga de 36 horas de noviembre del año pasado, apoyada por amplios sectores de las clases medias pobres. Allí la clase trabajadora se mostró, momentáneamente, como una sola: se combinaron embrionariamente la huelga y los piquetes, la lucha de ocupados y desocupados, el control territorial mediante el corte de rutas y la paralización de la producción, el transporte, el comercio, los servicios. En esa ocasión, la clase trabajadora se presentó ante las capas medias una enorme fuerza social. Aquel gran paro general activo bosquejó el mapa de la huelga general que necesitamos hasta terminar con este gobierno y abrir una relación de fuerzas claramente favorable para los trabajadores y el pueblo. El plan de lucha piquetero de las últimas 3 semanas estuvo lejos de poner en movimiento las fuerzas desplegadas en el paro de 36 horas.

Siete millones

Ni el horario de la segunda Asamblea en La Matanza (9 de la mañana de un día laborable), ni la convocatoria a "organizaciones territoriales, sociales y de desocupados" apunta a resolver un problema crucial: la incorporación de los más de 6 millones y medio de asalariados en la Asamblea Nacional y su plan de lucha. Hasta hoy sólo se establece "un delegado cada 20 con sus correspondientes actas" para las organizaciones de desocupados. Esto deja afuera, por empezar, a los estatales y docentes que son la avanzada contra el ajuste y el pago en "patacones" en la provincia de Buenos Aires. ¿La conducción piquetera se va a limitar a la unidad por arriba con Marta Maffei? En la propia SUTEBA de La Matanza, después de años de experiencias de traiciones de la vieja dirección de CTERA, ha surgido una conducción de oposición a Maffei que organiza a la seccional del gremio en base a un cuerpo de delegados. Así mismo, la tendencia al surgimiento de nuevos dirigentes desde abajo comienza a mostrarse en los trabajadores estatales. ¿Solo habrá lugar en la Asamblea piquetera para De Gennaro y los secretarios generales de ATE? Nuestra principal propuesta para masificar la Asamblea del 4 de setiembre y votar allí un plan de lucha unificado de todos los trabajadores es que se comience por convocar a los docentes y estatales a votar delegados de base con mandato, así como a los estudiantes que en distintas universidades del país se organizan junto a los docentes universitarios y no docentes. Y en especial pensamos que la convocatoria a la Segunda Asamblea Nacional debe incluir un llamado explícito para que voten delegados de base los obreros de las empresas de la industria, el transporte y los servicios que sufren despidos, suspensiones y atraso en los pagos salariales. Sin la coordinación obrera y piquetera, sin la incorporación de los grandes batallones de la clase trabajadora es imposible plantearse seriamente una lucha para triunfar.
A pesar de esta evidencia, en la asamblea piquetera conviven distintas posiciones contra esta perspectiva. La predominante es la de la FTV-CTA, que opinan que "las fábricas no existen más" y los trabajadores se expresan desde los barrios. Ocultan que la misma penetración de grandes holding imperialistas al país ha concentrado a una nueva clase trabajadora en grandes empresas de la alimentación, de la industria automotriz, así como también en el transporte y los servicios. Pero no es un problema de análisis sino de programa: mientras se la pasan hablando "contra los grandes grupos económicos" concentrados, le esquivan al bulto a señalar dónde está la fuerza social, también concentrada, que tiene el poder de apretar la yugular de los monopolios imperialistas. Casi 20 mil obreros automotrices que pueden paralizar las 9 terminales multinacionales como Ford, Fiat o Volkswagen. Cerca de 15 mil en unas pocas plantas de la industria siderúrgica que pueden jaquear el poder de pulpos como Techint. Alrededor de 40 mil trabajadores que pueden golpear en las 10 principales firmas de la alimentación; 12.500 en Telefónica y más de 11 mil en Telecom que pueden interrumpir el sistema de comunicación. Según el propio Ministerio de Trabajo (en 1998) las 47 firmas más grandes, en su mayoría monopolios extranjeros, concentran casi 800 mil trabajadores. Allí está la fuerza para dar jaque mate contra el plan de Cavallo-De la Rúa y el FMI.
Para la ministra Bullrich y este gobierno, tanto existen las fábricas y empresas que, mientras anuncia la drástica reducción o desaparición de los planes Trabajar, tienen como uno de sus objetivos la liquidación definitiva de los convenios colectivos de trabajo, en medio de la actual crisis y alta desocupación para empujar a la baja el salario. Estos ataques son la base para una lucha común de ocupados y desocupados. Pero la CTA no quiere unir esa lucha ni coordinar a ocupados y desocupados en una misma organización, salvo en su condición de afiliados individuales, o limitar la unidad a las "mesas de enlace" por arriba.

Contra toda estrategia burocrática

La CCC llamó en Plaza de Mayo a "los trabajadores activos a sumarse a la lucha". Reconocen que los obreros ocupados no están representados en la Asamblea piquetera. En esto son más coherentes que el Polo Obrero (PO) que supone que la Asamblea de la Matanza ya es la dirección del conjunto del movimiento obrero y que en ella ya se ha eliminado a la burocracia sindical. Más realista, para la CCC el camino más corto a la unidad con los trabajadores activos es volver a unirse con la CGT de Moyano, silbado por los piqueteros en La Matanza. Claro está que la segunda Asamblea Nacional debe exigir un paro general y un plan de lucha a las centrales obreras (no solo marchas como preparan tanto las CGTs como la CTA). Sin embargo, después de cada paro general la fuerza obrera fue desviada con treguas, mientras que el poder de los banqueros, empresarios y su gobierno no da tregua a los trabajadores y el pueblo. Ahora las dos CGTs preparan la marcha para el 29 detrás de un "plan de salvación nacional" donde concilian los intereses de los obreros con los de sus patrones industriales de la UIA, y se subordinan al partido peronista de los Ruckauf, De la Sota y Duhalde, padres junto a Cavallo del hundimiento nacional. El principal problema de los trabajadores es construir una nueva organización nacional y una dirección política que supere a la conducción oficial del movimiento obrero y la lleve, por un camino independiente, a la victoria.
En ese camino la convocatoria al 4 de setiembre debe empezar por incorporar a las organizaciones sindicales combativas y en lucha que, distinto que las cúpulas burocráticas, quieren forjar la unidad con los piqueteros. Muchas de estas últimas se reunieron el pasado 4 de agosto en Neuquén convocadas por el Sindicato Ceramista (SOECN) y los docentes de Aten Centenario que conforman la Mesa de Coordinación regional. Como informamos en estas páginas en ese Encuentro Nacional participaron alrededor de 700 compañeros, estando presente el cuerpo de delegados de Luz y Fuerza de Córdoba que resiste la privatización de De la Sota, la seccional Haedo de la Unión Ferroviaria, los docentes rionegrinos de la UNTER de Gral. Roca, un delegado enviado por los piqueteros de la UTD de Mosconi, comisiones internas de la alimentación de Zona norte del Gran Buenos Aires y decenas de delegados de metalúrgicos, de subtes, de aerolíneas, de estatales. Este nuevo agrupamiento de la vanguardia obrera, independiente de la burocracia sindical, así como todas las comisiones internas, como la de Terrabusi de Pacheco, y sindicatos, como el de los mineros de ATE de Río Turbio, que se hayan quitado de encima a la vieja conducción burocrática deben ocupar un lugar destacado en la Asamblea Nacional del 4 de setiembre.

¿Qué surgirá de la segunda Asamblea Piquetera?

El pronóstico es alternativo. Si la Asamblea Nacional vota comenzar a funcionar en base a delegados con mandato de base, que representen no solo a los desocupados desde sus barrios, sino a los trabajadores de las empresas del transporte y la industria, de las escuelas, de las dependencias estatales se encaminará a convertirse en un verdadero Congreso de bases de todo el movimiento obrero que atraerá la participación de los estudiantes combativos, de los pequeños comerciantes y chacareros pobres. Si toma esa orientación, la de la representación directa de delegados con mandato de los lugares de trabajo y unidades territoriales (más allá de la presencia o no de las conducciones de las centrales obreras en la misma) está llamada a ser el punto de apoyo para una fuerza social imparable que sea capaz de hacer frente al poder de los banqueros, la Sociedad Rural y los grandes industriales de la UIA. Nuestra política es que la Segunda Asamblea de la Matanza se oriente hacia ese organismo nacional independiente del actual régimen político, donde pueda sostenerse y luchar, con libertad de tendencias a su interior, por la perspectiva de un gobierno de los trabajadores y el pueblo en la Argentina.
Pero esa no es la perspectiva de la actual conducción piquetera. En el documento leído en Plaza de Mayo por los organizadores de la Asamblea Nacional, se señala que:"Ellos discuten en gobierno de unidad nacional, para sostener el modelo neoliberal y el autoritarismo de los grupos concentrados de la economía y sus gerentes políticos encolumnados en el gobierno actual. Nosotros, los piqueteros, en esta plaza, proponemos que de abajo, la asamblea nacional piquetera se integre al Frente Nacional Contra la Pobreza, para que se trasforme en una herramienta política contra el modelo conservador del ajuste, el hambre y la represión, y nos permita en el corto plazo, profundizar nuestra democracia y llegar a un gobierno de unidad popular". En páginas centrales cuestionamos los falsos fundamentos y la inviabilidad del programa del llamado "Frente Nacional contra la Pobreza" impulsado por la CTA. Ese frente y el "gobierno de unidad popular", como lo entiende la CTA y la CCC, no son una salida de los trabajadores independiente de los empresarios y sus partidos, sino una conciliación con ellos, como lo muestra, en embrión, el apoyo de la CTA a variantes como el Polo Social de Farinello y la promoción de "multisectoriales" con las Pymes, la Federación Agraria y la burocracia estudiantil de la FUA. Poner a la Asamblea piquetera detrás de ese norte apunta a liquidar el camino independiente iniciado por los piquetes y cortes de ruta. Si triunfa definitivamente esta posición, no solo se bloqueará la participación directa de los trabajadores ocupados en una misma organización con los piqueteros. Se llevará al movimiento piquetero a su derrota.

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