Hace 75 años, León Trotsky y su corriente, fundaban la IV Internacional frente a la debacle de la Internacional Comunista. Desde 1923, Trotsky, quien había combatido el proceso de burocratización que se estaba desarrollando en Rusia, junto con otros dirigentes formó la Oposición de Izquierda que luego se extendió a nivel internacional. Será la base para la IV Internacional años más tarde y la única alternativa revolucionaria en el periodo de entreguerras. Período que concentró las más ricas y variadas expresiones de lucha de clases, entre los que vale mencionar: el surgimiento y la posterior burocratización de la Unión Soviética, la Revolución China de 1925-27, el fascismo italiano, los intentos revolucionarios fallidos y la derrota del proletariado alemán con el ascenso al poder del nazismo, la revolución española y la guerra civil, el ascenso revolucionario francés y la Segunda Guerra Mundial venidera.
En un contexto en el que la clase obrera se encontraba en retroceso por las derrotas sufridas, tanto en Alemania como en España, y debido a las traiciones de la burocracia soviética; el estallido de una nueva guerra mundial era inminente. La crisis del capitalismo que se había desencadenado en 1929 había desarrollado tensiones entre los estados imperialistas a su máxima expresión, y se preparaban para resolverlo por el recurso armado, como hacía sólo dos décadas. Las condiciones eran difíciles, pero la revolución rusa estaba fresca en la memoria de las masas. En todos los países había organizaciones revolucionarias. Surgían grupos de oposición dentro de los partidos y sindicatos reformistas. Hasta en la propia URSS, a pesar de la represión de la burocracia, ese aparato policíaco, desde la GPU al Gulag, que había perseguido, encarcelado y torturado a toda la oposición y en particular a los trotskistas; donde se había llevado a cabo todo tipo de crímenes, más las distintas etapas de los juicios de Moscú. Los trotskistas podrían hacerse fuertes en una nueva oleada revolucionaria que resultase de la guerra imperialista.
En esas condiciones y con esas perspectivas, se realizará la Conferencia de fundación; gracias a la abnegación de sus dirigentes y militantes, a pesar de estar acosados por el stalinismo y los gobiernos imperialistas. Llevaron a cabo un gran logro, demostrando la enorme capacidad y perseverancia del internacionalismo revolucionario que caracterizaba a todas sus secciones. Frente a la inminencia de la guerra, cuando el nacionalismo inundaba todo, eran claves las relaciones internacionales de la vanguardia de los trabajadores para reunir a la dirección del Partido Mundial, El Estado Mayor de la Revolución, la formación de la IV Internacional.
Trotsky lo resumía de esta manera: “No somos un partido como los demás. No en vano la reacción imperialista nos persigue furiosamente. La camarilla bonapartista de Moscú la provee de asesinos a sueldo. Nuestra joven Internacional ya tiene muchas víctimas. En la Unión Soviética se cuentan por miles. En España por docenas. En otros países por unidades. En este momento los recordamos a todos con gratitud y amor. Sus espíritus continúan la lucha entre nosotros. Los verdugos, llevados por su estupidez y su cinismo, creen posible atemorizarnos. ¡Se equivocan! Los golpes nos hacen más fuertes. La bestial política de Stalin no es más que una política desesperada. Pueden matar a algunos soldados de nuestro ejército, pero no atemorizarlos.”
La Conferencia se hizo en condiciones de ilegalidad en las afueras de París, durante un día. Participaron 26 delegados, representando a 11 países. Hubo delegaciones que no pudieron asistir por las adversas condiciones materiales que enfrentaban. Trotsky, que se encontraba exiliado en México, tampoco pudo hacerlo y Rudolf Klement, a cargo de la organización de la Conferencia, fue asesinado pocos días antes de su realización. Como había sido asesinado unos meses antes por la GPU, la policía secreta de la URSS, León Sedov, hijo de Trotsky; quien fuera uno de los principales dirigentes en armar toda la red Europea de la Oposición y preparar los contactos para la fundación de la Cuarta Internacional.
En el mismo discurso grabado por Trotsky para la Conferencia fundacional de la IV, exclamaba: “Queridos amigos, no somos un partido igual a los demás. No ambicionamos solamente tener más afiliados, más periódicos, más dinero, más diputados. Todo eso hace falta, pero no es más que un medio. Nuestro objetivo es la total liberación, material y espiritual, de los trabajadores y de los explotados por medio de la revolución socialista. Si no la hacemos nosotros, nadie la preparará ni la dirigirá. Las viejas internacionales -la Segunda, la Tercera, la de Amsterdam, y podemos agregar también el Buró de Londres- están completamente podridas.
Los grandes acontecimientos que se ciernen sobre la humanidad no dejarán piedra sobre piedra de estas organizaciones que se sobreviven. Sólo la Cuarta Internacional mira con confianza el futuro. ¡Es el partido mundial de la revolución socialista! Nunca hubo un objetivo más importante. Sobre cada uno de nosotros cae una tremenda responsabilidad histórica”.
A 75 años de su fundación, el objetivo que perseguían los trotskistas sigue vivo. La reconstrucción del partido mundial de la revolución social, la IV Internacional, es la imperiosa tarea del porvenir.
Anexamos el “Manifiesto a los trabajadores del mundo entero” - Comité Ejecutivo Internacional de la IV Internacional (Partido mundial de la revolución socialista) Septiembre de 1938, llamamiento surgido de la Fundación de la IV Internacional.
Prensa
