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Historia

A 50 años de la Revolución Política en Hungría - (Parte II)

2 de noviembre 2006

En la primera parte contamos cómo se había iniciado la revolución hasta la primera batalla en que fue derrotado el ejército estalinista. La de Hungría fue una revolución que puso en peligro la existencia de la misma burocracia estalinista, demostrando así la profundidad del proceso que se vivía. Apenas iniciada la revolución surgieron los Consejos Obreros en la principales fábricas de Budapest y del país, ejerciendo un doble poder bajo el gobierno reformista de Imre Nagy.
 
Desde el 1 de noviembre el Ejército Rojo se estaba organizando para entrar a Budapest. El gobierno de Nagy en vez de prepararse para enfrentar la invasión, volcó sus fuerzas a negociar con la burocracia rusa la retirada de las tropas. Con el anuncio del abandono del Pacto de Varsovia y la posición de neutralidad, la dirección de los Consejos Obreros de Budapest decidió erróneamente confiar en el gobierno y levantar la huelga general. 
El general disidente, Pál Maléter, quien estaba negociando con las tropas rusas, fue capturado y en la madrugada del 4 el Ejército Rojo invade. El mensaje radial de Nagy fue de derrota y se refugió en la embajada de Yugoslavia. Los combatientes resistieron en forma heroica contra un ejército muy superior en armamento, pero pese a todo fueron derrotados. Asumió Jánós Kádár quien ya era parte del gabinete.
La resistencia continuó en los consejos y a mediados de noviembre surgió el Consejo Obrero Central de Gran Budapest, que tenía reconocimiento nacional. Además, en muchas localidades los funcionarios elegidos durante la revolución permanecieron en sus cargos. Kádár se veía obligado a negociar ya que no tenía ni organización partidaria ni fuerzas armadas, pero sin hacer grandes concesiones.
Sin embargo, después de la derrota del 4 de noviembre, las negociaciones entre el Consejo Obrero Central y el gobierno de Kádár revelaron que ya era tarde para que la clase obrera impusiera su voluntad.
El estancamiento de las negociaciones y la prisión a combatientes hizo que el Consejo Obrero Central convocara a una huelga general para el 11 y 12 de diciembre. La respuesta fue la ilegalización de los consejos, la ley marcial y los campos de concentración. Fueron ahorcadas más de 230 personas, inclusive Imre Nagy en 19581 . Más de 20.000 fueron a parar a las cárceles, unos 13.000 internados y 200.000 emigrados. Entre los prisioneros la mayoría eran obreros jóvenes, muchos de ellos menores de edad de entre 14 y 17 años, incluyendo mujeres también muy jóvenes. Los que se quedaron tuvieron que enfrentarse con una represión brutal que duró tres años.
 
Los consejos obreros
Ni bien estalló la revolución el 23 de octubre, los consejos surgieron y se expandieron como hongos por todo el país. Los trabajadores hicieron una gran experiencia en los consejos obreros. En barrios suburbanos, como Ujpest y Csepel, los consejos obreros representaban al conjunto de la comunidad. “Todavía no tenemos un dato exacto del número de participantes activos en la revolución pero por ahora sabemos que habían 2100 consejos obreros en el país con 28000 miembros y un número estimado de miembros de comités revolucionarios locales que se acercan a varias decenas de miles” 2 . En los comités o consejos participaban los delegados de las fábricas y establecimientos. Con unos 10 millones de habitantes hay una proporción de un comité por cada 5 mil húngaros y al menos un miembro activo de ese consejo cada 350 habitantes. La relación es más estrecha si consideramos sólo a los trabajadores. Es decir una proporción de representatividad directa mucho mayor que en cualquier democracia burguesa y hasta de muchos de los sindicatos que conocemos.
El 31 de octubre se realizó un encuentro obrero con delegados de 24 grandes complejos fabriles3 . Allí se aprobó una resolución afirmando que “La fábrica es propiedad de los obreros”, y que “se inviste a los consejos obreros elegidos democráticamente con el control total del complejo industrial”. Esto significaba que podían aprobar y ratificar todos los proyectos, decidir tanto sobre los niveles salariales como de los contratos de exportación, controlar el contrato y despido de todos los empleados como designar al director de la fábrica, quien rendiría cuentas ante el consejo. También exigieron ampliar los poderes de los consejos a la organización de una fuerza policial al estilo de una milicia, sometida al control de los consejos y en el plano político la creación de un sistema plural de partidos socialistas. 
El Consejo Obrero Central del Gran Budapest fue de las organizaciones más importantes. Michel Varga4, quien fue integrante de ese consejo, relata que “las líneas telefónicas entraron en ebullición durante todo el día 14 de noviembre. Los obreros se estaban preparando para su mitin, ... había entre 4.000 y 5.000 delegados, ... los más viejos habían sido militantes del movimiento obrero durante años ... durante la época de la República de los Consejos en 1919, ... durante la era estalinista, muchos de ellos habían ido a parar a la cárcel por sus ideas y actividades socialistas. La otra característica notable, tanto de los consejos como del mitin mismo, era el rol importante desempeñado por los jóvenes. Casi la mitad de los delegados y miembros eran jóvenes obreros de entre 23 y 28 años “.
No hay dudas de que durante la revolución los obreros tomaron importantes decisiones, tanto a nivel de fábrica como nacional, y realizaron una rica experiencia de autoorganización obrera.
Sin embargo, la debilidad de la dirección de los consejos obreros fue haber confiado en el gobierno reformista de Imre Nagy, que como vimos buscó todo el tiempo conciliar con la burocracia estalinista, lo que finalmente llevó la revolución a la derrota.
Faltó un partido revolucionario que ganara la dirección de los consejos y que los condujera a no depositar confianza en el gobierno. Había que enfrentarlo y preparar su derrocamiento con un claro programa y estrategia revolucionaria que llevara a la clase obrera al poder.
Aunque es difícil construir ese partido en el fragor de la batalla, “...cuando los acontecimientos cambian rápidamente, un partido débil puede volverse poderoso rápidamente, siempre que interprete correctamente el curso de la revolución y cuente con cuadros sólidos, que no se mareen con frases ni les aterrorice la represión. Pero este partido tiene que existir antes de la revolución, ya que el proceso de selección de los cuadros requiere un tiempo considerable del que no se dispone durante la revolución”5 . Aún hoy, ésta es la principal tarea de los revolucionarios.
El mismo Michel Varga en su trabajo sobre La actualidad del Programa de Transición6 en la Revolución del ‘56 plantea que “Las lecciones de 1956 así como las experiencias de hoy demuestran la necesidad de la construcción del partido de trabajadores marxista húngaro. Pero esta lucha debe ser llevada a cabo al mismo tiempo que la lucha por la reconstrucción de la Cuarta Internacional.”
 
1 Junto a Nagy, también serán ejecutados Pál Maléter, Miklós Gimes y Jószef Szilagyi, luego de ser entregados por la embajada de Yugoslavia.
2 M. J. Rainer, Nuevos hallazgos sobre la Revolución Húngara de 1956, Csaba Békés
3 Por ejemplo, de la Fábrica de Material Ferroviario, de los Astilleros Ganz y de Energía Eléctrica de Ganz, de las Fábricas Metalúrgicas Mávag y Láng, y también de Ingeniería Eléctrica Beloiannis y del Egyesült Izzó.
4 Revolucionario húngaro que participó del Consejo Obrero Central, rompiendo después con el estalinismo para formar parte del trotskismo. 
5 León Trotsky, La Revolución Española, colección La Pluma - Clase, Partido y Dirección – página 146.
6 Este trabajo está incluido en la compilación “Revoluciones obreras contra el estalinismo. Hungría del ‘56”, de próxima aparición.

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