logo PTS

Historia

EL CLASISMO CORDOBÉS Y LA HUELGA DEL 14 DE ENERO DE 1971

A 40 años de una gran batalla de clase

Poco después de que esta nota sea publicada, se habrán cumplido 40 años de una enorme pelea protagonizada por los trabajadores de FIAT. Hace cuatro décadas, en uno de los períodos más convulsivos de la historia nacional, los obreros agrupados en los sindicatos clasistas de SITRAC-SITRAM mostraban que eran capaces de poner en jaque el poder de esa multinacional y, al mismo tiempo, golpeaban sobre la dictadura de la llamada Revolución Argentina.

Eduardo Castilla

13 de enero 2011

A 40 años de una gran batalla de clase

Poco despues de que esta nota sea publicada, se habrán cumplido 40 años de una enorme pelea protagonizada por los trabajadores de FIAT. Hace cuatro décadas, en uno de los períodos más convulsivos de la historia nacional, los obreros agrupados en los sindicatos clasistas de SITRAC-SITRAM1 mostraban que eran capaces de poner en jaque el poder de esa multinacional y, al mismo tiempo, golpeaban sobre la dictadura de la llamada Revolución Argentina.

Los sindicatos clasistas de SITRAC-SITRAM fueron una experiencia avanzada de la clase trabajadora durante el ascenso revolucionario de los ‘70. No es nuestra intención desarrollar aquí una visión del conjunto de este proceso que se extendió a lo largo de 19 meses2.

En esta nota queremos dar cuenta de una de las grandes batallas que libraron los obreros de las fábricas de Concord y Materfer en el curso de esos meses. En ese corto lapso, los trabajadores de las plantas de FIAT avanzaron en un cuestionamiento cada vez mayor a la dirección patronal en el interior de las fábricas, poniendo un límite a los aspectos más brutales de la superexplotación ejercida por la empresa italiana. Los sindicatos clasistas se constituyeron en una experiencia muy cercana a los comités de fábrica3. Precisamente por esto, para la patronal de la empresa italiana, la derrota de los clasistas era un problema estratégico.

Despidos y respuesta obrera

El 14 de enero de 1971, la patronal de FIAT envía 7 telegramas de despido, dejando fuera de la fábrica a 3 delegados, 2 miembros de la Comisión Directiva de SiTraC y 2 integrantes de la Comisión de Clasificación de Tareas. Con este ataque, claramente por fuera de la ley, la patronal de los Agnelli se proponía desarticular una organización de los trabajadores que cuestionaba su poder en el interior de la planta.

Ante semejante ofensiva, los trabajadores de Concord dieron una respuesta contundente. Como señala el trabajo de Natalia Duval, “espontáneamente se paralizan las tareas; una asamblea decide toma de fábrica, reteniendo a los funcionarios; se organiza la vigilancia en todo el perímetro y se prepara combustible para hacer vallas de fuego en caso de irrupción policial; un comunicado llamando a la solidaridad obrera y popular se reparte en las facultades y en las principales plantas industriales”.4

La experiencia de los casi 10 meses transcurridos desde la expulsión de la burocracia de Lozano, implicaron un enorme aprendizaje para estos trabajadores. Había quedado en evidencia la alianza existente entre el estado, la patronal y la burocracia sindical, a la cual sólo se podía enfrentar con métodos radicalizados de acción directa. La toma de fábrica con rehenes era una respuesta a la altura del ataque recibido. La decisión de resistir y la amenaza de incendiar la fábrica ante una eventual represión policial o del ejército mostraban una voluntad decidida por parte de los trabajadores de defender la organización que habían conquistado.

La respuesta obrera abre una crisis política

Esta lucha se convirtió, en cuestión de horas, en un verdadero problema de estado para el gobierno de facto, obligando a la intervención directa del presidente Levingston y de parte de su gabinete.

Durante la tarde del día 14, las reiteradas amenazas de desalojo que lleva a cabo el jefe de la policía no surten ningún efecto. La decisión de resistir es clara. Afuera de la planta se agrupan familiares y vecinos que llevan provisiones. Hay además sectores estudiantiles y de otras organizaciones sindicales.

La enorme simpatía que despierta la lucha de los trabajadores de FIAT se va convirtiendo en un gigantesco problema para la dictadura argentina. Los obreros de SITRAM se convierten en un eslabón central de la cadena que va a rodear de solidaridad la lucha de los de Concord.

Ese día el activismo, que se había formado a lo largo de los meses previos, tiene una tarea esencial que lleva adelante sin dudar: “En lo que quedaba de ese día y en la madrugada del día siguiente, varios cientos de trabajadores de Materfer (el activo de SiTraM) recorren la ciudad de Córdoba, con actos relámpagos, volantes, etc.; sumados a núcleos de estudiantes organizados por las corrientes de izquierda. Sobre todo llegan a las fábricas de Ferreyra y a las plantas adheridas al SMATA”5.

La búsqueda de apoyo activo entre los trabajadores metalmecánicos es una tarea de primer orden. La fuerza evidenciada por los obreros de Renault durante el Cordobazo los convierte en un aliado necesario y fundamental. Como relata Gregorio Flores: “Esa misma tarde recibimos la solidaridad de los obreros de Materfer, de Perkins, como así también de otros trabajadores de las barriadas obreras vecinas. Al otro día a primera hora nos dirigimos a la puerta de Santa Isabel (Renault) a reclamar la solidaridad de los trabajadores mecánicos, logrando que se realizara un abandono de fábrica a las 10 de la mañana”.6

El enorme apoyo que estaba despertando la lucha de los trabajadores de SiTraC era un desafío abierto a los gobiernos provincial y nacional, y a la dirección del SMATA. El fantasma de un nuevo levantamiento como el de mayo del ‘69, protagonizado nuevamente por los mecánicos cordobeses, hacía temblar a los funcionarios del régimen.

La gran respuesta obrera abrirá una crisis en el gobierno: mientras el gobernador Bas y el ministro de economía de la nación, Aldo Ferrer, presionan por una salida negociada, un sector exige la represión abierta. Como señala la investigación de Natalia Duval: “A las 22 el presidente otorga un plazo de 3 hs., para desocupar la planta, bajo apercibimiento de declarar a Córdoba ‘zona de Emergencia’ ”. Pero este es un costo político demasiado alto para algunos. El gobernador Bas amenaza con su renuncia. Las guarniciones locales se niegan a reprimir. La resistencia de los trabajadores y el enorme apoyo recibido obligan al ejecutivo nacional a ceder.

Se produce un giro político. Desde el gobierno sirviente de los monopolios “denuncian la actitud de FIAT al despedir a los representantes obreros, como una provocación para provocar otro “Cordobazo”7. El día 15 por la tarde, los engranajes de la negociación se ponen en funcionamiento, se constituye un tribunal de conciliación que dicta una resolución obligando a la patronal a retrotraer la situación al día 13 de enero y dar marcha atrás con los despidos. 1.200 trabajadores en asamblea deciden aceptar la propuesta. Se trata de un triunfo enorme. La fuerza de los trabajadores de SiTraC y el apoyo conquistado logran una derrota aplastante de la empresa italiana y el gobierno.

Conclusión

Este enorme triunfo de los trabajadores estuvo basado en dar una respuesta contundente al ataque. La misma se apoyó, entre otras cosas, en la ejemplar organización interna conquistada por los obreros de las plantas de FIAT en los meses previos.

Esta nueva organización implicaba una estrecha unidad entre la base de la fábrica, el cuerpo de delegados y la conducción del sindicato, soldada por un funcionamiento basado en decisiones tomadas por los trabajadores en asamblea. Ese método permitía contar con un enorme respaldo a la hora de proponer medidas de lucha radicalizadas como la toma de planta con rehenes.

Cuando se cumplen 40 años de aquella gran batalla algunas de sus lecciones mantienen vigencia. Para los trabajadores que actualmente asumen la defensa de las organizaciones obreras recuperadas de manos de la burocracia es una tarea prioritaria conocer estas luchas así como los aciertos y errores de sus protagonistas para extraer conclusiones hacia los combates que las patronales, sus gobiernos y sus aliados de la burocracia sindical nos presentarán.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: