La inauguración de La Comuna comenzó al mediodía con una choriceada de la que participaron compañeras de una importante fábrica alimenticia, trabajadores de subtes, telefónicos, de la salud, supermercados y docentes junto a estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras.
Esta Casa se abre con los aires que nos dejó el triunfo de la gran huelga del subte, en la que estuvimos desde el primer día. Los jóvenes artistas de Kino- Nuestra Lucha filmaron un video sobre esta heroica huelga que duró cuatro días y cuya edición fue procesada junto a los mismos protagonistas, por lo que luego del almuerzo, estuvimos pasando su proyección.
Continuamos con una charla de presentación que fue abierta por un trabajador de Subtes, quien relató los cuatro días de huelga e hizo un racconto de otras luchas de subterráneos.
Siguió una joven trabajadora de 20 años, de una importante fábrica alimenticia, que con mucha emotividad contó “Cómo los chocolates, las galletitas y todos los dulces que comemos se hacen con sangre, sudor y lágrimas.” “Con sangre, porque la mayoría de las mujeres, en especial las maquinistas pierden partes de sus dedos en las máquinas. Con sudor, porque a pesar del frío que nos penetra en los huesos dentro de la fábrica, en algunos sectores los ritmos de producción nos hace sudar, por ejemplo en la elaboración de los productos de galletitas, los hornos llevan a temperaturas que llegan arriba de los 40 grados sin ventilación. Y lágrimas, porque sufrimos los maltratos y la humillación de los encargados; porque muchas de nosotras somos madres y estamos entre diez y doce horas dejando a nuestros hijos enfermos, sin poder comunicarnos. Lágrimas cuando despiden al final de la temporada a nuestras compañeras, y también cuando los finales de quincena vemos nuestros míseros sueldos. Porque sabemos que la empresa se llena de plata con nuestra sangre, sudor y lágrimas. En el encierro cotidiano, sin poder ver el sol durante doce horas, sin saber qué pasa afuera o a nuestros compañeros en otro sector, encerrados en otro mundo, el de la explotación.”
También habló Yury, de Brukman, quien contó la situación actual de la fábrica y saludó la inauguración de la Casa. Luego Carlos Artacho, delegado telefónico de F.O.E.T.R.A. y militante del PTS, habló sobre la situación de la clase obrera del país bajo el gobierno de Kirchner y contó la lucha actual de los telefónicos por la rebaja de la jornada laboral sin rebaja salarial, denunciado las condiciones de insalubridad y resaltó la importancia del periódico militante Nuestra Lucha.
Pablo Pozzi, docente e historiador del movimiento obrero, con quien además impulsamos el Centro de Estudios Históricos, Políticos y Sociales “Milcíades Peña”, reivindicó la fuerza de los jóvenes trabajadores e hizo un racconto histórico de lo que fue la Comuna de París, nombre de nuestra Casa, y llamó a apoyar activamente el periódico Nuestra Lucha, del que es miembro del comité editorial. Con él impulsaremos, junto a estudiantes y docentes de todo el país, una ”encuesta obrera”, para estudiar las condiciones de la clase trabajadora, escribir y desarrollar estudios, organizándonos en equipos de trabajos que tomen distintas ramas de producción.
Hablaron también compañeras de la Agrupación Pan y Rosas, Contraimagen-Kino Nuestra Lucha, estudiantes de En Clave Roja, Jóvenes de No Pasarán, y una militante de Derechos Humanos hija de desaparecidos. La Charla cerró con Facundo Aguirre, miembro del colectivo de redacción del periódico del PTS, La Verdad Obrera.
Hacia el final éramos más de ochenta personas, que junto a vecinos, amigos y familiares que también se acercaron escuchamos a dos excelentes bandas de música; una, de un trabajador de subtes de la línea “E”, y otra de estudiantes de la facultad. Así terminó nuestra jornada de inauguración. Esto recién empieza y tenemos mucho por hacer.