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Subte: otra semana sin respuesta

El jueves 4/10 se realizó por fin, después de todo tipo de dilaciones, la reunión en el Ministerio de Trabajo para “revisar” las sanciones contra los trabajadores.

PTS

11 de octubre 2007

El jueves 4/10 se realizó por fin, después de todo tipo de dilaciones, la reunión en el Ministerio de Trabajo para “revisar” las sanciones contra los trabajadores.

Descaradamente, Metrovías se presentó como víctima, argumentando que la actitud del Cuerpo de Delegados - al denunciar la falta de mantenimiento - rompía la paz social. Así, se negó a tratar esas injustificadas sanciones. La burocracia de la UTA presente en la audiencia no opuso resistencia alguna a esta objeción, demostrando por enésima vez su complicidad con la empresa, aceptando postergar el tema hasta miércoles 10/10.

No fue muy diferente el resultado de esta nueva cita, donde la dirección del sindicato anunció que le pedirá al Cuerpo de Delegados una lista con todas las sanciones (ya entregada hace más de 10 días) para luego trasladarla a la empresa. No nos olvidemos que fue la misma UTA la que envió más de 15 telegramas a los delegados, acusándolos de violar las normas gremiales con el objetivo de constituir un “tribunal de ética” (formado por ellos mismos), para sacarle sus fueros gremiales. Una manera de dejar a la patronal el camino libre para despedir.

Cambian la marcha, quieren llegar a la misma estación

Mientras tanto, Metrovías y la UTA continúan su campaña contra el Cuerpo de Delegados, y las sanciones y despidos siguen pendientes. Se cumple de esta manera la hipótesis que era más factible: el gobierno, temeroso de perder votos ante un conflicto abierto, recurrió a maniobras dilatorias para adormecer la respuesta inmediata de los trabajadores y estirar los tiempos del ataque para después de las presidenciales de octubre.

En este contexto, el paro de 24 horas programado para el miércoles 26 de septiembre fue suspendido a cambio de vagas promesas que, evidentemente, no han aportado ninguna solución de fondo. Esta conclusión es importante para estar alerta ante nuevas maniobras y para asumir que inevitablemente tendremos que enfrentar un conflicto superior a los anteriores. A diferencia de otros momentos, las vías de presión van quedando cada vez más acotadas, porque lejos de ser un árbitro imparcial, el gobierno junto con la burocracia preparan un “pacto social” que contempla avanzar sobre las conquistas conseguidas en este último tiempo. Para hacerlo efectivo y evitar cualquier atisbo de resistencia, están obligados a avanzar sobre las comisiones internas y cuerpos de delegados independientes.

Por lo tanto, la única manera de imponerle al gobierno una negociación favorable y revertir los ataques, será llevando a cabo una gran lucha.

Nuestra tradición, nuestros métodos, nuestros aliados

El cambio de situación trae aparejado una pregunta lógica que ronda por la cabeza de muchos compañeros: ¿es posible enfrentar lo que viene?

Ante este interrogante válido, no son pocos los que operan para tratar de minimizar la fuerza que tenemos los trabajadores del subte. Utilizan las dificultades ciertas de la lucha para decirnos que si nos defendemos vamos a una derrota inevitable. Subestiman los métodos de la lucha de clases (paro, corte de vías, etc.) y lejos de aportar para la preparación de una lucha seria se limitan a aceptar la situación dada.

Pero no obstante, nuestros enemigos saben que su objetivo no será sencillo. Existe en el Subte una tradición combativa, porque vale recordar que nada de lo conseguido nos cayó del cielo. La jornada de 6 horas, un aumento salarial superior a los acuerdos firmados por la burocracia y, quizá lo más importante, el pase a convenio de todos nuestros compañeros de las tercerizadas. Todo fue conquistado con la lucha. Así nos convertimos en referentes de un movimiento obrero en el cual se están operando constantes cambios y en el que empiezan a surgir nuevas internas combativas (como los compañeros de la línea 60 que se vienen solidarizando con nosotros) y oposiciones a las direcciones burocráticas tanto de la CGT como de la CTA.

En los organismos de derechos humanos no comprometidos con el gobierno, y en las organizaciones estudiantiles y políticas que siempre nos han acompañado, también tendremos nuestros aliados.

Una causa de toda la clase obrera

En los últimos días se hicieron públicas varias de las falencias cotidianas en el servicio, como el incidente en la línea D (la empresa no aviso de los desperfectos en un tren, lo que provocó escenas de pánico entre los pasajeros) y el recurso de amparo presentado por un ex funcionario del SBASE por los problemas estructurales de la línea H (entregada a Metrovías sin concurso previo). Esto reafirma las denuncias de los trabajadores y la importancia de organizar una gran campaña con millones de volantes y afiches para dialogar y convencer a sectores de usuarios sobre la justeza de nuestros reclamos y que nuestra lucha es también por ellos. Como hemos dicho, todo el Cuerpo de Delegados debe asumir el desafío de preparar esta dura pelea que tenemos por delante.

Tenemos que unir nuestras filas en cada línea y organizarnos. Convocar a asambleas en todos los sectores para discutir cómo preparar la próxima lucha y los intentos represivos. Como primera medida tenemos que organizar un repudio contundente de la patota de la UTA, odiada por la inmensa mayoría de los trabajadores. El compromiso con la defensa del Cuerpo de Delegados del Subte y sus trabajadores debe ser una causa de toda la clase obrera.

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