La politica reformista que ha delineado el Partido Obrero hacia la policía se debe a que han adoptado, sin registro de inventario, la fórmula de “la inseguridad”; demanda por excelencia que la derecha, los medios, las mafias policiales y el gobierno levantan para tratar de hacer “necesaria” en la opinión pública, lo que es una necesidad de la clase dominante: las fuerzas represivas y el control social del Estado. Todo empezó allá por el 2004 cuando el Partido Obrero decidió marchar junto a las antorchas de Blumberg: “La Asamblea Nacional de Trabajadores ha tomado una iniciativa excelente: acompañar la marcha de este jueves a Tribunales por la cuestión de la inseguridad (…) Los diarios hablan del temor del gobierno a “otro 2001” por el problema de la seguridad. No temen en vano: el Argentinazo está presente en cada manifestación de masas” (Prensa Obrera N° 847, 22/04/2004).

Contra tan “brillante” pronóstico, desde entonces no ha hecho más que crecer la campaña por la “inseguridad” que tiene por objetivo criminalizar a la juventud y al pueblo pobre. Al compás de ella, se ha ido adaptando el PO: “Para terminar con la inseguridad ciudadana” es el título de molde de un volante repartido en la Capital. Siempre tan sensibles a la “opinión pública” de las clases medias, PO se ha convertido en el ala izquierda del sentido común blumberista.

Sin embargo, para un articulista de Prensa Obrera la consigna de los afiches de la compañera Myriam Bregman, candidata del PTS por el Frente de Izquierda en Provincia de Buenos Aires: “Ni muros ni gatillo fácil; prohibición de los despidos y trabajo para todos”, es lo mismo que decir “desocupados chorros” (PO 1085). Según el desopilante razonamiento, “no se necesita ser semiólogo para darse cuenta” de esto. Pero este sería un semiólogo (alguien que estudia el sistema de signos y lenguajes) con tal falta de percepción que ve algo donde existe lo contrario, y no supo ver ningún signo de derecha en las antorchas de las clases medias acomodadas, ni en los rosarios de las señoras “bien”, ni en los trajes negros de los “ciudadanos” que manifiestan por la “seguridad contra los chorros”. En aquellos días de 2004, Néstor Pitrola declaraba que “no vamos a aceptar que una movilización de 150.000 es de derecha” (Clarín, 20/04/04) Y si les falló el semiólogo ni hablar del analista político, siendo que allí se reclamaba abiertamente leyes más duras contra el pueblo pobre y el refuerzo de la presencia policial del gatillo fácil. La consigna que preside nuestra campaña en la Provincia de Buenos Aires, por el contrario se dirige contra el Estado, que crea “muros” y refuerza el “gatillo fácil” contra las masas de desempleados, a lo que oponemos la “prohibición de despidos” y el “trabajo para todos”, es decir, que la crisis la paguen los capitalistas.

Manolo Romano