Párrafo aparte merecen los artículos que publicó Sibila Camps en Clarín. El lunes escribió: “no será suficiente lo que quede en limpio de los talleres sobre aborto, ya que varios fueron interrumpidos por las activistas de Pan y Rosas, la rama femenina del MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores).” Al día siguiente vuelve a escribir: “Bajo un sol calcinante, en el Club Tucumán Central se leyeron las conclusiones de los 200 talleres sobre 54 temas, que sesionaron durante el fin de semana. Todos incluyeron su respaldo a las obreras de la ex Terrabusi, quienes se sumaron a los talleres sobre trabajo.” Y refiriéndose a los talleres sobre derecho al aborto, insistió: “algunos de estos talleres, sin embargo, no pudieron sesionar, por la estruendosa intervención de militantes de Pan y Rosas, del Partido Socialista de los Trabajadores.” ¿Todavía no se enteró que las feministas y las compañeras de izquierda estamos hartas de enfrentarnos a las delegaciones enviadas por los obispos que son las que no permiten sesionar en los talleres sobre aborto? Si hubiera estado allí, además, se habría dado cuenta de que si todos los talleres “incluyeron su respaldo a las obreras de la ex Terrabusi” fue porque las compañeras de Pan y Rosas hicimos un esfuerzo fenomenal para que en todos los talleres, donde tratamos de los temas más diversos, ese respaldo igualmente se expresara con decisión.