El martes 7 y el miércoles 8 se realizaron las indagatorias de los juicios a los genocidas por las causas de la masacre de Juan B. Justo, y por los desaparecidos de los barrios Don Bosco, Tríopli y Santa Rosa. Es la primera vez que se enjuician a los milicos en la ciudad y fue un hecho histórico. Están imputados Jorge Muñoz, Fernando Saint Amant, Antonio Federico Bossié, Carlos Diego Ricardes y el cura Miguel ˜ángel Regueiro, ambos últimos ya muertos.

Ante e inicio de las causas, los militantes de la Juventud del PTS veníamos de lograr la movilización de los Centros de Estudiantes de la zona en un bloque independiente, que sin dejar de lado las consignas por Julio López, Mariano Ferreyra y contra la impunidad actual, marchó junto a la Mesa de la Memoria, pese a que la orientación que le imprime el kirchnerismo a la misma lleva a no transformar a los juicios en movilización y militancia para acabar con la impunidad reinante.

El martes nuevamente llamamos a movilizar junto a los Centros de Estudiantes exigiendo juicio y castigo para todos los genocidas, pero también bajo la bandera de Justicia por Mariano y cárcel para Pedraza. Los compañeros que acreditamos para participar de las audiencias pudiMOS presenciar las declaraciones de los sobrevivientes y sus familiares, y denunciar que los juicios dependen de que las víctimas tengan que identificar a los genocidas y de que recorran el país de juicio en juicio. Por eso exigimos que el Gobierno Nacional abra los archivos de la dictadura y enjuiciemos, por los 30.000 compañeros desaparecidos, a todos los responsables militares y civiles del genocidio antes de que se mueran de viejos en sus casas, como Regueiro y Ricardes. El caso del cura Regueiro demuestra también, una vez más, la complicidad de la iglesia con la dictadura.

Marchamos e hicimos el aguante reclamando el fin de la impunidad no sólo de quienes ayer torturaron y asesinaron, sino también por la impunidad de hoy, por el asesinato de Silvia Suppo y la desaparición de Jorge Julio López; contra la Ley Antiterrorista y el espionaje de Gendarmería conocido como Proyecto X. Mariano Ferreyra, asesinado por la patota de Pedraza, es parte de nuestras banderas porque era un joven estudiante que militaba en el PO para aliarse a los trabajadores y el pueblo y acabar con esta sociedad de explotación y miseria, la misma pelea por la que fueron desaparecidos los 30.000 compañeros. Convocamos a todas las organizaciones a poner en pié una gran campaña para encarcelar a todos los genocidas y para acabar con la impunidad de ayer y de hoy. El discurso final del Cholo Budassi, referente de la Mesa de la Memoria, en su declaración testimonial reivindicó su militancia setentista y la de los compañeros desaparecidos y asesinados, mostrando que pese a la dictadura no nos derrotaron. El mejor homenaje que podemos hacer a nuestros compañeros es el de retomar su lucha, poniendo en pie una poderosa juventud que junto a los trabajadores y el pueblo pobre acabe con este sistema de hambre, opresión y muerte.