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Según Marx...

El salario (El valor de la fuerza de trabajo) - Nota I

8 de junio 2006

Un trabajador de la alimentación, después de leer La Verdad Obrera, comentó que le había gustado mucho, aunque él opina que “no hay que ser tan críticos con el gobierno, porque estamos mejor que antes”. Se refería al 2002, cuando la devaluación y la inflación dejaron los salarios por el piso. “Por lo menos, ahora ganamos mejor”. Pero, ¿Es como dice el compañero, y ahora los trabajadores estamos mejor? Si comparamos los salarios actuales con el momento de la crisis, por supuesto ahora son más altos. Pero, si comparamos con los niveles previos, veremos que el salario real promedio, es decir la cantidad de bienes que se pueden adquirir con el mismo, según el INDEC, se encuentra hoy un 25% por debajo al de 2001 y un 30% más bajo que en 1998. Esto incluye tanto aquellos sectores en los que el salario se ha recuperado más que la media y otros, la gran mayoría, en los que está por debajo, como los trabajadores en negro.
Mientras tanto, la economía ha venido creciendo a niveles récord del 9% anual y las ganancias empresarias no han dejado de aumentar a niveles extraordinarios. Según el oficialista Página/12, “las principales empresas nacionales y extranjeras que operan en el país no paran de ganar dinero (...) 2005 reportó fuertes ganancias para la mayoría de las firmas sin distinción de sectores.”1. El gobierno nacional no ha sido ajeno a esto, sino que es el garante de estas súper ganancias, imponiendo por ejemplo el techo del 19% en la negociación salarial, con la ayuda de la burocracia sindical.
En notas anteriores, explicamos que el valor de la fuerza de trabajo (el salario), al igual que cualquier otra mercancía o producto, se determina por el tiempo de trabajo necesario para producir los bienes que el trabajador necesita para subsistir. Pero como plantea Marx, “hay ciertos rasgos peculiares que distinguen el valor de la fuerza de trabajo” 2. Además del mínimo fisiológico, que permita sobrevivir al obrero y su familia, el salario es al mismo tiempo escenario de controversia permanente, ya que encierra un elemento “histórico o social”3, que incluye la satisfacción de necesidades nuevas de acuerdo al desarrollo de las fuerzas productivas y a las condiciones históricas, sociales y culturales, y que los capitalistas permanentemente intentan no reconocer. Por ejemplo, el clásico asadito del domingo o el consumo de carne en general, es un elemento que históricamente ha formado parte del salario y que, con la inflación de los últimos años, es hoy casi inaccesible para amplias masas. Los capitalistas, aprovechando cuestiones como la desocupación o la ayuda de la burocracia sindical y los gobiernos, intentan siempre deprimir al máximo los salarios. Si la burguesía logra bajar el salario hasta un nivel mínimo o si la clase obrera logra aumentarlo más allá de ese nivel, es algo que depende de la lucha de clases.
Las cifras que vimos muestran que los trabajadores, bajo este gobierno, ni siquiera han recuperado el poder adquisitivo previo a la crisis. Y aquellos sectores que sí lo hicieron, fue mediante luchas salariales como las que vimos últimamente. Esto demuestra que cuando los obreros exigen aumentos de salarios, en la mayoría de los casos no están más que respondiendo a una rebaja previa y exigiendo recuperar el nivel anterior. Pero no hay que olvidar que apenas sobrevenga una nueva crisis, los patrones intentarán terminar con las mejoras concedidas. Pero, incluso en los momentos de crecimiento, los trabajadores en general no recuperan lo perdido en las crisis. Por esta razón, la lucha sindical por salarios no puede ofrecer más que mejoras pasajeras y en la mayoría de los casos, es “…la reacción de los obreros contra la acción anterior del capital” 4.
El rol de los sindicatos y el gobierno en las últimas negociaciones colectivas, que junto a los empresarios “jugaron con un grado elevado de cartelización” 5 para evitar un aumento mayor de salarios, demuestra que aún en el terreno de la lucha salarial los trabajadores deben organizarse de forma independiente de la patronal, los sindicalistas vendidos y el gobierno.

1 Suplemento Cash, Página/12, 2-04-2006.
2 Karl Marx, Salario, Precio y Ganancia.
3 Idem.
4 Idem.
5 D. Muchnik, Clarín, 5-6-2006.

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