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Según Marx...

Inversiones extranjeras

Superganancias a costa de los trabajadores

13 de julio 2006

El gobierno planteó recientemente, que en Argentina están dadas las condiciones para la llegada de inversiones extranjeras, invitando a las multinacionales a instalarse en el país. Kirchner, como ya escuchamos en los noventa, sostiene la importancia de las inversiones extranjeras para profundizar el crecimiento económico.
En esta columna vimos que los capitalistas no brindan ningún “servicio” a la sociedad cuando emplean trabajadores, sino que lo hacen para obtener ganancias. Por eso buscan la forma para extraer a cada trabajador hasta la última gota de trabajo no pago. Desde el punto de vista de los trabajadores, los capitalistas extranjeros (al igual que sus socios menores nacionales) no les pueden ofrecer más que el “privilegio” de ser explotados a cambio de un salario.
Si miramos los datos de los últimos años, veremos que las empresas extranjeras han fugado gran parte de las ganancias extraídas a los trabajadores. “Durante el primer trimestre de 2006 esas remesas alcanzaron los 1.220 millones, triplicando a las de igual período de 2005”1. De estas extraordinarias ganancias obtenidas gracias a la mano de obra barata, el peso devaluado y los altos precios internacionales, “la reinversión de las utilidades en 2005 fue de apenas el 9,1% de lo ganado, muy por debajo de los niveles anteriores a 1998”2.
Peor aún, “recién el año pasado se revirtió el largo período negativo de 2001-2004 cuando las empresas del exterior no sólo no reinvirtieron sino que incluso remitieron a sus casas matrices ganancias acumuladas de años anteriores. (…) se trató de un claro proceso de desinversión o «fuga de capitales”3 . En esto en nada se diferencian sus socios nacionales, quienes también fugan sus capitales en las crisis. “En 2004, varios sectores industriales recompusieron ganancias, como las filiales de alimenticias, siderurgia, químicos, proceso que se afianzó a lo largo de 2005”4 . Estos sectores se suman al petróleo y las privatizadas, dos de los motores principales de la remesa de ganancias al exterior.
Sin embargo, a pesar de haber revertido la tendencia negativa de los años previos, los analistas burgueses y el gobierno coinciden en que el nivel de inversión es bajo. Esto es así porque los capitalistas consideran que aún no existe la “seguridad jurídica” que siempre pregonan. A pesar de las superganancias de los últimos años, muchos sectores burgueses consideran que no están dadas las condiciones para hacer negocios con “previsibilidad” en Argentina. Y en esto juegan varios factores, que van desde la falta de confianza en un caudillo con discurso “populista” como Kirchner, hasta discusiones como el aumento de tarifas o el debate alrededor de las leyes laborales o el tema salarial.
Como la previsión era que la suba de salarios haría caer sus ganancias, las inversiones no pegaron un salto en los últimos años. La exigencia para invertir era que el gobierno garantizara un límite a la suba salarial. Kirchner lo hizo, con ayuda de la burocracia sindical y los salarios no subieron más del 19% este año.
La actitud del presidente de mostrarse como garante de “un país en serio”, donde los empresarios puedan invertir tranquilos, reconstituyendo la confianza en el Estado y el régimen, no hace más que confirmar lo que planteaba Marx, que decía que el Estado moderno es una “junta que administra los negocios comunes de la clase burguesa”.
Los trabajadores, por su parte, sólo llevan las de perder, ya que el actual ciclo de inversiones a lo sumo genera empleo con bajísimos salarios, en condiciones de precarización (contratos temporarios, tercerizaciones, etc.), para lo cual se apoyan en la desocupación y en las leyes flexibilizadoras que perduran de los noventa. Es más, su política es mantener estos altos índices de desocupación y trabajo precario, así como los bajos salarios, como forma de garantizar sus superganancias.
Ante este panorama, se hace más necesario aún plantear, por parte de los sectores avanzados de los trabajadores, la unidad de las filas de la clase obrera y de su acción independiente, empezando por luchar por el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados y un salario igual a la canasta familiar.

1 “Los dólares, al exterior”, Clarín, Suplemento Económico, 2/7/06.
2 Ídem.
3 Ídem.
4 Ídem.

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