Varias casas ya fueron inauguradas y otras tantas están por abrirse. Con gran esfuerzo desde el PTS y junto al aporte de obreros y estudiantes, colectivos de artistas, asambleístas, agrupaciones juveniles, feministas, y trabajadores desocupados, en gran parte independientes, se comenzó a dar vida a este proyecto. En barriadas populares del Gran Buenos Aires como Gral. Pacheco, Berisso, La Matanza, Quilmes, en la ciudad de Rosario y la de Neuquén, así como en la Capital y La Plata. Talleres, charlas-debate, cine social, bibliotecas y muestras artísticas, marcan el inicio de un variado programa de actividades.
Las Casas llevan nombres que nos hablan de su esencia: Carlos Marx, Rosa Luxemburgo, La Comuna, Obreros de Astarsa. Nombres que hablan de la herencia revolucionaria del movimiento comunista y la clase obrera internacional y de nuestro país.
Un periodista rosarino al enterarse de la inauguración del Centro Cultural, la Casa Carlos Marx, reivindicó el hecho reconociendo que hace añares no existía en esa ciudad una idea de este tipo. En los inicios del movimiento obrero argentino, anarquistas y socialistas en sus locales leían periódicos, hacían obras de teatro, bibliotecas, fueron “creando” una vasta “cultura obrera” donde se reunían trabajadores de distintos oficios, la mayoría inmigrantes. Construían su propio lugar de acercamiento, donde discutir y pensar, y en el caso de los anarquistas también se conspiraba para subvertir la sociedad. Esta fue una de las etapas más ricas de la clase obrera argentina. Toda una generación de intelectuales dio sus primeros pasos en esta tradición.
Con el paso del tiempo y ya bajo la influencia del peronismo en la clase obrera, esta tradición fue desapareciendo. La ideología burguesa y el paternalismo estatista que encarnó el peronismo se impusieron entre los trabajadores. Las experiencias de este tipo que sobrevivieron lo hicieron bajo la orientación reformista y de convivencia con el orden burgués del Partido Socialista, transformadas en “guetos” o “nichos culturales” ajenos a la lucha de clases. Hoy día el Partido Comunista junto al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, ha montado un centro de este tipo integrado al "circuito cultural" que no tiene ningún atisbo de transformador. Nuestra idea es otra. Difundir el marxismo como la herramienta teórica y política que dote a las nuevas camadas de trabajadores y estudiantes en su lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad.
Esta tarea que nos planteamos desde el PTS no está escindida sino que es un elemento constitutivo más de nuestra lucha por construir una izquierda marxista revolucionaria en el corazón de la clase obrera. Hoy en nuestra clase la ideología que domina sigue siendo la de la colaboración de clases, la de un Estado que resuelva los problemas, la de que “si les va bien a los patrones, nos va bien a nosotros”. Esta es la herencia del peronismo y la que hoy quiere reflotar con sus gestos el gobierno de Kirchner y la propaganda constante de los Moyano, los De Gennaro y toda la burocracia sindical.
La construcción de una izquierda marxista revolucionaria a la que aspiramos implica una ruptura radical con la ideología y la cultura política burguesa del peronismo que aún predomina entre los trabajadores. No pretendemos "educar" a las masas cuya escuela es la experiencia de la lucha de clases. Un nuevo movimiento obrero tiene que superar el pragmatismo político, la colaboración de clases y la presión sobre el Estado, en pos de conquistar la independencia política de los trabajadores y sus organizaciones. Esta tarea debe combinar la intervención política activa en pos de un movimiento político de clase, con la lucha por una nueva ideología que le dé contenido a la nueva generación de militantes políticos y sociales que emergió a partir de las jornadas de diciembre de 2001. Consideramos que hay que levantar audazmente las banderas del marxismo revolucionario –frente a las “modas” autonomistas y las viejas recetas populistas– para influenciar en el terreno de las ideas a la nueva vanguardia que vaya destacando la clase obrera en su lucha.
En este sentido nos propusimos impulsar las “Casas de cultura y política marxista” con la idea de forjar un espacio de reflexión donde la crítica al orden existente, sea acompañada del análisis de las experiencias de la lucha de clases pasadas y presentes, con la convicción de que una clase revolucionaria debe saber “criticarse a sí misma” (Marx). Donde las distintas concepciones del mundo, las ideologías imperantes que modelan la conciencia de los trabajadores y la imagen que ellos mismos se crean, donde el fetichismo de la mercancía y de los símbolos del poder capitalista enraizados en la cultura y la vida cotidiana puedan ser sometidas a la crítica revolucionaria. Es por eso que organizaremos foros mensuales para debatir abiertamente el programa y la estrategia política que desde el PTS levantamos en la lucha por la autodeterminación de la clase trabajadora, la revolución obrrea y el socialismo internacional, y llamar a los compañeros que concientemente apoyen esta perspectiva a luchar junto al PTS.
Nos interesa a su vez, que sean un punto de encuentro entre obreros, estudiantes y artistas, para romper las barreras artificiales que separan el saber del trabajo, la creación artística de la producción social. Para que los artistas e intelectuales, que no se conforman en aceptar la cultura oficial erigida a costa de la explotación clasista, abran un espacio de creación, que cuestione la élite de la cultura dominante. Un sitio donde pensar las herramientas teóricas para atacar los paradigmas de la cultura mass media que ha transformado la producción artística y cultural en un “espectáculo” de mercantilización. A su vez, un sitio de esparcimiento y reunión para los trabajadores y los jóvenes.
Invitamos a nuestros lectores y simpatizantes a participar activamente en esta nueva experiencia militante y a apropiarse también de estas páginas, para hacer de las “Casas de cultura y política marxista” un centro de referencia de los trabajadores y la juventud combativa.