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Debates

¿Qué fue el 19 y 20 de diciembre?

Autonomismo antipolítico

21 de diciembre 2006

Una corriente ideológica que ganó influencia entre los movimientos piqueteros y asambleas populares fue el autonomismo que reivindicaba las ideas de Toni Negri y Jonh Holloway, de que había que cambiar el mundo sin tomar el poder. Esta corriente atrajo a muchos jóvenes que se entusiasmaban con un discurso libertario y antiestatista.
Para ellos el 19 y 20 de diciembre eran una insurrección destituyente protagonizada por la “multitud”, un sujeto diverso y policlasista que repudiaba al régimen de representación política. Pero una cosa era el repudio de las clases medias altas por la perdida de los ahorros y otra las demandas de pan y trabajo de trabajadores y desocupados. Esta supuesta “multitud” pronto se fue desgajando ante la falta de una dirección obrera que le diera solidez al movimiento de lucha. De esta forma el autonomismo cometía el error de no diferenciar a los sectores de obreros ocupados y desocupados de los sectores medios acomodados que participaron de la rebelión con un interés de clase diferente.
Para esta corriente las asambleas populares y los movimientos piqueteros tenían que centrarse en resolver los problemas sociales inmediatos y en tratar de crear, a partir de esta experiencia, una nueva forma de vida solidaria, sin tener en cuenta al Estado y la sociedad capitalista, que no dudó en hacerse presente contra los manifestantes en Plaza de Mayo el mismo 20 de diciembre del 2001 y contra la vanguardia piquetera en Puente Pueyrredon. Los autonomistas promocionaban el barrialismo, que era sustentado en el mecanismo asistencial del Estado del que llamaban a abstraerse, como forma concreta de lograr resolver los problemas sociales. Abjuraban en consecuencia de la lucha política y terminaban en consecuencia sin poder responder al mecanismo de cooptación y asistencialismo que la política estatal significaba.
En muchos casos, su práctica iba acompañada de un marcado antipartidismo antiizquierdista que los colocaba en sintonía con el interés oficial de despolitizar a los movimientos de lucha para poder cooptarlos y reducirlos a meras expresiones sociales, sin potencia cuestionadora.
El autonomismo muestra todos los vicios y límites de las corrientes “libertarias” y antipartido que atacan a la política obrera y terminan subordinadas a la política burguesa (dicho sea de paso casi todo este espectro criollo termino a los pies de Kirchner, incluido su ideólogo internacional Toni Negri). Planteamos como balance la necesidad de construir un partido revolucionario de la clase obrera, con una estrategia de poder basado en la insurrección y la autoorganización de las masas y en la independencia política del estado y los partidos patronales.

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