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Internacionales

A Chirac le salió el tiro por la culata

Terremoto político en el corazón de Europa

2 de junio 2005

El "no", expresión de una bronca popular

Después de una intensa e inaudita propaganda estatal y mediática de gran envergadura a favor del “sí” llevada a cabo por la mayoría del establishment político y sindical francés de derecha y de centro izquierda, el “no” terminó ganando. Aunque haya sido un “no” heterogéneo tanto desde un punto de vista social como político - dado que llamaban a rechazar la “constitución” desde la extrema derecha hasta la izquierda política y sindical, incluyendo a los trotskistas de LO, la LCR y el PT, o ex-ministros social demócratas- el voto negativo tiene fuertes características obreras y populares. El “no” ganó gracias al voto y al apoyo del electorado tradicional del centro izquierda y de la izquierda. “La Francia del “no” y la Francia de la desocupación son las mismas” titulaba Le Monde el martes. Según ciertas encuestas, el 80% de los obreros y el 67% de los empleados votaron por la negativa.
El “no” fue visto por la juventud y los trabajadores como una herramienta para rechazar en bloque este proyecto constitucional antiobrero y antipopular tanto como para sancionar al odiado gobierno Raffarin, a Chirac y a la Europa del capital con su constitución abiertamente neoliberal.

Chirac, la derecha gubernamental y el Partido Socialista quedaron muy debilitados 

Este enorme mazazo electoral ha golpeado a toda la clase política francesa.
Ha debilitado al presidente de la república Jaques Chirac, que queda por lo menos a la defensiva política hasta las elecciones presidenciales del 2007, incluso algunos analistas lo señalan ya como un muerto político. Su decisión de reemplazar al rechazado primer ministro Jean Pierre Raffarin por el binomio Villepin-Sarkozy es una solución de compromiso inestable diseñada para evitar la división de la derecha gubernamental, entre la política gaullista clásica del primero y el carácter abiertamente liberal del segundo.
Sin embargo, no sólo el partido del gobierno sale golpeado del referéndum, sino que también es el caso de la principal oposición, el partido socialista.
Mientras que la cúpula del partido llamó a acompañar el "sí", la mayoría de los votantes socialistas optaron por el no, a la vez que su secretario general fracasó en imponer la disciplina a las figuras del no dentro de este partido.
El referéndum mostró un partido socialista profundamente dividido y falto de liderazgo. Fabius, el principal referente del "no" de los socialistas, fortalecido por el resultado del referéndum, aspira a encabezar este partido. Pero su fama de social-liberal, hace impensable una regeneración izquierdista del PS bajo su mando.
El resultado de la consulta significa un salto en la crisis de los mecanismos de representación democrático burgueses, lo que algunos politólogos llaman el creciente abismo entre la “Francia legal”, la del establishment político, y la “Francia real”. Esto en el marco de una crisis económica que se manifiesta en un crecimiento raquítico; crisis social que se expresa en el aumento del desempleo que ya llega a más de un 10%;y una crisis cultural y de identidad frente a los cambios que han ocurrido en Europa en los últimos años como la incorporación de los países de Europa del Este. Todos estos elementos, junto al fracaso del establishment político en su empresa central que es la construcción europea, abren una enorme grieta entre los de arriba y los de abajo, que constituyen los primeros síntomas de una tendencia a la crisis orgánica en uno de los países claves de la Unión Europea. En otras palabras, el odio de la población explotada y oprimida de Francia contra sus gobernantes abre un período de debilidad de la clase dominante que puede ser utilizado por el movimiento de masas para pasar a la ofensiva. 

Un golpe a la unidad burguesa de Europa

El “no” francés a la constitución europea, repetido con un mayor porcentaje el miércoles en Holanda, deja en el aire el futuro de la Europa unificada. La importancia de lo que estaba en juego era clara para los principales dirigentes europeos, como el socialista Zapatero, el canciller alemán Schroeder y hasta el presidente polaco, que no por casualidad participaron e hicieron campaña a favor del “si” en Francia. La derrota de éste es también su derrota.
Peor aún, el eje franco-alemán, motor de la construcción europea, entra en una fase crítica: divididos ante la constitución y con sus líderes en caída libre electoral, tardarán tiempo en recomponer su “insustituible” alianza. A su vez, el referéndum francés deja mal parado al presidente español, José Luis Zapatero, que tras el vuelco electoral del 14M se había sumado entusiasta al eje franco-alemán.
El caos en que ha entrado la Unión Europea se manifiesta en la caída del euro, que refleja el nerviosismo de los mercados frente a la incertidumbre que se abre en la dirección política del viejo continente. Las futuras ampliaciones de países del Este, como Turquía, quedan en el limbo al tiempo que es probable que se endurezcan las condiciones para los países recientemente incorporados de la Europa Oriental como la República Checa o Polonia. En este escenario pueden aparecer nuevas brechas y choques entre los países europeos que defenderán sus intereses más encarnizadamente como frente a la futura discusión del presupuesto comunitario, aumentando la división. Ya varios diarios serios dicen que comienza una lucha entre Chirac, que intentará recomponerse haciendo demagogia contra “el liberal” Barroso, presidente de la Comision Europea en lo inmediato y en perspectiva contra Tony Blair, que como explicamos en el numero anterior de LVO obtuvo una victoria pírrica en las últimas elecciones en Gran Bretaña. Para colmo de males la euroescéptica Gran Bretaña se hará cargo de la presidencia de la Union en los próximos seis meses.
En última instancia la crisis política abierta en el corazón de Europa significa un duro golpe a las aspiraciones contrahegemónicas de la burguesía europea y de sus gobiernos frente a la supremacía todavía indiscutible de los Estados Unidos.

Por una política obrera independiente 

En lugar de aprovechar esta oportunidad para levantar una política de clase verdaderamente, como podría haber sido un voto clasista e internacionalista por los Estados Unidos Socialistas de Europa, la izquierda “trotskista” francesa llamó a votar “no”, ubicándose pasivamente -en el caso de LO- o activamente –en el caso de la LCR- al remolque de los partidarios del “no” antiliberal entre los cuales los que llevaban la voz cantante eran ex ministros de Jospin como Buffet (PC) o Mélenchon (PS) o hasta el ex primer ministro y ex ministro de Economía Laurent Fabius. La vanguardia obrera y juvenil que protagonizó luchas como las de febrero y marzo, podía encaminarse en esta perspectiva, evitando la canalización de su energía hacia el terreno del voto “no”. 
Ahora frente a la profundidad de la crisis abierta, la LCR se prepara para profundizar esta unidad con la disidencia del PS y con la dirección del PC buscando constituir partidos amplios anticapitalistas, que significan diluir y liquidar un programa y una opción de clase detrás de un frente antineoliberal con figurones que se caen de los aparatos reformistas, que eventualmente serán futuros componentes de proyectos de gobierno de “izquierda plural” como se prepara en Italia Refundación Comunista respecto del Olivo.
Frente a esta lógica neoreformista o reformista de izquierda se hace más urgente que nunca la necesidad de una política obrera independiente que le permita a los trabajadores y el pueblo aprovechar la debilidad de sus enemigos de clase. Es necesario luchar por la máxima unidad entre trabajadores del sector privado y del sector público, unidad esbozada durante los meses precedentes, y luchar antiburocráticamente por coordinar las luchas desde abajo como intentaron hacerlo los liceístas y a nivel de la fábrica los obreros de Citroën-Aulnay. Esta será la premisa necesaria para comenzar a construir una relación de fuerzas favorable para empezar a poner en jaque los planes gubernamentales de Villepin tanto como los eventuales recambios de izquierda de figurones del PS o de Buffet. Es imprescindible avanzar en la constitución de un verdadero partido revolucionario que levante una alternativa de clase contra la Europa del capital, contra los viejos Estados nacionales y las salidas chovinistas y por los Estados Unidos Socialistas de Europa. Solo una política de este tipo puede permitir salir del callejón sin salida al cual lleva tanto la política del PC, planteando renegociar el tratado por la Constitución, como la izquierda “trotskista” francesa reclamando la “refundación social y democrática” de Europa. De lo que se trata es de destruir la reaccionaria UE enarbolando la bandera de los Estados Unidos Socialistas de Europa, una pelea ligada al combate contra las patronales y gobiernos de cada país europeo y que solo puede ser efectiva si unifica a la trabajadores de los países imperialistas del viejo continente con sus hermanos proletarios de los países semicoloniales o en proceso de semicolonizacion recién integrados del Este de Europa.

 

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