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Internacionales

Uruguay: Nuevo gobierno de centroizquierda

Tabaré Vázquez tras los pasos de Lula

3 de marzo 2005

La asunción de Tabaré Vázquez, este martes 1° de marzo, fue acompañada por una multitud en Montevideo. El nuevo gobierno despierta el entusiasmo del pueblo uruguayo. En palabras del Presidente “Llego a la Presidencia de la República junto a cientos de miles de compatriotas que el pasado 31 de octubre se expresaron soberana y democráticamente a favor de un proyecto de país mejor...”1. Las expectativas generadas tienen que ver con que por primera vez –en 174 años- se ha roto la tradicional alternancia entre Blancos y Colorados, los partidos patronales tradicionales del Uruguay. El pueblo espera un cambio que termine con el dominio de los viejos partidos y de lugar a las reivindicaciones postergadas en un país donde la pobreza alcanza a más del 40% y el desempleo supera el 12%.
El enorme peso del Movimiento Participación Popular (ex Tupamaros) en la coalición de gobierno, con figuras carismáticas como el ex jefe guerrillero Pepe Mugica que se hará cargo del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca o Nora Gallo –una activista sindical histórica- como presidenta de la Cámara de Diputados, crean la apariencia de que es posible evitar que Tabaré siga los pasos que en Brasil está dando Lula con su política continuista de los planes del FMI. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas -rotas por Batlle- con Cuba, refuerzan esta imagen. Sin embargo, las medidas tomadas hasta el momento por el FA-EP-NM dejan trascender que el nuevo gobierno estará en una clara contradicción con las expectativas que en él ha depositado gran parte del pueblo.
En Argentina muchos buscan subirse a la ola de entusiasmo por el gobierno centroizquierdista. Desde el gobierno nacional para resaltar su alicaído perfil progresista. Por su parte, las organizaciones que conforman el Encuentro de Rosario –donde milita el Partido Comunista- expresan su satisfacción frente al gobierno de Tabaré y el Frente Amplio al cual consideran el modelo político a imitar.

Los nuevos gobiernos "progresistas"

El nuevo gobierno uruguayo viene a consolidar el ciclo de gobiernos “progresistas” en el cono sur latinoamericano acompañando a Lula y a Kirchner. Recordemos que tanto el argentino como el brasileño se han caracterizado por una política que resguarda los intereses políticos y económicos del imperialismo en la región. Así actuaron conjuntamente en contra del levantamiento obrero y campesino boliviano contra Sánchez de Losada y el envío de tropas a Haití yendo a socorrer a las fuerzas franco-americanas que ocuparon ese país luego de haber derrocado a su presidente Jean Bertrand Aristide. En Uruguay, el Frente Amplio (a dos meses de haber ganado las elecciones) ya votó el reforzamiento de la expedición militar uruguaya en Haití. Según el diario Exterior “Uruguay tendrá una cantidad récord de efectivos en el exterior”2 lo que sumarían alrededor de 600. Los diputados de la coalición de “izquierda” –incluidos los tupamaros- votaron disciplinadamente esta exigencia. Al igual que Lula y Kirchner, Tabaré se alinea en una posición proimperialista que encubre con la retórica de Chávez. De esta forma el venezolano ayuda a darles un aura de cierta autonomía a estos gobiernos, que a cambio ofrecen buenas oportunidades de negocios a los petrodólares bolivarianos.
El imperialismo norteamericano no reacciona –según informan los analistas- con preocupación frente a la asunción del gobierno de “izquierda”. Otto Reich, ex jefe de la diplomacia estadounidense para América latina, acaba de declarar que “Hay gobiernos que llegan al poder para hacer progresar a sus pueblos y hay otros que vienen a buscar problemas, siempre en nombre del pueblo. Yo espero que Vázquez sea de los primeros”. Este funcionario norteamericano es un notorio y conocido lobbista de la gusanería cubano-americana de Miami, a quien no le preocupa en lo más mínimo el coqueteo del Frente Amplio con Fidel y Chávez. Seguro de sí mismo declara “Sé que Vázquez viene de una trayectoria de izquierda, pero también lo hizo Lula, y sin embargo Estados Unidos tiene buenas relaciones con el gobierno de Brasil”3.
Al igual que Kirchner y Lula, Tabaré tiene a su favor el imaginario simbólico de una militancia setentista y en este caso socialista, pero expiada de cualquier pretensión antiimperialista, su setentismo no es más que una pose para recolectar simpatías entre los trabajadores y el pueblo.

Ministros del establishment y de los capitalistas

Durante la campaña electoral, el Frente Amplio resaltó su continuismo con la política económica neoliberal que siguieran Blancos y Colorados. Así afirmó que su hombre en Economía iba a ser Danilo Astori –un pragmático de la derecha del F.A- luego que rechazara el convite Enrique Iglesias, presidente del BID. Tabaré cumplió su palabra, Astori es el nuevo Ministro. Ahora se apresta a introducir la orientación económica de Lula. Promete mantener el pago de la deuda, los privilegios del paraíso bancario y el enorme superávit fiscal impuesto para evitar el default de la deuda4. Actualmente, el FMI exige un superávit fiscal primario de 4% del PBI: la dirección del nuevo equipo económico propone el 3,5%. En sendos casos alcanzar dichos superávit impone lanzar una ley presupuestal realmente austera que no dará respuesta a la llamada “deuda social”.
Por otra parte, el Ministerio de Industria fue entregado a un representante de los capitales norteamericanos, Jorge Lepra, un reconocido empresario que no proviene de la izquierda5. Es más, tiene estrechos vínculos con la petrolera norteamericana Texaco de quien fuera presidente de esa filial para el Cono Sur y de la Cámara de Comercio Uruguay-EEUU.
El rumbo elegido amenaza generar tensiones con los sindicatos. En el mes de diciembre el dirigente de la Unión Ferroviaria Julio Silveira, dijo que los trabajadores del ferrocarril estatal se sintieron “sorprendidos” por la posición favorable del presidente electo, a la concesión a privados de la reparación y usufructo de las vías férreas. 

Acuerdo con la vieja política

El nuevo gobierno intenta ensanchar su base de sustentación política mediante un acuerdo con Blancos y Colorados, los responsables de las penurias de las masas uruguayas y de la sumisión del país al imperialismo. Abusando de las expectativas depositadas en el cambio de gobierno, Tabaré y el Frente Amplio lograron un acuerdo con los Blancos quienes han declarado que “El Partido Nacional participará en el gobierno nacional, así lo definió su Directorio y fue comunicado personalmente (...) por Jorge Larrañaga al Presidente electo”.6 Según el diario La República “El acuerdo entre los blancos y las nuevas autoridades, establece la apuesta positiva a las propuestas de gobierno así como el control de la gestión (…) Vázquez subrayó también que “este camino de diálogo y de búsqueda de consensos que transitamos lo vamos a profundizar”.
Según cita La Nación, un analista uruguayo Oscar Botinelli, explica que “es innegable que, tratándose de un gobierno que puede correr muchos riesgos, Tabaré Vázquez necesita contar con un espacio de negociación, de apertura y de apoyos externos que le faciliten el dominio interno. Sobre todo en el área económica, necesita tener esa apoyatura extrapartidaria para los cosquilleos que puedan aparecer adentro de su fuerza política (...) Pero además, es importante que en el exterior del país se vea a un gobierno de izquierda -con las dudas que puede generar en algunos ámbitos, sobre todo en los económicos- respaldado por todas las fuerzas políticas, comenzando de algún modo en paz, con tranquilidad, sin guerra de la oposición”. El nuevo presidente uruguayo, al igual que Kirchner, decide pactar con la vieja política y consolidar las instituciones de una casta que ha entregado nuestras naciones, defraudando las expectativas de las masas.
Pepe Mugica dijo en la asunción que “Cuando llega un gobierno, cualquiera sea ese gobierno, siempre abrimos un compás de expectativa. Y sé que después vendrán, inevitablemente, las horas de las diferencias. Pero que nunca sean tan grandes como para que terminemos hipotecando el futuro.”7 Sus palabras están dirigidas a desactivar cualquier cuestionamiento por izquierda cuando el Frente Amplio se apresta a consolidar un acuerdo con los partidos tradicionales. En este sentido, el gobierno del Frente Amplio se asemeja al de su par brasilero ya que si bien por ahora contiene al ala izquierda del frente dentro de su proyecto, de profundizar el curso que preanuncian podría ver escindida la propia coalición de gobierno.
Quienes desde Argentina festejan la consolidación de un nuevo eje latinoamericano actúan como encubridores de nuevos gobiernos capitalistas que han tomado en sus manos la tarea de reordenar el poder político para alentar los grandes negocios de la burguesía y acordar con el imperialismo norteamericano. Quienes como desde el Encuentro de Rosario se proponen el Frente Amplio como modelo, están llamando a reproducir nuevas frustraciones, a montar una alianza de conciliación de clases, un salvavidas político para el viejo régimen y las patronales.

1 Discurso completo de Tabaré Vázquez. Rebelión.org
2 Diario Exterior, 11/12/2004.
3 La Nación 28/2/2005.
4 El déficit fiscal del Gobierno Central ascendió a 4,6 % y 2,1% del PBI, en 2003 y 2004 respectivamente.
5 El País, 1° de Marzo.
6 Diario La República, 28 de febrero.
7 Página 12. 2/3/05.
 


 

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