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TELESUR: Los límites del "nacionalismo" en los medios de comunicación

28 de julio 2005

Con la presencia del consejo asesor conformado por intelectuales, políticos y personalidades de las artes1, el domingo 24 comenzó la transmisión de TeleSUR, un canal de noticias impulsado por Hugo Chávez y los gobiernos de Venezuela, Uruguay, Cuba y Argentina. El objetivo de la cadena es dar una visión latinoamericana de la realidad, “en contra del imperialismo cultural” según el Ministro de Comunicaciones de Venezuela. Algo así como una anti-CNN.
En respuesta al lanzamiento, el congreso de Estados Unidos votó una enmienda que le permite emitir radio y televisión hacia Venezuela para interferir la señal, lo cual desataría una “guerra electrónica” similar a la que ya tiene Cuba con la Radio Martí invadiendo sus espacios de radiodifusión. Pero salvo Chavez y Castro, ninguno de los presidentes latinoamericanos levantó su voz contra este nuevo avasallamiento de parte del imperialismo norteamericano. Hay que enfrentar este nuevo ataque imperial.
La razón de ser de Telesur, dicen, es permitir a los latinoamericanos mirarse con ojos propios y no a través de los de medios de comunicación extranjeros». Pero la mayoría de los medios de comunicación están en manos de latinoamericanos que no “les interesa la libertad de prensa, (…) quieren seguir teniendo un mensaje hegemónico y una imagen única”, como afirma Aram Aharoniam, el director de Telesur. Es que al igual que el conjunto de la economía, los medios de comunicación de masas están en manos de un puñado de empresarios, ligados por múltiples lazos al imperialismo. El rol de los medios es difundir el punto de vista ideológico de esta relación.
Por esto en Venezuela los principales medios están aún en manos de la contra golpista que con el apoyo de Estados Unidos quiso sacar del poder al mismo Chávez en 2002. Y en Argentina, al interior de los medios se vive un régimen de verdadera dictadura que impide el libre ejercicio de la libertad de prensa. Cuando los trabajadores luchan son atacados impidiendo la libre organización sindical o reprimidos por la policía, como pasó en Clarín en 2001. Pareciera ser la norma, la existencia en los medios de dos tipos de periodistas: la gran mayoría que tiene que soportar la bajada de línea y la censura previa de sus directivos y los otros, las caras visibles que gritan a los cuatro vientos su liberad de palabra, lo cual es totalmente cierto ya que son ideólogos que coinciden netamente con la línea de los medios en los cuales trabajan.
Pero más allá de esto, ¿Bastaría con que los medios estuvieran realmente en manos del estado para garantizar una verdadera libertad de expresión? El reciente caso de censura en Canal 7 de Argentina, donde prohibieron la salida al aire de un documental sobre la guerra de Vietnam, indica lo contrario; otro caso testigo es la reciente prórroga de las licencias de los contratos de radiodifusión, una ley promulgada por la dictadura, que Kirchner justifica diciendo que fue para que “quedaran en manos de empresarios nacionales”.
Además ¿alguien puede pensar que un canal de televisión de escasa llegada y 6 horas de programación como Telesur puede competir eficazmente con el resto de los medios?
La verdadera división no es entre latinoamericanos y yanquis, sino entre los trabajadores y el pueblo pobre por un lado, y el imperialismo y las burguesías de nuestros países por el otro. Por esto no se puede hablar de una realidad latinoamericana o de objetividad, un concepto que, por otra parte, fue superado hace rato en lo que a comunicación se refiere. La única forma de enfrentar la ideología del imperialismo es basándonos en los hechos de la realidad posicionarnos desde el punto de vista de los trabajadores y los que luchan contra su opresión.
Por esto la única manera de poner los medios de comunicación de masas al servicio de los trabajadores y el pueblo, es arrancándoselos de las manos de los grandes capitalistas y poniéndolos en manos de los trabajadores y el pueblo algo que los presidentes de nuestros países no están dispuesto a hacer.
En este camino debemos luchar contra la dictadura al interior de los medios, a la vez que hay que reivindicar los medios alternativos que desde el punto de vista de la clase obrera colaboran en su lucha.

1 Entre ellos, el nicaragüense Ernesto Cardenal, el paquistaní Tariq Ali, el venezolano Luis Britto García, el francés Ignacio Ramonet, el actor estadounidense Danny Glover, el uruguayo Eduardo Galeano y los argentinos Fernando «Pino» Solanas, Tristán Bauer y Adolfo Pérez Esquivel.

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