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Internacionales

Principales conclusiones de la Tercera Conferencia de la FT-CI

5 de mayo 2005

Luego de un semana de un enriquecedor debate alrededor de los grandes problemas actuales -tales como el carácter del dominio imperialista, la situación de la clase obrera y las inicios de recomposición de su subjetividad después de dos décadas de retrocesos, la relación entre esta incipiente recomposición de la subjetividad proletaria y la construcción de organizaciones marxistas revolucionarias-, la conferencia logró hacer una síntesis entre definiciones teórico-políticas clave para la actividad militante, las caracterizaciones de la situación internacional y las resoluciones políticas y organizativas para orientar la actividad de nuestra tendencia a lo largo del año. A continuación ofrecemos a nuestros lectores las conclusiones de las principales discusiones que se han desarrollado en esta importante reunión.

I. Los debates en el marxismo actual

a) Las teorías sobre el imperialismo 
La conferencia comenzó con una reflexión teórico-política alrededor de las teorías del imperialismo a la luz de las polémicas de las últimas décadas y de los acontecimientos que se vienen desarrollando en la situación internacional. Esta discusión comenzó constatando que la guerra de Irak y más en general la actitud agresiva de los EE.UU., junto con la creciente competencia entre bloques de potencias y las tensiones en las relaciones internacionales, le han quitado todo sustento en la realidad a las teorías más ingenuas y apologéticas del capital, que postulaban una “globalización” o “mundialización” armoniosa, como una nueva fase en la que el capitalismo a su modo, habría superado las contradicciones entre la creciente internacionalización de las fuerzas productivas y las estrechas fronteras nacionales, dando lugar a un dominio ordenado de los monopolios sobre el mundo. Estamos asistiendo al resurgimiento del debate sobre el carácter del imperialismo que tiene una larga historia entre los marxistas del siglo XX. 
Entre los analistas de izquierda hay esencialmente tres grandes teorías sobre en qué consiste el imperialismo hoy, a saber: 
En primer lugar tenemos la teoría de la “hiperpotencia” o del “superimperialismo” que sostiene que EE.UU. tiene una ventaja tal (económica, financiera, política y en última instancia militar) sobre sus rivales –la UE y Japón- que le permite monopolizar la agenda internacional e imponer sus intereses financieros y monetarios. A pesar de este hecho cierto, coincidimos en que esta teoría no se sostiene. Estados Unidos viene perdiendo peso en la economía mundial y hoy el Producto Bruto de la UE es superior al norteamericano. Además Estados Unidos es el principal deudor mundial y tiene un abultado déficit comercial. En última instancia, los que postulan a Estados Unidos como una hiperpotencia transforman en un absoluto el enorme poderío militar norteamericano, y lo traducen en dominio indiscutido. 
En segundo lugar está la más conocida teoría del “ultraimperialismo” que en esencia consiste en afirmar que los alrededor de 37.000 monopolios y 500 supermonopolios que operan en el mundo tienen un grado de integración tal, y de intereses comunes, que hace imposible todo conflicto serio entre naciones imperialistas y que a lo que asistimos es más bien a un gobierno mundial común de estos grupos. Esta teoría tiene entre sus representantes más populares a teóricos como Antonio Negri y Michael Hardt. Esta teoría, formulado por los marxistas alemanes Karl Kautsky y Hillferding (con distintas variantes entre ellos) a principios del Siglo XX, fue refutada por Lenin que sostenía que aunque la tendencia de los monopolios era a convertirse en trusts únicos para evitar la competencia a escala nacional e incluso mundial, esto era una utopía ya que se lo impedía el sistema internacional de estados y la lucha revolucionaria del proletariado. Las dos Guerras Mundiales del Siglo XX fueron una prueba brutal y horrorosa que confirmaba la tesis de Lenin. 
Por último ha resurgido, con multitud de matices, la teoría “clásica” del imperialismo que sostiene que los monopolios tienen base nacional y que los conflictos económicos, políticos y militares entre ellos son inevitables. Comparado con principios del Siglo XX, cuando Lenin escribió “Imperialismo, fase superior del capitalismo”, se produjeron importantes transformaciones, que profundizaron la tendencia a la centralización del capital no sólo en el plano nacional sino también a un nivel internacional, como se ve en las fusiones entre monopolios de diversos países y en la nueva división internacional del trabajo a nivel de la producción manufacturera. 
Sin embargo, y a pesar de estos importantes cambios, creemos que la teoría de la competencia interimperialista se mantiene en lo esencial como la más apta para describir la competencia económica expresada por ejemplo en la Organización Mundial de Comercio o las diferencias político-militares como frente a la reciente guerra de Irak. En ese sentido reafirmamos que la competencia creciente en el sistema internacional de estados abre permanentes brechas que, de ser utilizadas por el proletariado, pueden llevar a la revolución proletaria y de no hacerlo nos conducirán inevitablemente -en plazos que no podemos definir- a nuevas catástrofes y barbaries como las que vivimos en el siglo XX.

b) La clase obrera después de la ofensiva neoliberal
En el curso de la discusión, comprobamos que las teorías más vulgares como las de un capitalismo pujante que funciona sin clase obrera están desapareciendo, dando lugar a un rico debate teórico sobre las características del proletariado actual.
Lo que ha permitido la proliferación de todo tipo de teorías, que con sus matices, afirman que la clase obrera como sujeto social de la revolución ha dejado de existir, sustituyéndola por distintos movimientos sociales, ha sido la enorme fragmentación del proletariado como consecuencia de las contrarreformas neoliberales de los últimos 25 años. Estas teorías tuvieron más auge luego del colapso del stalinismo y se vieron reforzadas por la liquidación de las grandes conquistas subproducto de la Revolución de Octubre y de la lucha de clases en el Siglo XX.
Esta fragmentación combina trabajos complejos altamente intelectualizados como los de informática, comunicaciones, con la creación en el otro extremo, de trabajo “descalificado o de baja calificación”, mal pago, precarizado, muchas veces en negro y sin ningún derecho laboral. Constatamos que el capitalismo en su fase actual tiende a crear ambos tipos de trabajo y que su dominio se basa en la división de las filas obreras.
A diferencia de otras corrientes, la FT viene precisando las respuestas programáticas y prácticas para intentar superar esta situación formulando nuestra “estrategia soviética” que tiende a unir a todos los sectores en lucha, comenzando por las filas obreras y reafirmando la teoría del partido leninista formado por militantes profesionales que más allá de su “profesión u oficio” actúan como tribunos del pueblo, es decir no sólo como representantes de la clase obrera sino de todos los agravios de las demás capas explotadas y oprimidas.
En contra de las teorías en boga que dividen al proletariado según dicotomías rígidas: los que hacen trabajo material y los que hacen trabajo “inmaterial”, intelectual/manual, ingresos bajos/ingresos más altos, sector servicios/sector industrial y decenas de divisiones más, preferimos reafirmar la vieja definición de Ernest Mandel de que proletario “es aquella persona que vive de un salario que le impide acumular capital”. Es obvio que en esta definición no están comprendido los cuadros altos y medios, y los ejecutivos de las empresas que ganan o consumen como la clase burguesa y que ejercen la función de “mando del capital”.
Frente a las discusiones de que la clase obrera sólo es tal cuando lucha contra el capital reafirmamos que si bien la clase obrera es clase “para sí” y no para los capitalistas cuando lucha y se organiza, sin embargo esto no sería posible si el capital no la constituyera estructuralmente como tal concentrándola en unidades productivas y explotándola.

II. El carácter de la situación internacional 

En los últimos dos años se viene dando un crecimiento en la economía mundial, que en 2004 alcanzó el 5%. Sin embargo, esta recuperación no ha abierto un nuevo ciclo de expansión duradera del capitalismo ya que se basa en una economía mundial profundamente desequilibrada. Esto quiere decir que se vienen acumulando enormes contradicciones. Aunque el mercado norteamericano sigue actuando como “consumidor de última instancia”, absorbiendo las exportaciones de gran parte del mundo, el aumento del déficit comercial norteamericano financiado centralmente por los países asiáticos, se torna cada vez más inmanejable y el crecimiento de EE.UU., de China y en general de las semicolonias, se acompaña de un estancamiento o crecimiento muy leve de las economías de la UE y Japón. Esto a mediano plazo va a resultar insostenible y está incrementando desde ahora la competencia interimperialista. 
En el terreno de la lucha de clases definimos que la coyuntura se ha hecho muy reaccionaria luego de la reelección de Bush, lo que se ve por ejemplo, en la instrumentación de planes “políticos” para estabilizar Irak y en su política hacia el conflicto palestino. Más aún constatamos que a pesar de estar basado en procesos sociales reales, EE.UU. ha utilizado las así llamadas “revoluciones naranjas” o de “las rosas” en Ucrania, Georgia y Kirgizstan para hacer un cerco militar que amenaza a la decadente Rusia, al Irán de los Ayatollahs y lanza una advertencia sobre la propia China. También ha polarizado la política en el Líbano, utilizando el asesinato de Hariri para obligar mediante movilizaciones de clase media a retirar las tropas sirias del Líbano (sin contrapartida por Israel que ocupa parte del territorio sirio en el Golán), aunque aquí la política es más contradictoria ya que los pro-iraníes de Hezbollah han realizado también enormes movilizaciones de masas a favor de Siria.
En Latinoamérica se ha instalado una serie de gobiernos que en términos amplios pueden ser denominados “posnoeliberales” (con discursos reformistas, aunque las reformas sean levísimas), entre los cuales Chávez tiene rasgos populistas más clásicos, que intentan contener los levantamientos en el arco andino cuya expresión más reciente fue Ecuador, e impedir que las clases obreras más poderosas como la argentina o la brasilera adopten un curso hacia la izquierda. Sintetizando la conferencia ha concluido que la coyuntura es reaccionaria pero la situación es transitoria y la etapa sigue siendo preparatoria, caracterizada por los crecientes desequilibrios en la economía mundial, a los que nos referimos más arriba, las tensiones en las relaciones internacionales entre las grandes potencias, la pérdida de legitimidad del dominio norteamericano y una incipiente pero sostenida recuperación del movimiento de masas.

Contra la Europa del capital

Junto a las definiciones más generales de la situación internacional, la conferencia dedicó dos jornadas de discusión sobre el carácter de la Unión Europea, a propósito de la reciente ampliación a los países del este europeo, y de la elaboración del nuevo tratado constitucional. Contra todas las teorías burguesas y reformistas que apuestan a Europa como una contratendencia a la arbitrariedad y al guerrerismo del imperialismo norteamericano, reafirmamos que la UE constituye un proyecto “supra-estatal”, reaccionario, antiobrero e imperialista, en el que coexisten 25 países de estructura social diferente, semicoloniales o en procesos de serlo (los del Este de Europa) e imperialistas (los de Europa Occidental) siendo los primeros utilizados como mercado interno y reservorio de mano de obra barata en beneficio de los últimos. La constitución de este bloque tiene como objetivo conseguir una economía de escala continental para hacer frente a los EE.UU. y a Japón.
El eje de la discusión fue establecer un programa que responda a las dos dinámicas revolucionarias que surgen de la estructura diferenciada de países, es decir una más parecida a la de los países semicoloniales donde las consignas democráticas y agrarias son esenciales y otra donde la revolución proletaria enfrenta al capitalismo más avanzado, con el objetivo estratégico de contraponer el proyecto imperialista reaccionario y antiobrero a la perspectiva de los Estados Unidos Socialistas de Europa evitando caer en el error simétrico que viene caracterizando a la extrema izquierda europea, de luchar contra la Europa de los monopolios sosteniendo a los viejos estados imperialistas por separado, o de intentar “reformar” o “democratizar” a la UE. 

Sudamérica como avanzada de la lucha de clases

La conferencia constató que América del Sur está a la vanguardia de los procesos de lucha de clases, aunque con una importante desigualdad. Por un lado, el arco andino está atravesado por una tendencia persistente a la inestabilidad y a levantamientos populares, donde los actores fundamentales son los campesinos, los indígenas y los pobres urbanos y donde el proletariado actúa diluido. Una segunda tendencia se expresa como recuperación de la lucha proletaria en los dos países más fuertes de Sudamérica: Brasil y Argentina. Con 38 millones de asalariados urbanos el primero y con 8 millones de trabajadores urbanos el segundo, vemos además de huelgas la conformación de un polo antiburocrático (Conlutas) en Brasil, así como la existencia de dos grandes formaciones centristas, el PSTU y el PSOL y una importante izquierda del PT en proceso de constante redefinición. En Argentina hemos visto desde la huelga telefónica de noviembre, seis meses continuos de luchas de trabajadores, la aparición de nuevos dirigentes y activistas obreros y una creciente tendencia a la coordinación.
La conferencia coincidió no sólo en mantener la hipótesis estratégica de Liborio Justo de que “América del Sur podría ser la Rusia del Siglo XXI”, sino en tener una mirada integradora que tienda a unir los levantamientos revolucionarios del sector andino con el resurgir de la actividad de los poderosos proletariados brasilero y argentino. Entre las resoluciones que adoptó la Conferencia, está el lanzamiento de una fuerte campaña de defensa de Cuba y Venezuela frente a las agresiones y amenazas imperialistas desde el ángulo de la revolución obrera y socialista. También se resolvió editar un nuevo órgano publicístico -además de nuestra revista teórica internacional, Estrategia Internacional- que refleje el rico proceso de lucha de clases de Sudamérica y la intervención y el programa de los revolucionarios en los mismos.

III. Una apuesta estratégica de la FT en el movimiento obrero 

La conferencia discutió desde el comienzo que hay una disparidad entre el marxismo revolucionario como ideología enormemente retrasado por los enormes daños creados por el stalinismo y su colapso vergonzoso, donde la burocracia se pasó con armas y bagajes al campo de la contrarrevolución, y un resurgir más rápido aunque con los grandes límites que planteamos más arriba del proletariado como “clase en lucha”.
Que por lo tanto es clave hoy más que nunca construir nuestros grupos marxistas revolucionarios ligados, aprendiendo y en la medida de nuestras posibilidades modelando como hemos hecho modestamente en Zanon al nuevo proletariado que está surgiendo a escala internacional. En función de esto se hizo un balance muy positivo de los avances hechos por nuestro joven grupo de Brasil que está intentando un profundo giro al movimiento obrero que acaba de ganar mucha influencia (con aliados con rol dirigente) en el Consejo de Delegados de Base del Sindicato de los Trabajadores no Docentes de San Pablo que tiene 4000 afiliados y 15000 obreros, y que por ejemplo ha tenido una destacada participación en el 1° de mayo convocado por sectores disidentes de la CUT, en el que hicieron una columna de 140 compañeros, la segunda después de la del PSTU que es una fuerza infinitamente más grande que nosotros y que por su sindicalismo sólo pudo movilizar 400 compañeros.
En Bolivia donde nuestros camaradas vienen teniendo un rol destacado en los procesos de la lucha de clases e impulsan una política de reagrupamiento obrero amplio con la constitución de la Juventud de la COB, se dio paso adelante con la inauguración de una Casa Obrera y Juvenil a la que asistieron 90 jóvenes, en la “ceja” de la Ciudad del Alto donde viven 56.000 obreros.
La conferencia constató en Argentina el gran avance del PTS en su estructuración y en su inserción en las luchas más avanzadas de los trabajadores lo que lo coloca como una corriente dinámica en el escenario actual regado de luchas obreras.
Estos son algunos ejemplos de una tendencia común que con desigualdades también se desarrolla en México y Chile.
A pesar de que la idea de la revolución no es aún una realidad viva del movimiento de masas, los embrionarios avances de la subjetividad de la clase obrera nos hacen ser más optimistas sobre las posibilidades del programa del trotskismo de infuenciar a las nuevas camadas de luchadores que están surgiendo, aprovechando a nuestro favor la inexistencia de fuertes aparatos contrarrevolucionarios como en el pasado fue el stalinismo mundial.
Esta confianza estratégica en la clase obrera y en el programa del marxismo revolucionario, es lo que la diferencia radicalmente de sectores de la izquierda que se llama “revolucionaria” –como el PSOL en Brasil o la LCR en Francia- pero buscan atajos reformistas o de colaboración de clases como los proyectos de partidos “anticapitalistas” amplios, en los que se diluyen las diferencias entre reformistas y revolucionarios, al servicio de sus estrategias electorales.
Contra estas falsas alternativas, la III Conferencia de la FT-CI reafirmó más que nunca la necesidad de avanzar, mediante fusiones con los mejores elementos de la vanguardia obrera y popular, en la construcción de partidos obreros revolucionarios y la reconstrucción de la IV Internacional.

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