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Internacionales

Tras la muerte de Arafat y la masacre en Fallujah

¿Podrá el imperialismo consolidar su dominio en Medio Oriente?

26 de noviembre 2004

Tras dos semanas de combates, las tropas yanquis han conseguido tomar la ciudad de Fallujah de manos de la resistencia. Los combates continúan en otras ciudades, donde la insurgencia ha conseguido abrir nuevos frentes de inestabilidad, incluso planteando un interrogante sobre la posibilidad de realizar las elecciones nacionales programadas para enero.

Por otra parte, la muerte del líder palestino Yasser Arafat es presentada por el imperialismo como una “oportunidad” para relanzar el estancado plan de “paz” para el conflicto palestino-israelí. Pretende así liquidar las aspiraciones nacionales palestinas, consiguiendo una victoria en Medio Oriente que compense la difícil situación en Irak.

 

La masacre de Fallujah y la salida electoral para Irak

 

Finalmente, las tropas yanquis consiguieron dar un golpe ejemplar a la resistencia iraquí en Fallujah, ocupando la ciudad y asesinando a 1.600 iraquíes. Si bien es una victoria militar, el gran despliegue de tropas en la ciudad ya está trayendo problemas a los generales, que ven sus fuerzas “sobreextendidas”. Es decir, no son suficientes para pacificar Fallujah y al mismo tiempo enfrentar los nuevos focos que ha abierto la resistencia en Mosul, Ramadi y Bagdad, y están reclamando más tropas.

El objetivo del asalto sobre Fallujah fue sentar las condiciones políticas y sobre todo de seguridad para la realización de las elecciones nacionales al Parlamento iraquí a fines de enero..

Sin embargo, la victoria militar no se refleja aún en el plano político. Tras la ofensiva, se puso en cuestión la fecha para los comicios. Y es que un grupo de partidos sunitas están impulsando, junto a otros grupos políticos, un boicot a las elecciones. Sin embargo, el establishment político y religioso chiíta (representante del 60% de la población), si bien condenó el asalto, no tomó ninguna acción en su contra y ya se metió de lleno en la campaña electoral. El Gran Ayatolá Ali al-Sistani (máximo líder religioso chiíta) está impulsando una lista única chiíta para asegurarse el triunfo electoral. De esta movida está participando incluso el clérigo radical Muqtada al-Sadr, quién encabezara en agosto un levantamiento en Najaf. Como vemos, las direcciones chiítas vienen sosteniendo abiertamente la ocupación imperialista y al gobierno interino títere del primer ministro Iyad Allawi. De todas formas, el elemento fundamental que hace tambalear la fecha de la votación es, evidentemente, la resistencia que no permite las condiciones de seguridad mínimas para realizar las elecciones dispuestas por el amo imperial.

Teniendo en cuenta estos elementos, vemos que por ahora EE.UU., si bien ha conseguido alinear tras su política a las direcciones burguesas mayoritarias, está lejos de estabilizar el país y presentarlo como el “ejemplo resplandeciente de democracia” para todo Medio Oriente que buscaba imponer con la guerra.

 

¿Una "oportunidad” para el imperialismo en Palestina?

 

La muerte de Yasser Arafat, líder histórico de la OLP y presidente de la Autoridad Palestina, es presentada ahora por el imperialismo como una “oportunidad” para dar una salida al conflicto palestino-israelí, retomando el último “plan de paz”, conocido como la “Hoja de ruta”. Esto permitiría a EE.UU. tomar un curso menos “unilateral” en Medio Oriente, dado que la “hoja de ruta” está auspiciado por el “cuarteto”, que incluye además a Rusia, la ONU y la UE. No es casual que Tony Blair, primer ministro británico, haya sido el principal impulsor de la “vuelta a la diplomacia” en la región, ubicando al Reino Unido como puente entre los imperialismos yanqui y europeo.

Para Bush y su aliado Sharon, la desaparición de Arafat de escena, con quien habían suspendido todo diálogo, considerándolo “terrorista”, permitiría el surgimiento de una nueva dirección palestina que cumpla el rol que pretenden Israel y los imperialistas: coordinar la retirada de las FDI (Fuerzas de Defensa Israelíes) de la Franja de Gaza para posibilitar la creación de un “estado” palestino y “combatir al terrorismo”, es decir, desarmar a las alas radicales de la intifada, cosa que Arafat no pudo hacer.



Para esto, se han programado elecciones a la presidencia de la Autoridad Palestina para el 9 de enero.

Pero si a Arafat, con la autoridad con que contaba, no le resultaba fácil mantener un relativo orden entre las fracciones palestinas, la dirección que surja será mucho más débil, y no se puede descartar la perspectiva de que estalle un enfrentamiento agudo entre las distintas organizaciones palestinas, incluso dentro del propio Fatah, el principal partido de la OLP.

Fatah ya ha presentado oficialmente la candidatura de Mahmoud Abbas (alias Abu Mazen), un hombre de la “vieja guardia” con mucha experiencia en negociaciones reaccionarias con el imperialismo (es conocido por ser uno de los arquitectos de los acuerdos de Oslo) pero con escasísima popularidad entre las masas palestinas. Sin embargo, no se puede descartar que el Marwan Barghouti, líder de Fatah en Cisjordania, actualmente preso en Israel y condenado a cinco cadenas perpetuas, acusado de terrorismo, presente igualmente su candidatura. Por la gran popularidad de Barghouti, algunos analistas creen que sería una opción ya que podría cumplir mejor el papel de contención necesario para garantizar el buen éxito del plan de paz.

La “oportunidad” que quiere aprovechar el imperialismo consistiría en darle una salida definitiva al “problema palestino”, que implicaría que el pueblo palestino aceptara de derecho el plan que Sharon de hecho está llevando adelante: retirar las tropas de Gaza, construir el muro de separación en Cisjordania, anexar la mayor parte de este territorio y asegurar así la posición del enclave colonial sionista en el corazón de Medio Oriente. Todo esto significa, en definitiva, liquidar de una vez por todas las aspiraciones nacionales del pueblo palestino, expulsado de su tierra en los años ’40, que se vería condenado a sobrevivir en pequeños ghetos sin unidad territorial, rodeado por el muro racista construido por Israel.

Sin embargo, el escenario en Medio Oriente está cruzado por agudas contradicciones. Entre ellas, el hecho de que a pesar de la política dura de Sharon, de los asesinatos selectivos a dirigentes de la intifada, de los bloqueos y toques de queda, no ha logrado doblegar la lucha nacional palestina.

 

¡Abajo el estado sionista de Israel! ¡Fuera el imperialismo de Medio Oriente!

La lucha de la resistencia iraquí y de la intifada palestina son grandes ejemplos de lucha contra la opresión imperialista en Medio Oriente. También en otros países árabes empiezan a alzarse las voces contra la opresión de sus hermanos (10.000 marcharon en Egipto el domingo contra la brutalidad de las fuerzas israelíes). ¡Les debemos todo nuestro apoyo! En todo el mundo, a su vez, las grandes mayorías repudian la ocupación yanqui en Irak y millones se sensibilizan ante las desesperantes condiciones de vida del pueblo palestino.

Para enfrentar la brutalidad del imperialismo debemos comenzar retomando la movilización y la lucha contra éstas que son las más acabadas expresiones de la esencia de este sistema. Y para poder llevar hasta el final esta lucha, la única perspectiva realista es la que puede imponer la alianza de los pueblos oprimidos con los trabajadores de todos los países.

 

 

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