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Internacionales

Nuestra respuesta

2 de septiembre 2004


 ¿Chávez encabeza "una revolución democrática aunque no económica"?
En años de gobierno y pese a la enorme movilización obrera y popular que derrotó todas las ofensivas de la reacción proimperialista, el Gobierno de Chávez no tocó la propiedad y el poder de la burguesía, ni siquiera de los sectores más ferozmente golpistas. Por el contrario, como bien explica el artículo de los compañeros venezolanos, busca por todos los medios pactar en nombre de la "unidad nacional" haciéndoles toda clase de concesiones.
Además, no sólo no hay revolución económica, tampoco hay "revolución democrática". Ambos aspectos no pueden separarse. Sin afectar la propiedad de la oligarquía y romper con el imperialismo no hay posibilidad de garantizar siquiera una ampliación genuina de los derechos y libertades democráticas de las masas. Por ejemplo, el simple derecho burgués de la libertad de prensa sigue estando recortado en Venezuela hoy, pues la gran mayoría de los medios de prensa, radios y TV están en manos de los empresarios privados. La Constitución Bolivariana amplía en cierto grado la democracia formal y representativa, es decir burguesa, pero instituciones fundamentales del viejo régimen como las FAN y la policía siguen en pie, por no hablar del respeto a la gran propiedad privada. El proyecto de Chávez y la oficialidad nacionalista se mantiene dentro de las aspiraciones a un cierto desarrollo capitalista autónomo, esperando asociar al mismo incluso a las transnacionales, como Chevron-Texaco y otras grandes petroleras yanquis y europeas.

¿Participar del partido de Chávez "para imponer en el mismo la democracia de obreros, campesinos y otros sectores marginados en torno al debate de un programa marxista y revolucionario"?

La estrategia de Chávez no es "un paso hacia el socialismo y la democracia real". Alimentar esperanzas en un "vía pacífica venezolana" al socialismo sólo puede terminar defraudando las expectativas e ilusiones de las masas, que buscan una vía a la liberación nacional y prepara el camino a duras derrotas y frustraciones de las cuales la historia de los pueblos latinoamericanos está llena. Basta recordar las lecciones del golpe gorila de 1955 o el pinochetazo de 1973. La confianza en Perón y en Allende, que llamaban a respetar a los empresarios y al Ejército en nombre de la "unidad nacional", fue usada por la contrarrevolución para organizarse y desarmó a los trabajadores para enfrentarla.
Por el contrario, sólo la clase obrera, bajo su propio programa y encabezando a la nación oprimida, puede llevar hasta el final la lucha contra la oligarquía y el imperialismo. Es necesario entonces combatir la estrategia y el programa del chavismo, explicando pacientemente esto, al mismo tiempo que se interviene junto a los trabajadores y el pueblo humilde en la movilización contra la reacción y por sus propias demandas.
Por otra parte no hay un partido chavista, sino más bien un amplio movimiento heterogéneo, del cual Chávez es el caudillo indiscutido. No hay ninguna posibilidad de reformarlo porque es un movimiento nacionalista burgués (tanto por su programa, como por su dirección). Cada paso de la vanguardia hacia un programa marxista y hacia un régimen de democracia directa lleva directamente a enfrentar al propio Chávez y romper políticamente con su movimiento.
Con respecto al entrismo, fue propuesto por Trotsky en los ‘30 como una táctica de corto plazo: entrar a ciertos partidos reformistas, como el socialismo francés, cuya militancia obrera y juvenil giraba hacia posiciones de izquierda, para ayudarlas a romper con su dirección y ganarlas para el programa marxista revolucionario, era así una táctica para avanzar en la formación del partido revolucionario, no para cambiar "desde adentro" a los partidos reformistas. Creemos que hoy en Venezuela esta táctica no está planteada por el carácter burgués nacionalista del chavismo. Allí los trotskistas tienen planteado un trabajo independiente en los sindicatos de la UNT y otras organizaciones de masas pro chavistas.
Importancia de una política obrera independiente...

El punto de partida es plantear abiertamente una posición política de principios, obrera y socialista, que no puede ser otra que la independencia política de los trabajadores frente al gobierno chavista. Unidad de acción contra los ataques de la reacción no puede significar darle apoyo político. Desgraciadamente la mayor parte de la izquierda venezolana, incluyendo algunos que se dicen trotskistas, le dan apoyo a Chávez (aunque a veces sea "crítico"), alimentando ilusiones en la posibilidad de "presionar" para hacerlo avanzar "hacia el socialismo".
Con esto sólo contribuyen a dificultar la experiencia con el chavismo y la diferenciación política de la vanguardia obrera y popular, entre esos combatientes que en abril del 2002 querían armas e ir hasta el final en la batalla contra los golpistas, en los trabajadores que querían quebrar el paro patronal imponiendo el control obrero, como se comenzó a hacer en PdeVSA, que hoy quieren barrer con la burguesía gorila para imponer las demandas de pan, trabajo y tierra y rechazan la negociación con la oligarquía y las petroleras que predica Chávez.
La lucha por un reagrupamiento obrero revolucionario, es esencial para ir hasta el final en la lucha contra la reacción burguesa e imperialista y superar las limitaciones de la dirección chavista, absolutamente incapaz de avanzar hacia la liberación social y nacional de Venezuela.
E.M.
 

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