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Internacionales

Por EM de la Liga Obrera Revolucionaria - Cuarta Internacional

Notas de un publicista de Bolivia sobre la situación y las tareas de los marxistas hoy

3 de junio 2005

Sobre la situación y las tareas de la LOR-CI

1. Como decimos en el Boletín (como marco general y para nuestro programa y nuestra política nos remitimos al mismo), estamos ante la posibilidad de un nuevo Octubre, esto es, de colosales acontecimientos revolucionarios, y en esta perspectiva nos ubicamos. La coyuntura política es extremadamente fluida, y como en toda situación de proporciones revolucionarias, hay que esperar cambios bruscos, giros imprevistos, contradicciones de todo tipo. Por ello, toda previsión es hipotética, condicional al desarrollo de los múltiples elementos y a la actitud ya no sólo de las grandes fuerzas sociales, sino de los partidos, las fracciones y hasta de los individuos. De aquí al martes, donde debería reinstalarse el congreso, se abre una encrucijada para todas las fuerza y actores, que estará llena de realineamientos. Partimos de esta precaución metodológica pero podemos plantear algunas reflexiones generales y un curso de acción. 

2. El empantanamiento en el Congreso, con un cuarto intermedio hasta el martes es un nuevo episodio de la enorme crisis política, con la fractura entre el bloque de derecha MNR-brigada cruceña y el polo moderado “pro constituyente”, donde el MAS coincide con sectores de NFR, MIR y la “bancada patriótica” pro Mesa. El intento de hacer pasar las decisiones políticas de fondo al parlamento ante el agotamiento de Carlos Mesa y sus propuestas, terminó haciendo estallar al propio Parlamento y acelerando el desmoronamiento del régimen y la crisis de las instituciones, así como los elementos de descomposición estatal.

3. El decreto presidencial es un nuevo gesto, débil aunque hábil, para conciliar y salir al cruce de la posible reacción de las masas movilizadas en La Paz y El Alto y sobre todo, dirigido hacia el MAS (y hacia Santa Cruz), pero también calculado para “reaparecer” mediando y como Gobierno ante la crisis del Parlamento. 

4. Sin embargo, es posible que termine fracasando. No habían pasado tres minutos desde que habló Mesa cuando ya recibió las respuestas por derecha y por izquierda. Dabdoub (Comité Cívico Santa Cruz) lo tachó de “fujimorazo” y Evo declaró que “la intención es buena” pero que el decreto es inconstitucional y que lo que hace falta es la ley especial de convocatoria en el Congreso. Precisamente, lo que no se logra acordar. Por lo demás, es un gesto tardío: los acuerdos e intentos, cuando logran tomar forma, terminan llegando tarde, tal como se queja el propio Evo, en relación a los tiempos vertiginosos de la crisis y el ritmo del ascenso de masas.

5. El contenido de fondo es que ante la crisis revolucionaria, entre la presión de la derecha cruceña y el embate de masas, las instituciones y mecanismos de la democracia burguesa están colapsados, en “cortocircuito”. Esto pone cada vez más en el orden del día la necesidad de una salida por fuera del actual andamiaje político. Por izquierda, si las masas golpean decisivamente, puede darse un viraje frentepopulista con alguna combinación entre el MAS y sectores del personal político “progresista” o “patriótico” de la burguesía (salida que nadie quiere, ni siquiera el propio MAS). Por derecha, crece la necesidad de una “solución de fuerza”, bonapartista, que se ponga por encima de las clases en conflicto, para lo que todavía no hay ni consenso ni fuerza. Dentro del régimen democrático, o se llega a un consenso de crisis para unificar agendas y se impone la propuesta de Mesa, cuestión muy difícil, o sería casi inevitable el adelantamiento de elecciones. Con la crisis del congreso, la posibilidad de alguna “sucesión constitucional” con Vaca Diez o Cossio se disipa. En suma, todas las variantes políticas están muy trabadas.

6. García Linera y otros periodistas hablan de empate o “equilibrio catastrófico”, para sugerir que como ninguno de los polos puede imponerse, hay que “consensuar” finalmente una fórmula de salida democrática que unifique las agendas, que es la propuesta de Mesa y también del MAS. Pero tal equilibrio es una fórmula unilateral y básicamente falsa, porque en este momento de virtual “vacío de gobierno”, parálisis y fractura del régimen, malestar policial, y con las masas de El Alto y las laderas y sectores de trabajadores, de campesinos e indígenas virtualmente en estado de sublevación, la “situación es tan revolucionaria como las direcciones permiten que sea”, parafraseando a Trotsky. Y el MAS y demás mediaciones están haciendo lo posible para impedir un desarrollo más revolucionario del proceso. Es la crisis de subjetividad del proletariado, entendida como combinación entre ausencia de centralidad obrera –los centros de producción no están paralizados- y específicamente la crisis de dirección proletaria revolucionaria, siquiera como alternativa visible para el movimiento de masas, el elemento subjetivo que más condiciona el desarrollo de los acontecimientos. 

7. El paro alteño ha sido contundente y La Paz estuvo virtualmente paralizada toda la semana, con el añadido del paro del transporte público, que fue casi total, exigiendo nacionalización de los hidrocarburos y asamblea constituyente, lo que combinado con la continuidad de las movilizaciones alteñas y de otros sectores en La Paz mantuvo el clima de movilización al rojo vivo. Esto, mientras que los bloqueos, paros y marchas tienden a extenderse a nivel nacional. Dentro del movimiento de masas, y con El Alto a la vanguardia, sigue un proceso de radicalización política de día en día, característico de la crisis revolucionaria y de un levantamiento en marcha. Al parecer se mantienen la tendencia a la profundización y extensión de la movilización, aunque la cercanía del fin de semana y la crisis parlamentaria, abriendo una nueva encrucijada, plantean el interrogante de cómo se reubicarán todos los actores y cómo leerán lo ocurrido las masas movilizadas. El movimiento de masas está lejos de haber puesto en juego toda su fuerza y energía. No podemos descartar, por supuesto, un impasse o hasta un reflujo y en perspectiva, hasta una eventual derrota. Pero está planteada en los hechos la posibilidad de asestar un gran golpe al orden burgués, de quebrar su institucionalidad y hasta sus pilares represivos, como las FF.AA. y la policía, si la dinámica sigue creciendo. Esto podría abrir incluso una etapa de revolución “en acto”. 

8. Por todo ello, y teniendo en cuenta todos los elementos, apostamos al desarrollo del movimiento, a que vaya más allá impetuosamente y avance extrayendo conclusiones. Toda nuestra actividad y política, aun cuando no tengamos peso, está dirigida a responder a las tareas objetivas del movimiento, a incidir en los sectores de vanguardia, a ayudar a sacar lecciones y proponer los nuevos pasos, a combatir a sus direcciones reformistas o centristas y desarrollar un embrión de dirección revolucionaria. Teniendo la máxima lucidez sobre la realidad del movimiento y sus debilidades, buscamos contribuir a superarlas activamente y estamos en las antípodas de cualquier escepticismo o pasividad sectaria.

9. Esto plantea la posibilidad de una nueva insurrección espontánea en El Alto, que arrastre al movimiento de masas como en Octubre y defina la crisis, pudiendo barrer el régimen y abrir una situación directamente revolucionaria. Pero tampoco podemos descartar que conduzca a un proceso similar a las Jornadas de marzo de 1985, donde tras casi tres semanas de tener virtualmente en sus manos la capital y pese al enorme apoyo popular, los mineros se retiraron con una miserable compensación salarial y sufriendo una derrota política que abriría el camino a la reacción neoliberal. Tampoco puede excluirse un levantamiento o insurrección aislados que podrían conducir a una derrota al menos parcial y temporal en El Alto.

10. La ausencia de represión directa, con métodos de guerra civil contra las masas, como en Octubre del 2003, intenta evitar, como dijo el propio Mesa una y otra vez, un “pretexto unificador” para detonar el levantamiento. Pero esto significa, por un lado, que la estrategia es de desgaste, contando con la política funesta del MAS y otras direcciones como aliados, por otro lado, que la represión será “dosificada” y finalmente, que cuando lo crean posible o les resulte inevitable, puede descargarse más duramente sobre los sectores de vanguardia. Finalmente, si la estrategia de desgaste fracasa pero las masas no desbandan al campo burgués y quiebran sus instituciones represivas, por cierto apelarán a una “salida de fuerza” bonapartista.

11. La enorme polarización social y política y al desigualdad de la lucha de clases, las relaciones locales de fuerza y los procesos políticos entre el Altiplano y Santa Cruz reactualiza el peligro de guerra civil sobre bases territoriales. La política dura de la burguesía oriental puede terminar con una dinámica separatista. Las acciones de la fascistoide Juventud Cruceñista son sintomáticas, pero también lo son la fuerza de la huelga del magisterio y el estado de agitación entre colonizadores y campesinos originarios en San Julián, Yapacani, Chiquitanía, etc. 

12. En estos días es de esperar nuevos llamados al diálogo, apelaciones de la izquierda. Posicionamiento de las FF.AA., etc. La combinación entre un ascenso que no domina completamente y la obstinación de la derecha cruceña que no concede márgenes para un acuerdo dificulta las maniobras del MAS. No parece fácil que en estos 3 o 4 días encuentren una salida de compromisos más o menos sólida.

13. En este marco de “crisis estatal” como dice el mismo Mesa, para contener las salidas extremas, crece la necesidad de un árbitro. El papel de “cesarismo progresivo” que podría haber jugado Mesa si hubiera seguido los concejos de García Linera aparece bastante irreal dado el enorme debilitamiento del Presidente. ¿Se acerca el turno de las FF.AA. o de alguna combinación “cívico-militar”? El imperialismo se mantiene cauteloso, pero los viajes de emisarios de Lula, mensajes de Kirchner, etc. son cotidianos y sectores del empresariado cruceño empiezan a pedir la intervención de la ONU ¿Puede activarse un plan de intervención “amistosa” desde la OEA o el MERCOSUR para “recomponer la democracia”. Parece difícil mientras las masas estén en ascenso. 

14. Aunque puede haber una cierta calma por el nuevo fin de semana, se muestran la tendencia al endurecimiento de las medidas de acción, el giro cada vez más a izquierda de las discusiones y consignas, impidiéndole al MAS ejercer hegemonía en las protestas y condicionando los movimientos de todas las direcciones. Pero una capitulación de Evo y Cía son necesarias para desmontar el proceso (aunque quizás no fueran suficientes). El alerta ante una eventual traición hay que mantenerlo más allá de las oscilaciones a izquierda que pueda tener el MAS, pues no abandona su rol de pata izquierda del régimen. Por otra parte, al papel más opositor de los “movimientos radicales”, mejor dicho, de las direcciones más frentepopulistas, como Solares y otros segmentos menores, se suma la presión de un nuevo actor que está surgiendo por abajo, como producto de la movilización. 

15. En El Alto, en la COR, en la UPEA, en algunos distritos y también en algunos otros sectores, como el magisterio, toma cuerpo una izquierda mucho más ligada a la base y radicalizada tanto en los métodos y consignas que comienzan a prender con más fuerza (“poder popular”, “gobierno del pueblo obrero y campesino”, “asamblea popular”) y también en la democracia directa impuesta en las organizaciones. 

16. A este sector debemos dirigir con audacia nuestra política, centrada en la necesidad de poner en pie la Asamblea Popular, como órgano de frente único de las masas, para desarrollar la movilización a un plano superior, expresar el poder dual y constituir, en suma, los órganos de poder de las masas que, combinados con el armamento popular y una política para quebrar las fuerzas represivas, permita dirigirse hacia la toma insurreccional del poder.

17. Les propondremos ofensivamente llamar a constituir la Asamblea Popular en El Alto. Sin dejar de exigir a las direcciones, está planteada la urgencia de que tomen en sus propias manos las necesidades de la movilización, y ante todo, la de pelear por órganos de poder centralizados que sintetizen la espontaneidad y combatividad de las masas y el rol de poder dual atomizado, disperso, que en los momentos de levantamiento tienden a jugar las organizaciones de base existentes, como sindicatos, organizaciones campesinas y juntas vecinales. 

18. Con esta política y dirigiéndonos a este sector de izquierda, aspiramos a combatir por un reagrupamiento político de la vanguardia, que se vería enormemente amplificado y acelerado por el surgimiento de una asamblea popular, una Coordinadora u otra forma organizativa del doble poder. Contra el “partido de las reformas democráticas” que corporiza el MAS; contra el “partido sindicalista del frente popular con militares y policías” que impulsan Solares y otros dirigentes menores; queremos que surja el “partido de la asamblea popular y del gobierno obrero, campesino y originario” y debemos pelear audazmente, pese a nuestras modestas fuerzas, por el mismo.

19. Ya la interior de las organizaciones existentes se está creando un sector de vanguardia al que debemos dirigirnos y proponer pasos concretos para la acción inmediata. Como escribimos en el Boletín: “Son los llamados a reagruparse para dar esta pelea al interior de los sindicatos, imponiendo la más amplia democracia obrera, planteando propuestas para la movilización, tomando en sus manos la lucha por una Asamblea Popular y por un gobierno obrero y campesino. ¡Impulsemos un bloque para pelear por estas posiciones en las distintas instancias sindicales y de lucha!” Y el primer paso está planteado en El Alto.

20. En condiciones como las actuales una política correcta, formulada de manera precisa y audaz y llevada adelante sin conservadurismo ni sectarismo, es un arma poderosa en manos de un grupo modesto como el nuestro. Puede permitir comenzar a influir, siquiera mínimamente y a escala local, es decir alteña, lo que no es poco, si logramos coincidir con algunos dirigentes o figuras dispuestas a llevar adelante estos planteos, a proponerlos y pelear por ellos contra las direcciones existentes. Y puede abrir las puertas a saltos en la construcción de un polo revolucionario. 

21. Propongamos un acuerdo para pelear por una Asamblea Popular, a nivel nacional y en particular en El Alto a aquellos sectores de vanguardia o dirigentes que están ubicados a la extrema izquierda, como en la UPEA, algunas juntas, el magisterio, etc. Extendamos el llamamiento, de ser posible en común, con una carta al magisterio, , a la FUL-UMSS, etc y al POR como partido.

22. Pese a las novedades, el Boletín N° 1 de Palabra Obrera se mantiene vigente en lo esencial. Editemos para el día martes un nuevo Boletín, el N° 2, de ser posible, con declaraciones a favor de la Asamblea Popular y de cómo ponerla en pie, para comenzar, en El Alto.

EM desde La Paz

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