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Internacionales

Resurgen las luchas en Centroamérica

Las protestas en Nicaragua hacen retroceder al presidente Bolaños

5 de mayo 2005

Las violentas protestas que están sacudiendo las calles de Nicaragua hicieron retroceder al presidente Enrique Bolaños en su intento por descargar el aumento de los precios de los combustibles sobre la espalda del pueblo nicaragüense. Atrapado entre las protestas populares por un lado y la interna que mantiene en el Parlamento con el ahora centroizquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y el derechista Partido Liberal Constitucionalista (PLC) por el otro, el gobierno de Bolaños se encuentra en una situación de extrema fragilidad.

La tensión en Nicaragua se suma a las recientes protestas en varios países de Centroamérica contra la aplicación del Tratado de Libre Comercio con EE.UU. (CAFTA) y a la crisis abierta en México producto del desafuero de López Obrador1, cuyo punto más alto fue la irrupción de un enorme movimiento democrático con la movilización de cerca de un millón de personas por las calles de la capital la semana pasada. Estos son factores que junto a la inestabilidad en algunos países del vecino Caribe como Haití, donde están seriamente cuestionadas las elecciones previstas para fines de este año y con esto todo el plan de estabilización en ese país, pueden constituirse en un incipiente desequilibrio político en el inmediato patio trasero norteamericano, en una región donde más se siente el peso del dominio de EE.UU. y que viene siendo la más retrasada, luego de las duras derrotas y desvíos de los ‘80 que mantuvieron a la región en la pasividad durante los ‘90, en cuanto a las tendencias a la acción directa del movimiento de masas abierta en Sudamérica con los levantamientos de Ecuador, Argentina y Bolivia.

La crisis del gobierno de Bolaños

Durante la primera parte de su mandato desde que llegó al poder en el 2002, Bolaños gobernó con la mayoría de la Asamblea Nacional en base a un acuerdo con el FSLN, pero la aplicación de los planes neoliberales que le valió el reconocimiento de EE.UU. y el FMI, se convirtieron a su vez en una gran perdida de popularidad ante las masas nicaragüenses. Los signos de agotamiento de un gobierno que no pudo solucionar ninguno de los problemas estructurales del país, lo llevó a quedar en absoluta minoría en todas las instituciones del régimen. 

Frente al brutal giro a la derecha del gobierno y visando las elecciones municipales, el FSLN toma distancia del gobierno, pero para avanzar hacia una nueva alianza en el Parlamento con el ultraderechista PLC del corrupto ex presidente Arnoldo Alemán. Es así que en diciembre del 2004, con el sandinismo fortalecido luego de ganar la mayoría de alcaldes en las últimas elecciones, cierra el acuerdo con el PLC para votar una reforma constitucional2 que les permite quitarle atribuciones al presidente, como la de designar los puestos para los entes que regulan el agua, las comunicaciones y la energía, el nombramiento de los ministros de estado y embajadores, además de afianzar su poder en la Corte Suprema de Justicia y el Consejo Supremo Electoral. Esto les permite repartirse los cargos públicos, dejando así prácticamente en el aire al gobierno de Bolaños3. Frente a esta ofensiva, Bolaños apeló a la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ), que falló a su favor para evitar la acumulación de poder en manos de la oposición. Pero la Asamblea Nacional y la Corte Suprema del País desconocieron este fallo agudizando las tensiones internas y dejando el problema momentáneamente irresuelto.

En este marco de inestabilidad, se dio el aumento de los combustibles que trajo aparejado un alza en las tarifas del transporte público, desatando la ira de los estudiantes de todas las universidades públicas, de los trabajadores y pobres de la ciudad que no podían permitir un nuevo incremento a costa de un salario completamente devaluado4. 

Dos semanas de intensas movilizaciones

El aumento del combustible fue el elemento que terminó de desatar las movilizaciones, pero la insatisfacción con la política neoliberal de Bolaños viene emergiendo desde hace tiempo. A pesar de haber tenido durante 2004 un aumento del PBI del 4%, esto no llega a satisfacer las demandas del pueblo nicaragüense donde la mitad de la población vive por debajo de la línea de pobreza, con un salario mínimo inferior a los 100 dólares y una proliferación del empleo informal y el sub empleo. Es así que las movilizaciones de la semana pasada, fueron precedidas por una importante huelga magisterial a principios de este año que duró tres semanas y logró un triunfo rotundo al arrancarle al gobierno un aumento salarial de 760 córdobas (moneda nacional), equivalente a 45 dólares para todos los maestros de primaria y secundaria.

En este marco, el aumento del transporte urbano, de 2,5 a 3 córdobas (0,15 a 0,18 dólares) que fue aprobado en un primer momento por el alcalde sandinista de Managua, Dionisio Marenco, despertó la ira de los estudiantes y el Consejo Nacional Universitario (CNU). Ante las protestas por el incremento del boleto, el alcalde Marenco cambió su postura y desconoció la resolución que aumentaba las tarifas, exigiendo subsidios al gobierno de Bolaños.

Junto al paro escalonado de los transportistas que reclamaban un subsidio estatal, los universitarios agrupados en la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN) tomaron las calles de Managua y se enfrentaron cotidianamente con la policía, llegando a incendiar varios ómnibus que intentaban cobrar la nueva tarifa.

Con un saldo de 22 heridos y 68 detenidos, las protestas llegaron a su punto máximo entre el 25 y 26 de abril, cuando la mayoría de los alcaldes en manos del sandinismo, pidieron la renuncia de Bolaños en caso de que este “no pueda resolver la crisis”, a lo que el presidente respondió poniendo en alerta a las Fuerzas Armadas. La extrema tensión se expresó en las calles con violentas movilizaciones de transportistas, estudiantes, trabajadores municipales y pobladores de las barriadas populares que llegaron hasta el palacio de gobierno y se enfrentaron con la policía arrojando fuego de morteros y piedras, una de las cuales cayo sobre el hijo del presidente hiriéndolo en la cabeza.

Ese mismo día, el gobierno y la oposición con la mediación de la iglesia establecieron una mesa de diálogo para intentar solucionar la crisis. Luego de dos días de negociaciones entre los dirigentes estudiantiles, el rector de la universidad, los transportistas, el alcalde de Managua y Bolaños, se llegó a un acuerdo para que el gobierno central y municipal subsidien al transporte con 30 millones de córdobas durante 3 meses, lo que permitió, al menos momentáneamente, bajar el nivel de las protestas en la capital. Sin embargo, las movilizaciones y los cortes de ruta se extendieron en los últimos días a importantes ciudades del interior como Matagalpa y Estelí donde universitarios, transportistas, trabajadores y agricultores se siguen enfrentando con la policía y manifestándose contra las medidas del gobierno, mostrando que la crisis aún está lejos de solucionarse.

Perspectivas

La política neoliberal y pro imperialista de Bolaños que viene pasando los planes del FMI y el Banco Mundial, recortando el gasto público y privatizando la Empresa Nicaragüense de Telecomunicaciones (ENITEL), está encontrando resistencia de parte de los trabajadores y el pueblo nicaragüense en un momento en que su gobierno debe afrontar nuevas negociaciones con el FMI y cerrar el acuerdo del CAFTA con EE.UU. en los próximos meses.

La situación de extrema debilidad subproducto de esta resistencia popular y la puja con la oposición en la Asamblea Nacional, vuelven al gobierno de Bolaños sumamente inestable. Sin embargo, el FSLN, devenido en una fuerza centroizquierdista, no pretende tirar a Bolaños ni acabar consecuentemente con sus planes neoliberales. Como lo aclara el otrora guerrillero Daniel Ortega: “Aún cuando es clara la incapacidad del Presidente, tenemos que tratar de que cumpla su período” (…) ” Queremos que esta resistencia a las políticas neoliberales del gobierno de Enrique Bolaños sea librada de manera tal que nos permita culminar con una victoria electoral en noviembre de 2006” 5. Es que el FSLN ha jugado hasta el momento un papel determinante para evitar una salida independiente de las masas en el país centroamericano.

Los trabajadores y el pueblo nicaragüense deberán comenzar a transitar un camino de independencia de clase, rompiendo con las distintas variantes burguesas, incluido el FSLN con su nuevo ropaje centroizquierdista, como única variante posible para poder satisfacer sus demandas y acabar definitivamente con el gobierno de Bolaños y su política neoliberal.
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1 Ver artículo “México, la alternancia al desnudo” en LVO N° 161.
2 El PLC tiene 44 diputados y el FSLN 38 de un total de 92 diputados que conforman la Asamblea Nacional.
3 El acuerdo deja al FSLN mejor posicionado en vista a las elecciones presidenciales del 2006, mientras que al PLC le suma poder político en su intento por eliminar los cargos por corrupción que mantienen bajo prisión domiciliaria a su jefe y ex presidente Arnoldo Alemán.
4 Mientras que en el 2004 la inflación fue del 10%, el incremento salarial fue solo del 0.2%.
5 Reportaje a Daniel Ortega, Prensa Latina 2/5/05.

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