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Internacionales

La lucha por la Asamblea Popular

La reunión en El Alto fue un primer paso, pero hay que profundizar este camino

16 de junio 2005

Varias organizaciones, como la federación minera (FSTMB), ante la presión de los acontecimientos, plantearon la necesidad de una Asamblea Popular y como se vio en el masivo Cabildo Abierto del lunes 6/06, esta idea comenzó a tomar cuerpo en algunos sectores avanzados. Ese mismo día, una reunión de dirigentes en la COB, junto a los mineros, magisterio y otros sectores propuso un “Comando político” y convocó el miércoles 8 a la sede de FEJUVE alteña para impulsar la formación de una Asamblea Popular.

En la nueva reunión participaron algo más de 150 personas, en representación de una 60 organizaciones. Estuvieron presentes los dirigentes Abel Mamani (FEJUVE) y Edgar Patana (COR), dirigentes sindicales mineros y del magisterio paceño, los petroleros de la estratégica planta de Senkhata, representantes campesinos del Altiplano paceño, gremiales, del Movimiento Sin Tierra (MST-B), de los desocupados de La Paz y El Alto, de la UPEA y otros sectores. Las corrientes políticas presentes fueron el POR-Masas (Partido Obrero Revolucionario) y nuestra organización, la LOR-CI.

Tras el debate político se resolvió conformar “la Asamblea Popular nacional y originaria como instrumento de poder popular”, con una “dirección transitoria de COB, COR, FEJUVE, CSUTCB, FSTMB y los gremiales” rechazando toda trampa burguesa, como el adelantamiento de elecciones, y se adoptaron, entre otras resoluciones, dos de suma importancia:

- Que la Asamblea debe fortalecerse con delegados de base elegidos en asambleas y cabildos locales, y conformar Asambleas Populares departamentales y locales.

- Conformar cuatro comisiones: Comisión política, de Prensa, de Autodefensa y de Abastecimiento, estas dos últimas, a todo nivel (vecinal, distrital, etc.).

Estas dos resoluciones abrían el camino para desarrollar efectivamente una Asamblea Popular que pudiera unir el conjunto de las masas movilizadas, convertirse en un órgano de poder obrero, campesino, originario y del pueblo pobre y, a través de las asambleas locales y los comités de autodefensa y de abastecimiento, permitir que las masas comenzaran a resolver los problemas más urgentes de la movilización.

La profundidad de la crisis misma y la radicalización del movimiento de masas empujaron a los dirigentes nacionales a coquetear con la formación de una Asamblea Popular, pero no estaban dispuestos a avanzar mucho por este camino. No habían pasado 24 hs. cuando Mamani y Patana, comenzaron a desdecirse públicamente y boicotear la iniciativa de constituir comités de abastecimiento y autodefensa a nivel de las juntas vecinales y distritos alteños.

Tras la “solución constitucional” en Sucre, el llamado a la tregua del MAS y la apertura de negociaciones con el gobierno por Mamani, se levantaron las medidas de lucha y los dirigentes aprovecharon para “olvidar” las resoluciones sobre la Asamblea Popular y los comités. Hasta ahora, ni los dirigentes de la COB han propuesto ningún nuevo paso.

Hay que continuar la lucha por una genuina Asamblea Popular

Por eso, sin dejar de exigir a las organizaciones de masas que impulsen la convocatoria a la Asamblea Popular y la formación de comités a todo nivel, sin depositar la menor confianza en los dirigentes nacionales, impulsar efectivamente la elección de delegados de base para la Asamblea Popular a nivel local, departamental y nacional y poner en pie cientos de comités de autodefensa y de abastecimiento, debe ser tomada en sus manos por los dirigentes y organizaciones de base, por los luchadores que en barrios, centros de trabajo y de estudio y comunidades, veían la necesidad de ir más allá.

Pese al reflujo de la movilización, la necesidad de la Asamblea Popular y del desarrollo de todas las formas de autoorganización de masas, siguen estando planteadas como tareas centrales.

Es necesario que la amplia vanguardia que se está fogueando en estos acontecimientos saque todas las lecciones, que no permita a los dirigentes “borrar” estos primeros pasos, y por el contrario, defenderlos, preparando así el terreno para que al calor de una nueva ofensiva de masas, una Asamblea Popular organizada democráticamente desde abajo y a todos los niveles surja como efectiva expresión de los órganos de poder que la marcha de la revolución boliviana demanda para triunfar.

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