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Bolivia

La responsabilidad de las direcciones

30 de julio 2004

Aunque el nivel de abstención fue alto, es un hecho que no hubo un rechazo activo, es decir, boicot. El paro cívico llamado por la nueva directiva de la FEJUVE alteña fue la acción más importante pero se cumplió sólo parcialmente el viernes y sábado y no impidió que el domingo la abstención en El Alto estuviera por debajo del promedio nacional. Los llamados de la COB y otras organizaciones no se concretaron.
¿Por qué no se pudo perforar la trampa de Mesa?
En primer lugar colaboraron con la trampa Evo Morales y el MAS, quienes cooperaron con Mesa en la formulación de las preguntas, presentando el escandaloso proceso de la trampa como una “conquista de Octubre” y haciendo campaña por el voto en las organizaciones sindicales y populares que dirigen por el “Sí” a las tres primeras. Ahora la política del MAS es “reinterpretar” estas preguntas en la discusión parlamentaria proponiendo una “nacionalización de derecho” e incluso amenaza con protestas. Pero su socio Mesa repitió hasta el cansancio que no habrá nacionalización. El MAS no puede ocultar la gravísima responsabilidad que le cabe como “pata izquierda” del plan oficial y por haber traicionado las demandas de Octubre.
Se equivocaron quienes llamaron a votar “nulo” (escribiendo “nacionalización”, por ejemplo), alimentando la ilusión de que era posible “cambiar el contenido” al referéndum tramposo y quedando de hecho como un ala izquierda de la propuesta masista. Lamentablemente, esta campaña que fue tomada por algunos importantes sindicatos (fabriles y mineros) impidió unificar las fuerzas obreras en torno al rechazo activo.
Por otra parte, en el fracaso del boicot cabe una cuota de responsabilidad política a la dirección de la COB, al Mallku Quispe y otros, que si bien estuvieron contra el referéndum, no hicieron nada por preparar efectivamente, en las bases, la campaña por el rechazo activo. No llamaron a algún tipo de coordinación o encuentro de las bases obreras, campesinas y populares para asumir la organización del rechazo activo, conformándose con “impartir directivas” desde arriba, o sosteniendo políticas confusas (como que estaban de acuerdo con el mecanismo pero no con las preguntas).
Como no cuestionan de fondo la “agenda” de Mesa (es decir, su plan de “reacción democrática”) y no le oponen una salida obrera y campesina concreta que recoja las aspiraciones democráticas, no podían dialogar con las ilusiones de una parte de la base. Sin embargo la decisión de oponerse frontalmente a la trampa de Mesa fue un acierto político y hoy, de hecho, la COB sigue encabezando la oposición sindical al gobierno y sus planes.

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