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Internacionales

La intervención en los procesos de recomposición del movimiento obrero en América Latina

28 de febrero 2007

Parte importante de la IV Conferencia estuvo dedicada a analizar la realidad de cada país donde actuamos y las experiencias de construcción en el movimiento obrero y estudiantil que estamos desarrollando. Cada organización presentó informes sobre los principales problemas políticos de cada país y los desafíos que afrontamos, cuestión que no abordaremos aquí. Sí queremos señalar que fue muy interesante poder comparar los procesos que se están dando en el movimiento obrero en América Latina, sus similitudes y diferencias. En México, en Venezuela y en Bolivia, la crisis de los regímenes políticos burgueses está generando grandes cambios en el movimiento obrero, no sólo en la lucha de clases (donde hay notables desigualdades que ya venimos analizando) sino fracturas y realineamientos en los aparatos sindicales, que inciden a su vez en las organizaciones de base de la clase trabajadora. En México, la crisis del Partido Revolucionario Institucional (PRI), dirección histórica de los aparatos sindicales nucleados en el Congreso del Trabajo (fundamentalmente en la Confederación de Trabajadores de México - CTM), permitió que el sector agrupado en la UNT pasara a ser hegemonizado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) hace unos años, mientras existe otro sector más combativo dirigido por el SME (Sindicato de Electricistas). Estos sectores “opositores” de la burocracia sindical se han fortalecido en el ultimo periodo encabezando acciones en las que se expresa el descontento obrero y popular, acciones en las que han participado también sindicatos que hace años que no salían a las calles (como el sindicato minero). En Venezuela, el chavismo alentó el surgimiento de la UNT contra la vieja CTV dirigida por los socialdemócratas (“adecos”) cuyos dirigentes fueron golpistas en 2002, pero esta política entró en crisis al transformarse la C-CURA en su principal corriente, donde tienen peso sectores que no responden directamente al aparato chavista. Así hay múltiples procesos de organización contra la vieja burocracia, de las cuales Sanitarios Maracay (una fábrica ceramista de 800 obreros, puesta a producir por sus trabajadores) es sólo el caso más avanzado. En Bolivia son numerosas las empresas donde los trabajadores, alentados por las ilusiones en el gobierno de Evo Morales, empiezan a formar sindicatos, no moldeados por la vieja lógica sindical, vírgenes no solo políticamente sino sindicalmente, producto de la crisis de las organizaciones como la Central Obrera Boliviana (COB) o la Federación de Fabriles. Incluso un sector históricamente muy avanzado, como los mineros de Huanuni, producto del triunfo de la última lucha debería pasar de 800 a 5.000 mineros. En Argentina, aunque los grandes sindicatos siguen controlados por la desprestigiada burocracia sindical peronista, gracias al apoyo del gobierno, hemos visto la emergencia de nuevas comisiones internas y cuerpos de delegados en los servicios, los estatales y la industria. En un país más estable como Brasil, la experiencia con el gobierno de Lula se expresará en el Encuentro sindical conjunto que convocan CONLUTAS (PSTU) y la Intersindical (PSOL) para los próximos meses. En el caso de Chile, donde la feroz dictadura pinochetista (y el continuismo de los gobiernos de la Concertación) llevó a la clase obrera a una profunda fragmentación, también hay síntomas de recuperación.
Como se ve, aunque no se exprese directamente en luchas, hay un proceso de reorganización de la clase trabajadora en el que vienen interviniendo las organizaciones que somos parte de la FT-CI. 
Estar insertos en él, alentando sus sectores más consecuentes y clasistas con una perspectiva política revolucionaria de conjunto (evitando el sindicalismo y el obrerismo), es una condición indispensable para mostrar que una teoría y un programa revolucionario que no ceda a la conciliación de clases imperante en la izquierda a nivel internacional, es el más adecuado para incidir en los procesos reales de la lucha y la organización de la clase obrera.
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El PSOL y la escandalosa votación de los “Super-Simples”
 
Del PSOL de Brasil forman parte el SU (Heloísa Helena), sectores afines al MST argentino (el MES) y a IS (la Corriente Socialista de los Trabajadores - CST). Obtuvo 3 diputados en la última elección (muy por debajo de sus expectativas). Acaba de votar a favor en la Cámara de Diputados la “Ley General de Micro y Pequeña Empresa”, conocida como “Super-Simples”. Esta ley no sólo establece beneficios administrativos y fiscales para este sector patronal, sino que en varios artículos permite que los patrones puedan no cumplir legalmente las actuales leyes laborales. Teniendo en cuenta que en este sector trabaja, según estimaciones, cerca del 60% de los asalariados brasileños, se considera que esta ley es el comienzo de la “reforma laboral” que busca imponer el gobierno de Lula. Como vemos, aquí no se trata de “reformas” sino directamente de ataques a las conquistas adquiridas, es decir, de “contrarreforma”. La votación del PSOL a favor de esta ley es una escandalosa capitulación a este sector burgués explotador.

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