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Jujuy

Jujuy: Folleto BOLIVIA 2005: NUEVAS JORNADAS REVOLUCIONARIAS

28 de junio 2005


“...estamos movilizados por la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Es necesario ya, de una vez, hermano, refundar este país desde abajo y recuperar también el patrimonio común de todos los bolivianos”[1]
 
 
Bolivia, esa Bolivia de la que el escritor Eduardo Galeano hablaba en un conocido ensayo de los ’70, diciendo que el mundo entero debería “pedirle disculpas”[2] ante el saqueo que le han perpetrado, nos está dando un gran ejemplo de lucha. La Bolivia obrera, campesina y originaria ha pasado el último mes por nuevas jornadas revolucionarias, en una nueva fase del proceso revolucionario que abrió la “primer guerra del gas” en octubre del 2003.
Un proceso profundo se dio durante mayo al calor de la demanda de “nacionalización de los hidrocarburos”. En este levantamiento de masas “el Alto fue nuevamente el epicentro, con el paro ‘cívico laboral’ de casi un mes convocado por la FEJUVE (Federación de Juntas Vecinales) y la COR (Central Obrera Regional), apoyado en la extendida organización de la base –juntas vecinales, asociaciones gremiales y sindicatos-. Las juntas vecinales aseguraron una firme disciplina y un extraordinario nivel de movilización, como se vio en el gigantesco Cabildo Abierto del 6 de junio, donde confluyeron con miles y miles de cooperativistas y trabajadores mineros, maestros urbanos y rurales, vecinos de las barriadas populares de La Paz, campesinos y cocaleros llegados desde diversas regiones”[3]. La profunda movilización desde las bases transformó en actores privilegiados a las mismas, y a su relación con sus dirigentes. Así, comenta un diario que durante jornadas en las que se movilizaron 10.000 maestros urbanos y rurales, pequeños comerciantes y campesinos, “en los alrededores de la Plaza de los Héroes, los campesinos de Omasuyos fueron a buscar a Choque para k"alearlo [azotarlo, NdR] con sus chicotes (símbolo de mando entre los pueblos andinos), cosa que hicieron, para unos minutos más tarde llevarlo en una marcha que fue hasta la embajada estadunidense. Como explicaba uno de los marchistas, se trata de una costumbre que ‘alecciona’ a los dirigentes que no cumplen con su tarea o sus deberes de encabezar a su gente. ‘Ahora, ya que ha pasado, tendremos un cabildo con nuestra cabeza para decidir las acciones siguientes’, explicaba, mientras sus compañeros apedreaban comercios y algunas oficinas de empresas trasnacionales”[4].
“... un elemento fundamental para comprender el nivel alcanzado por la movilización es el surgimiento, de hecho, de un embrionario poder dual, territorial, disperso, no organizado ni centralizado, que organizaciones de base, como las juntas vecinales, reflejaban. Esto era evidente en El Alto, donde ni las ambulancias podían circular sin autorización, pero también en zonas campesinas del Altiplano. La fuerza de las masas paralizando los poderes públicos, dejando al gobierno sin fuerza para imponer decisión alguna, planteaba el problema del poder. La popularización de la consigna de Asamblea Popular y que algunos dirigentes nacionales la tomarán a partir del Cabildo Abierto del 6 respondía a esta dinámica. La pregunta de ¿quién ha de gobernar el país? emergía de la situación y en algunas franjas de vanguardia comenzaban a abrirse paso consignas por un ‘gobierno obrero y campesino’.”[5]
La polarización social de la “segunda guerra del gas” llegó al grado de que la organización de Santa Cruz de la Sierra –quien pide autonomía del estado nacional- paramilitar de derecha, la Unión de Juventudes Cruceñistas, atacó movilizaciones campesinas que exigen la nacionalización del gas. Estos a su vez dicen prepararse para futuros enfrentamientos[6].
 
El rol del MAS
Durante el proceso, el ejército se mantuvo a la expectativa, dejando que los partidos de la burguesía –tanto los “oficialistas” como el principal “opositor”, el MAS de Evo Morales- contuvieran la crisis que finalmente dio con la caída del presidente Mesa. “... el MAS –relataba a fines de mayo un cronista argentino- intenta buscar algunas vías de superación de la actual crispación política y social. El diputado Gustavo Torrico anunció que su partido insistirá en unificar la agenda autonomista oriental con la de la Asamblea Constituyente del occidente, de modo de conformar una ‘agenda nacional’. Para ello, Evo Morales convocó al cardenal Julio Terrazas como mediador”[7]
Así el MAS, que ya se venía ubicando como “pata izquierda” del régimen burgués desde octubre del 2003, trató afanosamente de frenar, contener y paralizar las movilizaciones y la radicalidad del movimiento de masas. “La dificultad es que la circulación de consignas entre las bases de los grupos ‘moderados’ y ‘radicales’ parece haber escapado al control de los dirigentes y borró en gran medida el reclamo del MAS de 50 por ciento de regalías por las compañías extranjeras que extraen petróleo y gas. Un ejemplo fue el cabildo del 23 de mayo, donde el reclamo de nacionalización –con apoyo en las propias bases del MAS, como lo reconoció el dirigente campesino Román Loayza– obligó al líder cocalero a jugar con las palabras, planteando que los hidrocarburos, ‘de acuerdo con la Constitución, ya están nacionalizados’, por lo que sólo resta sentar soberanía sobre los campos petroleros”. “El opositor Movimiento al Socialismo –relataba el cronista antes citado- se muestra incómodo con la radicalización de las protestas, que ha superado a los dirigentes y resultan difíciles de controlar. ‘En El Alto prevalecen las consignas, no quieren entender que no es posible estatizar los hidrocarburos y echar a las petroleras’, dijo a Página/12 el diputado del MAS Gustavo Torrico, quien considera que ‘la ley actual es mucho mejor que la anterior’ pero el manoseo entre el Congreso y el Ejecutivo provocó la actual ofensiva por la nacionalización. Sin embargo, señala que ‘no hay convencimiento en esa consigna, ni fuerza de combate’. Pese a lo cual, esa consigna está articulando a sectores diversos y permeando las propias bases del MAS. Los bloqueos se extendieron ayer a varias regiones del país, incluyendo Oruro y Cochabamba y, según los pronósticos, podrían expandirse hoy a otras regiones del país”[8].
Paralizado el país y perdiendo millones de dólares la burguesía[9]; con la renuncia del presidente Mesa y el Congreso también paralizado –y las tendencias a la descomposición estatal con los pedidos de autonomía de la burguesía de Santa Cruz, quien quiere manejar el 30 % del PBI boliviano: los 8.000 millones de dólares anuales que genera en petróleo y gas-, fue clave el rol del MAS para sostener el régimen burgués.
Las clases dominantes, descartando una provocación a las masas con la asunción de Vaca Díez –identificado con la “rosca”, la oligarquía política que entregó y lucra con los recursos de Bolivia[10]-, se jugaron con la carta de “transición electoral” para diciembre, haciendo que recaiga en esta coyuntura el cargo del ejecutivo nacional en Rodríguez, un “gobierno tapón”, como lo definen nuestros compañeros de la LOR-CI. Este debe seguir intentando combinar y satisfacer de algún modo las dos “agendas” que están pendientes: por un lado el pedido de autonomía que buscan las oligarquías de Santa Cruz; por otro la demanda de nacionalización del gas y de Asamblea Constituyente de las masas urbanas y rurales.
 
Poder Obrero, Campesino y Originario: la pelea por una Asamblea Popular y la necesidad de construir de un partido revolucionario
La acción de las masas fue definiendo las tareas que se planteaban ante un gobierno golpeado y paralizado[11]. Un embrión de “poder dual” se esbozó cuando desde El Alto se planteó la necesidad de agrupar a todos los sectores en lucha en una Asamblea Popular, que finalmente se bautizó como Asamblea Popular Nacional y Originaria. La presencia del sindicato de petroleros en las reuniones, y las resoluciones tendientes a atender la necesidad de abastecimiento de gas de la población obrera y popular, fueron un ejemplo de la importancia del “componente obrero” en la alianza de clases, necesario para llevar a la revolución boliviana al triunfo.
Como queda claro, la vanguardia obrera, juvenil y popular tiene que sortear las trampas de la burguesía, incluyendo la de la actual coyuntura de “transición electoral” que encabeza Rodríguez con el apoyo del MAS –al respecto, Morales dijo en un reportaje que “respeta al gobierno de transición” y que le da “apoyo incondicional” camino a las elecciones-; todo su programa reformista busca que surja “un nuevo modelo de reciprocidad, de solidaridad. En lo fundamental, se trata de un nuevo modelo de real distribución de nuestras riquezas... un trabajo que hay que hacer junto a los movimientos sociales empobrecidos por el neoliberalismo” y donde haya “normas y leyes en base a principios de equilibrio” para “resolver los problemas del país”: un cambio de “modelo económico”[12] (propuestas todas que coinciden con la visión de coyuntura de la burguesía: Vaca Díez acaba de reconocer que cabe un “reacomodamiento” de la política en Bolivia “desde una visión de una izquierda nacional viable. Por ejemplo... la que están planteando el presidente Lula o el presidente Kirchner”[13]). La vanguardia deberá superar estos “cantos de sirena” frentepopulistas –al igual que los de Solares de la COB, en busca de “militares patriotas” con los cuales confluir en un gobierno- y luchar por organismos de democracia directa, como fue la tendencia en la Asamblea Popular alteña. Es necesario agrupar a la vanguardia obrera y juvenil en una fracción revolucionaria, que participe y profundice las instancias de autoorganización obrera, campesina y originaria, actuando como una dirección política que guíe en pos del poder obrero y popular; tareas que sólo una dirección revolucionaria, trotskista, puede encarar.
 
Tenemos el orgullo de presentar entre los materiales, los que editaron nuestros camaradas de la FT-CI en Bolivia: la LOR-CI, quien –además del POR- fue la única fuerza política que se presentó como tal en las manifestaciones y reuniones que se sucedieron durante las últimas semanas. Como está planteado en las notas de balance, la actuación de nuestros camaradas fue audaz y abnegada en La Paz y El Alto.
Esperamos que estos materiales sirvan para estudiar y aprender de la experiencia del hermano país, camino a construir en el nuestro, con las lecciones que extraigamos de este proceso agudo de la lucha de clases, un partido revolucionario, marxista e internacionalista.
 
Demian Paredes y Miguel López (PTS-Jujuy)
San Salvador de Jujuy, 20 de junio de 2005
 
***
 
En este folleto presentamos análisis, notas y volantes de la LOR-CI –actuando durante las semanas de lucha e importantes cambios políticos-, como así también de un análisis de compañeros de la Dirección Nacional del PTS tras iniciarse el plan de “desvío electoral”.
Tenemos planeado sacar un segundo folleto, que tendrá una serie de artículos que muestran las grandes gestas de la lucha de clases boliviana a lo largo del siglo XX[14]: las “tesis de Pulacayo” y el proceso de abril del ’52; documentos de la década del ’70 y del proceso del ’85, último antes de que el neoliberalismo golpeara durante dos décadas a Bolivia y a nuestro continente.






[1] Declaraciones para el diario de México La Jornada del “portavoz de la Coordinadora del Agua”, Oscar Olivera (02/06/05).

[2] Bolivia, hoy uno de los países más pobres del mundo, podría jactarse –si ello no resultara patéticamente inútil- de haber nutrido la riqueza de los países más ricos. En nuestros días, Potosí es una pobre ciudad de la pobre Bolivia: ‘La ciudad que más ha dado al mundo y la que menos tiene’, como me dijo una vieja señora potosina… Esta ciudad condenada a la nostalgia, atormentada por la miseria y el frío, es todavía una herida abierta del sistema colonial en América: una acusación. El mundo tendría que empezar por pedirle disculpas” (Las venas abiertas de América Latina, corregida y aumentada, Bs. As., Siglo XXI Editores, 48° edición, 1986 -primera edición en 1971-, p. 49).

[3] La Verdad Obrera N° 165 “Bolivia: Nuevas jornadas revolucionarias” (Eduardo Molina, desde La Paz, especial para LVO). “Además, las movilizaciones se extendieron gradualmente a nivel nacional sitiando a las ciudades más importantes, incluso a Santa Cruz, cuartel central de la reacción. Este último Departamento, vio crecer la protesta de los trabajadores, campesinos e indígenas con paros y bloqueos como en San Julián, Yapacani o Camiri”.

[4] Diario La Jornada (México, DF), 02/06/05.

[5] La Verdad Obrera N° 165 “Bolivia: Nuevas jornadas revolucionarias” (Eduardo Molina, desde La Paz, especial para LVO).

[6] “... la dirigencia campesina cruceña dijo a La Jornada que ‘no vamos a permitir más agresiones de los fascistas. Vamos a volver y la próxima vez estaremos preparados para repeler toda agresión’” (02/06/05).

[7] Pablo Stefanoni en diario Página/12 (Bs. As.), 28/05/05. Y agregaba: “Dicha unificación de agendas se está transformando en uno de los ejes discursivos del MAS frente a los sectores radicales”.

[8] Página/12 (Bs. As.), 01/06/05, subrayado nuestro.

[9] “El gobierno [de Bolivia] calcula que las movilizaciones le cuestan entre 15 y 20 millones de dólares diarios al país (diario La Jornada, 04/06/05).

[10] La renuncia de Vaca Díez fue señalado por la prensa como un “revés político” para Sta. Cruz, al no tomar las riendas del estado “su candidato” (diario La Jornada, 14/06/05). Otro diario comenta que “No hay en La Paz otro nombre más vilipendiado y pintado que el suyo. Los graffitis contra Vaca Díez cubren toda la melodía de la rabia popular” (Página/12, 18/06/05).

[11] Relataba el cronista argentino ya citado el 4 de junio: “Ayer empezaba a escasear el combustible en varias regiones del país y los alimentos aumentaban sus precios en La Paz. La sede de gobierno estuvo semiparalizada durante toda la jornada por un paro de transporte; sólo algunos taxistas se animaron a circular a riesgo de ser “chicoteados” (azotados) por los activistas sindicales. Entretanto, en la ciudad de El Alto se radicalizaron las medidas de fuerza. Al igual que durante la “guerra del gas” de 2003, los alteños instalaron puestos de vigilia, cerraron los accesos a la capital y comenzaron a cavar zanjas alrededor de la planta de Senkata, que abastece de combustible a La Paz [...] Los cocaleros de los Yungas de La Paz, los guaraníes de Tarija y las organizaciones campesinas de Cochabamba se sumaron a las medidas de presión en demanda de la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a la Constituyente. Desde el lunes será bloqueada la carretera Cochabamba-Santa Cruz, la única que permanecía transitable. Y los indígenas del oriente amenazan con ocupar pozos petroleros” (Página/12).

[12] Página/12 (15/06/05), reportaje de Eduardo Febbro.

[13] Página/12 (18/06/05), reportaje de Eduardo Febbro.

[14] Los materiales que editaremos se encuentran en el “Boletín electrónico N° 5” del Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones (CEIP) “León Trotsky”, dedicado por entero a Bolivia (www.ceip.org.ar).

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