A exactos 30 días de los comicios presidenciales en los que Lula da Silva aspira a su reelección, estalló en San Bernardo, corazón del cinturón fabril paulista, una huelga masiva en la principal planta de la automotriz alemana Volkswagen. Es precisamente la empresa con la que Lula tuvo que emprender negociaciones hace 26 años, por entonces como sindicalista. El paro total decretado por los trabajadores de VW tiene que ver con la decisión de la compañía de despedir a 3.600 empleados de los actuales 12.400.

La mitad de esas dimisiones se deberán producir el próximo 21 de noviembre, tal como la empresa les comunicó por carta a los futuros desempleados. Volkswagen argumentó que sin esa racionalización la planta de San Bernardo "no tendrá condiciones de atraer nuevas inversiones y será cerrada en el futuro".

Las instalaciones de esa localidad del Gran San Pablo son las mayores que posee la compañía alemana en este país. Fue, inclusive, la primera planta automotriz que la firma instaló en territorio brasileño. Los destinos de la fábrica, que se la conoce como Anchieta, serán decididos dentro de dos semanas en Wolfsburg, donde queda la sede de la automotriz alemana. "Ese será el plazo final para que la fábrica de Anchieta se adecue a los padrones de mejora en la productividad y en la reducción de costos, que exige la matriz para ser contemplada en la fabricación de nuevos productos", informaron los directivos de la montadora.

Una de las razones del conflicto que estalló esta semana tiene que ver con las indemnizaciones que promete la empresa para los futuros despedidos. Prevé pagar 40% del salario por cada año trabajado en la empresa, un valor considerado muy bajo por el sindicato. Para quienes permanezcan en la compañía habrá cambios en las condiciones laborales. Por ejemplo, la empresa no pagará horas extras hasta un total de 200 horas extraordinarias realizadas en un año. Sólo abonará la hora completa a partir de las 400 horas por encima de la jornada laboral normal.

Exigiría también que aquellos empleados que cometieran errores en la producción se verían obligados a trabajar hasta 8 horas gratis por semana para compensar a la compañía. Aumentarán el descuento en los salarios por planes de salud de los trabajadores y a los nuevos contratados les rebajarán los salarios en 35%.

La Volkswagen culpó de hecho a la política económica por los despidos en cierne. Dijo que la responsabilidad era de la devaluación del dólar o, dicho de otro modo, de la supervalorización del real (que hoy está a 2,11 reales por dólar). Las previsiones empresariales son de una reducción de hasta 40% en sus exportaciones debido al tipo de cambio tan desfavorable. Los despidos no se limitarían a San Bernardo sino que afectarían plantas en Taubaté y una de las principales fábricas de Paraná, que está muy próxima a Curitiba.

Frente a esto, las autoridades guardan silencio. Ayer, el ministro de Trabajo, Luiz Marinho, afirmó que "el gobierno no va a interferir en el conflicto".