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Internacionales

65 días de huelga en las universidades estaduales

Huelga de los trabajadores de la Universidad de San Pablo

13 de agosto 2004

Del 27/5 al 30/7, los trabajadores de la USP –principalmente los de menores salarios y ligados a los servicios de manutención, guarderías infantiles y restaurantes- fueron la vanguardia, destacándose por los métodos radicales y avances subjetivos. El primer día de huelga alcanzó el 70% de adhesión con piquetes, marchas, actos públicos y asambleas masivas, coordinada y dirigida por un comando de huelga con representantes mandatados por locales de trabajo, que discutía y decidía todo, incluso por arriba de la dirección del Sindicato de los Trabajadores de la USP (Sintusp), que estuvo en su mayoría al lado de los huelguistas.
Un indicador de la fuerza de la huelga fue el alto grado de politización expresado en las consignas aprobadas por los trabajadores. Para desenmascarar al Consejo de Rectores, que durante la mayor parte del tiempo sostenía que no había recursos para atender las reivindicaciones, se aprobó la consigna transitoria de Abertura de la Contabilidad2 de las tres universidades para demostrar que había dinero y condiciones de atender las demandas y para terminar con el “secreto contable” de las universidades que, a pesar de ser públicas no prestan cuentas a la sociedad, y para desenmascarar el desvío de partes del presupuesto universitario que es entregado a las fundaciones privadas3 que actúan en provecho de los intereses de los monopolios capitalistas que utilizan los recursos materiales, financieros y conocimiento humano de la universidad pública al servicio de las ganancias patronales.
Consignas democráticas como “Fuera Melfi”4 (rector de la USP), elecciones directas y fuera la policía de la USP, mostraron sin ninguna duda la politización. Los piquetes manifestaron la determinación de los trabajadores para quebrar la intransigencia de los rectores y conquistar sus demandas. Cuando el rector de la USP consiguió una orden judicial para desalojar los piquetes con el uso de la fuerza policial, los trabajadores, en asamblea, no vacilaron en aprobar la resistencia, lo que se transformó, en la práctica, en piquetes de autodefensa, armados de palos, barras de acero y piedras. Los cinco días en que se mantuvo la tentativa de desalojo con el uso de la Policía Militar fueron momentos de tensión, con trabajadores de avanzada edad junto con los más jóvenes y estudiantes que se disponían a enfrentar la policía. Sectores moderados de profesores –Asociación de Docentes de la USP5, principalmente- intentaban convencer a los trabajadores que no resistieran “para evitar un baño de sangre en la Universidad”.
Hasta el senador Eduardo Suplicy (PT), el 20/7, al lado del Comandante del Batallón de la Policía Militar, intentó alcanzar una conciliación entre los trabajadores y el rector de la USP pero la firmeza, politización y radicalización impusieron la negociación con la manutención de los piquetes, doblegando a los rectores y la estrategia conciliadora de las corrientes centristas y oficialistas.
La situación política en la USP mostraba claramente, que los trabajadores imponían su fuerza y abrían una crisis en las “alturas” del poder universitario, definiendo una correlación de fuerzas favorable a los huelguistas radicales y combativos, distinta de la existente en las otras dos universidades, donde los rectores pudieron mantener un equilibrio favorable para imponerle límites a la huelga, contando para ello con la preponderancia de la estrategia conciliadora de los sindicatos de trabajadores y asociaciones de docentes de la Unesp y Unicamp, dirigidas por el PT, PCdoB, PSTU y el P-SOL.
Fruto de esa resistencia por los métodos radicales de los trabajadores, los rectores presentaron la propuesta de reajuste de un 4,18% en lo inmediato y un nuevo reajuste dependiente de las recaudaciones de impuestos estaduales en enero. Gracias al protagonismo de los trabajadores de la USP, conquistaron el aumento del ticket alimentación de R$45.00 para R$135.00. Además, se impuso un acuerdo firmado en que se garantizaba el pago de los días parados, la no-reposición de horas de trabajo y ninguna sanción a los huelguistas, lo que no se consiguió en las otras dos universidades.
Si las ganancias económicas de esta huelga no estuvieron a la altura de la energía de los trabajadores, se debió al papel burocrático y conciliador de los sindicatos de trabajadores y docentes que se reúnen en el Foro de las Seis, con la excepción del Sintusp que cumplía las decisiones de las asambleas y del comando de huelga, lo que impidió que los dirigentes sindicales impusieran sus intereses por encima de la voluntad de los que luchan. Otro elemento negativo que condicionó el resultado de la huelga fue la impotencia del movimiento estudiantil dirigido por las corrientes petistas (Democracia Socialista y Fuerza Socialista) y del P-SOL, que no pudo superar sus direcciones y avanzar hacia una huelga estudiantil que se combinara con la fuerte huelga de los trabajadores e impusiera una verdadera huelga general universitaria en las tres universidades.

Tenemos el orgullo de haber sido parte activa de este proceso avanzado

Desde el primer día de la huelga, nuestra pequeña organización ER-QI, se colocó al frente de esta huelga en la USP para ligarnos a decenas de trabajadores que protagonizaron esta ejemplar lucha, abriendo la perspectiva concreta de consolidar una corriente político sindical antigubernamental, antiburocrática y clasista que avance para actuar directamente en el ya iniciado proceso de rupturas de sindicatos de la CUT con el gobierno y las direcciones burocráticas tradicionales del PT, en defensa de un programa obrero y de lucha por la independencia de clase. El esfuerzo y determinación de nuestra organización en esos 65 días, que no vaciló en colocar sus pequeños recursos materiales y militantes en la línea de frente de los piquetes, en el enfrentamiento con la policía, en la lucha por las demandas de los trabajadores, reafirman nuestra certeza de que una pequeña organización marxista revolucionaria debe aprovechar las oportunidades para forjar, en la práctica, la estrategia revolucionaria y ligarse a los sectores más avanzados de los trabajadores. Supimos en concreto, soldar una alianza revolucionaria entre sus jóvenes y los trabajadores más avanzados de la USP, combinando las mejores tradiciones combativas de las luchas. Esta victoria política de la huelga de la USP es también nuestro triunfo.

Prensa

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Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

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