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Internacionales

Gran huelga general en Italia

10 de diciembre 2004

El 30 de noviembre en la ciudad española de Cuenca, el magnate derechista Berlusconi se reunía con el “socialista” Zapatero en la cumbre ítalo-española, en la que reclamaban en común que el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea se flexibilice (para permitirles tener un mayor déficit) y una mayor coordinación en la lucha contra el “terrorismo” y para tratar de frenar la inmigración, mientras llamaban a apoyar el Proyecto de Constitución Europea y mostraban ante las cámaras la gran cantidad de acuerdos que tienen. Zapatero celebró la medida de “recortar los impuestos” de su colega italiano. La “reducción de impuestos” votada hace pocos días en el parlamento italiano, promesa electoral de Berlusconi, reduce los impuestos de manera importante para los ricos, en menor medida para la clase media y menor aún para los trabajadores, y compensa la falta de esos ingresos para el fisco con recortes en el empleo público y en la salud.

Del otro lado del Mediterráneo el clima no era festivo sino de bronca. Más de un millón de manifestantes invadieron 70 plazas desde Palermo a Trieste. La manifestación más importante fue la de Milano, con más de 100.000 trabajadores. Quien encabezaba la columna de esta marcha fueron los trabajadores recientemente dejados en “suspenso” por los patrones de la línea aérea “Volareweb”, a continuación de otra clamorosa quiebra/vaciamiento (siguiendo el camino iniciado por Parmalat y Cirio). Al mismo tiempo, a los costados de la manifestación, se encontraban las importantes delegaciones de los miles de trabajadores precarios, junto a los llamados “sindicatos de base” (entre los que se encontraban los trabajadores metalúrgicos de Alfa Romeo) que silbaban a la burocracia sindical por los acuerdos con la Confindustria, en pos de “un proyecto productivo para Italia” (léase proteccionismo). El mismo Guglielmo Epifani, líder de la CGIL, declaraba desde su tribuna en esta marcha; “En estos años renovar los contratos se transforma siempre en una empresa más difícil, a veces por culpa de la Confindustria, pero sobre todo por culpa del gobierno que no nos da la posibilidad… ¿Como este gobierno puede no darse cuenta que están todos contra sus medidas? Los sindicatos confederales, los moderados, la Confindustria y otras organizaciones empresarias, la gran mayoría de las intendencias, las provincias y las regiones… Con la Confindustria y las otras organizaciones de la empresa hemos suscripto un acuerdo por el relanzamiento del Sur y le hemos pedido un encuentro al gobierno para discutir sobre las prioridades que les hemos indicado. Querría ver si Berlusconi aceptará encontrarnos, iremos con las propuestas justas, porque es el gobierno el que no tiene idea de lo que puede servir al país” (extraído de www.cgil.it). A confesión de partes, relevo de pruebas. En Torino también hubo contestación al acuerdo sindicatos-Confindustria, en el marco de una consistente manifestación (más de 50.000) hegemonizada por los metalúrgicos. En Sicilia manifestaron fundamentalmente los precarios (9 marchas), entre los que se encontraban los trabajadores de la FIAT Termini Imerese.

Como se ve desde el 2001, los trabajadores vienen demostrando una gran disposición a enfrentarse a Berlusconi y a los continuos ataques de parte de los empresarios, e incluso una importante vanguardia (y a veces sectores de masas, como fue el caso de los choferes a fines del 2003-inicios del 2004) ha confrontado contra las direcciones sindicales oficiales. Esta nueva huelga general, hizo ver que el conjunto de la clase obrera (incluso los inmigrantes) sigue en movimiento, que no baja los brazos. Este paro general fue precedido de huelgas importantes de docentes, de choferes, de manifestaciones estudiantiles, e inclusive el 4 de diciembre hubo una gran movilización en Roma por la legalización de los inmigrantes de 50.000 personas, pese a que fue boicoteada por el Olivo y los sindicatos confederales. El estancamiento de la economía italiana (crece el 1%, solo un poco menos que el resto de la Unión Europea), el 20% de aumento de los precios de los productos de primera necesidad en los últimos dos años, el desmantelamiento del “Estado de bienestar”, la precariedad en el trabajo y la ausencia de mallas de contención, son una fuente permanente de insatisfacción entre los trabajadores.

La diferencia en la actualidad es que la oposición burguesa (el Olivo) se ha recompactado detrás de la candidatura de Prodi (que ha dejado hace pocos días la presidencia de la Comisión Europea), ha sumado a sus filas abiertamente a Refundación Comunista y a los sindicatos confederales detrás del proyecto del retorno al gobierno de este viejo “aparatchik” burgués liberal-cristiano. La aceptación por parte de la Confindustria de la candidatura de Prodi como alternativa “creíble” a Berlusconi, hizo más fácil el “diálogo” de la CGIL-CISL y UIL con la central patronal. Asimismo el pase de Refundación Comunista al apoyo abierto a la alternativa igualmente burguesa y reaccionaria del Olivo, compacta más el bloque alternativo burgués. Mientras que antes de llegar a este acuerdo, la liberal centroizquierda italiana no tenía nada para ofrecer a los trabajadores, hoy intenta regalar espejitos de colores diciendo que ya hay una alternativa a Berlusconi para las elecciones del 2006.

Hoy Italia es un país muy dividido. La clase obrera repudia al gobierno de Berlusconi, mientras que este continúa teniendo un importante consenso entre las clases medias y los pequeños industriales y comerciantes. En las grandes ciudades el “anti-berlusconismo” es mayoría, mientras que en las ciudades pequeñas o las poblaciones que viven del campo, mucho más conservadoras, sostienen en masa al gobierno. La medida de reducción de impuestos (que provocó una nueva crisis en la gubernamental Casa de las Libertades porque contempla recortes a las administraciones regionales y comunales) tiende a reforzar los lazos de las clases medias con el gobierno. Ya hay grandes burgueses que son importantes dirigentes del Olivo, como los multimillonarios Soru (dueño de la Tiscali) e Illy (dueño de Café Illy), presidentes de las regiones Cerdeña y Friuli, respectivamente, que ya hacen muy difícil a la coalición “centroizquierdista” ocultar qué tipo de intereses defienden, y que obligan a Refundación Comunista a tener un discurso más abiertamente pro-burgués.

Los trabajadores hoy se encuentran en un cruce de caminos: continúan luchando pero no tienen una alternativa política para hacer triunfar sus reivindicaciones. El giro de Refundación Comunista hacia la alianza con Prodi y el Olivo, pone en evidencia que nada de revolucionario, radical, o al menos “alternativo”, existe en la dirección de este partido. Al mismo tiempo, hay miles de valiosos militantes en esta corriente que no aceptan el curso pro-patronal de la dirección de Bertinotti, como por ejemplo, entre las corrientes que se reivindican trotskistas. También hay miles de trabajadores agrupados en los COBAS u otros sindicatos de base, que se dan cuenta que no basta con la sola pelea sindical, y que hay que dar una pelea política. A todos ellos nos dirigimos para abrir el debate para construir un partido revolucionario de trabajadores en Italia (que para los militantes de la FT-CI debe ser trotskista), que enfrente las políticas de la burguesía de “centroderecha” de Berlusconi o de “centroizquierda” de Prodi, Soru o Illy.

 

Prensa

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