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Internacionales

BRUTAL OFENSIVA EN FALLUJA

Fuera yankys de Irak

12 de noviembre 2004

A pocos días de haber ganado las elecciones, el gobierno de Bush lanzó una feroz ofensiva militar para recuperar el control de la ciudad de Falluja, símbolo de la resistencia iraquí a la ocupación imperialista.
Más de 15.000 soldados norteamericanos participan de la operación militar conocida como “Furia Fantasma”, que comenzó el 7 de noviembre, precedida por semanas de bombardeos aéreos.
Con esta brutal operación militar Estados Unidos busca aterrorizar a la población que se opone a la ocupación, quitarle a la resistencia su base social y restablecer el orden principalmente en las áreas sunitas del país como las ciudades de Ramadi, Samarra y los suburbios de Bagdad, que no están bajo el control efectivo de las tropas de la coalición y del gobierno. Hasta el momento los intentos de “retomar” el control de ciudades rebeldes no han tenido éxito en poner fin a los ataques y emboscadas de la resistencia armada ya sea contra soldados de la coalición como contra fuerzas iraquíes colaboracionistas, como muestran las últimos acciones coordinadas contra policías iraquíes en la ciudad de Samarra, supuestamente “recuperada” hace sólo un mes por fuerzas norteamericanas e iraquíes. 
Bush, Blair y el gobierno títere del primer ministro iraquí Iyad Allawi, pretenden justificar el ataque contra el pueblo de Falluja con el argumento de que esta ciudad se transformó en la base de operaciones de “terroristas” y “fundamentalistas islámicos”, liderados por al Zarqawi, el supuesto jefe jordano de Al Qaeda, a quien se responsabiliza por el secuestro y ejecución de civiles extranjeros en Irak. Pero la “cacería” de al Zarqawi no es más que una burda excusa, como la mentira de las “armas de destrucción masiva” con que Bush justificó su ofensiva guerrerista. En realidad, Falluja está en la mira de Bush y sus secuaces porque viene siendo desde el inicio de la invasión el principal bastión de la legítima resistencia contra la ocupación norteamericana y contra el plan de transfomar a Irak en una pieza del poderío imperialista en Medio Oriente.
En abril de este año, Estados Unidos usó como pretexto la ejecución de cuatro mercenarios para tratar de retomar el control en Falluja y restablecer el “orden”. Las tropas de la coalición mantuvieron a la ciudad bajo sitio durante semanas y asesinaron a por lo menos 1000 civiles.
Sin embargo, la dura resistencia con que se enfrentaron y la perspectiva de un baño de sangre con consecuencias imprevisibles, en medio del escándalo de las torturas en la prisión de Abu Ghraib y el estallido de la rebelión chiita liderada por el clérigo al Sadr, llevó a que Estados Unidos tuviera que retirarse, negociando con los jefes locales que asumieron el control de la ciudad.
Ahora Bush parece decidido a aplastar la resistencia y restablecer la autoridad de las tropas de ocupación y del gobierno iraquí en Falluja y en alrededor de otras 20 ciudades, antes de que se realicen las elecciones en Irak planificadas para fines de enero de 2005, asegurándose así en un clima de represión y aplastamiento de toda resistencia a la ocupación, la legitimación de un gobierno compuesto de elementos pronorteamericanos. 
El resultado de esta ofensiva militar no está garantizado de antemano y ya está provocando divisiones en el gobierno y protestas de organizaciones sunitas. El semanario The Economist alerta que “los líderes de la minoría sunita –alrededor de un quinto de la población. ya están divididos alrededor de participar o no en las elecciones de enero. Si todos o la mayoría de ellos deciden boicotearlas, y al mismo tiempo un alto número de bajas civiles en Falluja intensifica los ataques en todo el país, las elecciones no sólo serían casi imposibles, sino que fracasarían en el objetivo de darle a Irak un gobierno creíble y representativo”, concluyendo que aunque las tropas norteamericanas retomaran el control de Falluja relativamente rápido y con un número bajo de muertes civiles, la estabilización del país estaría todavía muy lejos.
La aventura militar de Bush para reafirmar el poderío norteamericano ya se ha cobrado la vida de más 100.000 civiles iraquíes, según un informe publicado por la revista médica británica The Lancet. A pesar de la superioridad militar, las tropas norteamericanas no han logrado vencer a una resistencia persistente que ha provocado más de 1000 bajas entre las tropas ocupantes desde que se anunciara el fin de la guerra en mayo de 2003.
Millones en todo el mundo repudian la ofensiva guerrerista de Bush y Blair. Es hora de retomar el camino de la movilización y de apoyar a la resistencia iraquí en su lucha por derrotar la ocupación imperialista.

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