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Informaciones Obreras

Hacia el III Encuentro de Fábricas ocupadas y las tareas de los luchadores

FTV-CCC: La burocracia piquetera

27 de febrero 2003


La FTV-CTA y la CCC consuman así un accionar similar al de los burócratas sindicales que establecen mesas de negociaciones a cambio de nada, con el fin de fortalecer su rol de mediadores entre la lucha de los trabajadores y el estado: es decir, una burocracia, en este caso, piquetera. Esta burocracia, surgida como producto de la administración de la asistencia estatal, es distinta a la que conforman los dirigentes millonarios de la CGT, que viven del lucro de las cuotas sindicales, del gerenciamiento y control de las Obras Sociales y de algunas AFJP. Pero se confunden quienes, como el Polo Obrero, ven en esto sólo una tregua. Estamos ante un salto en la integración a los mecanismos de control del estado sobre el movimiento de desocupados.
Esta Mesa de diálogo, tiene su antecedente en los Consejos Consultivos de los Municipios. La FTV y la CCC ya participaban en ellos, pero hablamos de un salto porque la Mesa de Diálogo requiere el funcionamiento habitual con el estado nacional y porque se ha estabilizado la porción de los planes que el gobierno les permite manejar. Son los interlocutores privilegiados del gobierno, la representación "oficial" del movimiento piquetero. Además, colaboran activamente en los emprendimientos que realizan los desocupados con subvenciones estatales, del Banco Mundial y las ONG. Estos dirigentes han roto con cualquier atisbo de independencia del estado y la patronal y actúan en consecuencia al interior de las organizaciones de desocupados, favoreciendo la división de las filas obreras, ahogando la democracia interna y obstaculizando todo movimiento independiente de los trabajadores.
La institucionalización de una burocracia piquetera, muestra la capacidad y versatilidad del peronismo –en un escenario de ilegitimidad del régimen y de crisis del PJ- para tratar con los nuevos movimientos sociales (en este caso de origen no peronista) en el marco de la asistencia estatal para la cooptación de los grupos dirigentes.

Disparen contra los cortes

Duhalde con D’Elía y Alderete le dan aire a un gobierno ilegítimo que busca contener posibles frentes de batalla, y a su vez debilitar y desgastar a los sectores piqueteros más combativos, que comenzaron a reclamar trabajo en las empresas. Apenas salió de la Casa Rosada, D’Elía ya estaba condenando a los movimientos piqueteros que cortan rutas: "sus acciones de protesta son funcionales a la derecha (…) de esa forma le hacen el juego a la represión y se ponen en contra a todos los trabajadores" (Clarín 16/2). Cuando el gobierno hace demostraciones de fuerza contra los movimientos de lucha, como sucedió el último 19 de febrero en Av. 9 de Julio o desaloja violentamente a los manifestantes frente al Padelai, estas palabras sólo pueden entenderse como una justificación de la probable represión.
Complementando sus opiniones D’Elía dijo que "de ahora en más nosotros vamos a hacer acciones para volcar positivamente nuestro movimiento." (Página 12). Estas declaraciones acercan al dirigente de la CTA a posturas similares a las de los burócratas colaboracionistas, estilo Cassia del Movimiento Obrero con Propuestas. Según esta lógica (la de abandonar los cortes), en el movimiento obrero ocupado, las huelgas deberían ser descartadas y las protestas transformadas en propuestas; o en el caso de los ahorristas no deberían hacer "escraches" a los bancos porque bloquean el tránsito peatonal. Para el movimiento piquetero, implica borrar del mapa su método original de lucha y quitarle su capacidad de bloquear la circulación de transportes y mercancías. Quieren transformar a los movimientos de desocupados en organizaciones mansas con permiso sólo para hacer alguna marcha, lo que, dicho sea de paso, se viene imponiendo en el último año.

Los piqueteros a las fábricas: ¿Cómo lograrlo?

El nuevo Plan de Reinserción Laboral es un aspecto central de la política del gobierno. De implementarse masivamente, servirá para legitimar la precarización laboral y la fragmentación entre trabajadores de primera y segunda categoría, en el marco de millones que están sin trabajo, y donde el salario ha caído estrepitosamente. La adhesión plena a este plan de la FTV-CTA y la CCC es una capitulación. Según Alderete esta actitud estaría justificada porque el movimiento piquetero crecería "para disputar poder a los dirigentes de la CGT" (La Nación, 17/2).
La CGT impide la resistencia, fomentando la división. La pretensión de disputar poder a la burocracia aceptando un Plan que legitima la precarización y división obrera, no es otra cosa que la imagen invertida de la política de las CGTs. En el mejor de los casos, llevará a la CCC a actuar como representante corporativo de los "beneficiarios" del Plan, es decir defensores de un salario diferenciado y de la precarización del empleo. Contra esto, es necesario reclamar el mínimo de 600 pesos de subsidio, para subir el piso salarial y base de la unidad.
Entre las organizaciones piqueteras combativas está planteado un debate alrededor de qué actitud tomar ante el Plan de Reinserción Laboral. El compañero Roberto Martino, dirigente del Movimiento Teresa Rodríguez señaló a Página 12 que "El problema tiene dos costados, porque sería una forma de bajar los salarios, pero a la vez, cualquier compañero nuestro al que le ofrezcan 450$ va a ir a la fábrica (...) desde mi punto de vista hay que ir pero organizados, para que el movimiento piquetero sea el interlocutor frente a la patronal y el estado de las condiciones laborales".
Coincidimos con la descripción de los dos costados de la cuestión, pero habría que decir también que para la política patronal ambos costados están íntimamente relacionados. La desesperación de los desocupados de volver al trabajo y aumentar sus ingresos, por un lado, y el temor de los ocupados a perder el empleo -que los lleva a aceptar la precarización laboral- por el otro, son justamente las bases para que el plan divisionista surta efecto. En el camino de la unidad de clase, nos parece más acertada la solución que halló el MTD neuquino: 60 compañeros entraron a trabajar en la municipalidad por planes de 300 pesos. Ellos no los rechazaron, pero declararon que eso no es trabajo genuino y llamaron al gremio a peler en común por iguales condiciones para todos. Si la burocracia sindical no acepta esa lucha estan abriendo el camino para ganar un sector de la base municipal contra los dirigentes.
Aunque los desocupados puedan ver al Plan de Duhalde como una vía para ingresar a las fábricas, si se lo hace sin levantar una política de unidad de clase será muy difícil que estos movimientos puedan dar una respuesta organizada que los transforme en referencia de los trabajadores. Los que dictarían las condiciones serían las patronales. La imposición del plan duhaldista y el ingreso de los piqueteros a las fábricas es un problema de relaciones de fuerza. Si el movimiento piquetero fuera capaz de encabezar rebeliones por el "trabajo para todos" como las que se hicieron en Gral. Mosconi no está descartado "entrar a fábrica" en otras condiciones. En esa gesta, obligaron a las contratistas de las petroleras a emplear con un salario mayor de lo que prescribía el convenio, para todos los trabajadores (viejos y nuevos). Pero ese camino es dificil de imponer en las grandes empresas. Otro camino hacia la unidad de clase lo señalan los compañeros de Zanon, la única fábrica del país que incorporó desocupados de todos los movimientos piqueteros. Para ello es la unidad en coordinadoras con los trabajadores ocupados y la lucha contra la burocracia.

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