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Brasil

Entre las elecciones y las luchas obreras

15 de octubre 2004


En las elecciones del 3/10 predominó el fortalecimiento del PT, del gobierno y del régimen de dominio. Sin embargo, quedan por definir en la segunda vuelta, 44 de los principales centros urbanos del país. Si Marta Suplicy pierde en San Pablo y Raul Pont en Porto Alegre, esas Zerrotas, sumadas a la sufrida en Río de Janeiro, pueden oscurecer las conquistas del PT.
Pero además este fortalecimiento no fue suficiente para minimizar el desencanto de amplios sectores de vanguardia con el PT, como lo demuestra la oleada de huelgas en el país y el predominio de militantes profesionales pagos en detrimento de una militancia activa en las campañas petistas.

El gobierno de Lula y el PT salen fortalecidos de las elecciones

El PT sale de la primera vuelta en las municipales como el partido más votado, avanzando principalmente en el interior. En las grandes ciudades, pese a que también creció, sufrió importantes derrotas donde tenía peso hegemónico, como Río de Janeiro, Campinas, Ribeir˜ão Preto y Piracicaba.
Los partidos pro Lula se fortalecieron si los comparamos con los demás partidos opositores (a excepción del PSDB1). Por un lado, crecieron el PL2, el PPS3 y el PCdoB4, que aumentaron en votos y municipalidades en relación al 2000. Por otro lado, los opositores PFL5 y PDT6 tuvieron un mal desempeño, decreciendo o manteniéndose. Unidas, las siglas pro Lula fueron electas en 29 de las 96 ciudades más grandes y tienen entre todas 83 candidatos disputando los 44 puestos de la segunda vuelta. Los partidos "anti-Lula" tienen hoy apenas 20 de los grandes centros urbanos y clasificaron apenas 57 candidatos para el próximo 31/10.
Las elecciones demostraron que el actual ciclo de recuperación económica fortaleció al gobierno y que los brutales ataques a las condiciones de vida de las masas y los escándalos de corrupción en el Planalto no fueron suficientes para desgastar las ilusiones en el gobierno de Lula y el PT. Este fortalecimiento, en relación a los demás partidos de oposición, será seguramente utilizado en los próximos meses para avanzar en la implementación de las reaccionarias reformas laboral, sindical y universitaria.

El régimen de dominio mantiene amplia base de sustentación

El PSDB fue el segundo partido más votado, aumentando su influencia en los grandes centros urbanos y convirtiéndose en principal competidor del PT. Hay que tener en cuenta que aquí no se jugaba una candidatura presidencial sino diferentes candidatos a las alcaldías. Así por ejemplo, en San Pablo aumentó su importancia en reductos electorales que dominaba el PT y donde Serra amenaza derrotar a Suplicy en la segunda vuelta.
El PMBD, continúa siendo el tercer partido y el de mayor presencia en los municipios por su peso en el interior. El PFL, a pesar de que cayó en votos y municipalidades, ganó en la primera vuelta en Río de Janeiro, lo que lo habilita a la candidatura a vicepresidente en una posible coalición con el PSDB en el 2006.
Es decir, a pesar de que en las presidenciales del 2002 la clase trabajadora se opuso a las candidaturas que expresaban continuidad con el gobierno de Cardoso, la transición sin mayores conflictos entre éste y Lula, garantizó la preservación de los partidos al gobierno del PSDB. Más que eso, este proceso hoy lo habilita a transformarse en un potencial beneficiario de una futura desilusión masiva con el PT.
La contradicción del régimen de dominio es que el PSDB difícilmente pueda cumplir en la oposición, el mismo papel que el PT jugó en los ’90, de contención de las luchas del movimiento de masas, considerando además que éstas no olvidaron su reciente experiencia con los dos mandatos de F.H. Cardoso.
Por otra parte, una enorme distancia, en cuanto a peso electoral, ha separado a, por un lado, el PSDB y el PT –donde los demás partidos orbitan en torno de ellos- y por otro lado el PSTU y el PCO que han aparecido como partidos prácticamente insignificantes.
El espacio que va desde la centroizquierda a la extrema izquierda intenta ser ocupado por proyectos de conciliación de clases como el PSOL, pero sus fuerzas están lejos de conseguirlo, mucho más después del fortalecimiento del gobierno y del PT, que tiende a contener a los sectores de su ala izquierda dentro del mismo partido. Aún cuando el PSTU, el PCO y el PSOL se unificasen en un partido común, esa unión no conseguiría constituir una opción de masas frente al PT.
El PPS fue uno de los pequeños partidos burgueses que más creció con un discurso de crítica al gobierno (aunque venía dividido en un ala oficialista liderada por el Ministro Ciro Gomes y otra opositora dirigida por su presidente, Roberto Freire), convirtiéndose en un posible candidato como partido de centroizquierda hacia el futuro; aunque por su dependencia en relación a los demás grandes partidos le traerá problemas para hacerlo. Esa ubicación del PPS explica que Heloísa Helena del PSOL, haya apoyado su candidato en las elecciones de la ciudad de Maceió, indicando posibles articulaciones políticas futuras entre estos sectores.

El PSTU y el PCO no consiguen expresarse como alternativa

Desde el punto de vista de la lucha de clases vienen desarrollándose importantes fenómenos de rupturas con Lula y la burocracia de la CUT. Procesos motorizados por la implementación de la reforma previsional y las tentativas de imponer reformas reaccionarias en política sindical, laboral y universitaria, como así también en las huelgas por reivindicaciones económicas que se radicalizaron y enfrentaron al gobierno.
En los últimos meses el PSTU se proyectó nacionalmente por su participación en esos fenómenos. Tuvo importante participación en las huelgas de los empleados públicos contra la reforma previsional en el 2003 y por el salario este año. En el mes de junio organizó una manifestación contra las reformas de gobierno en Brasilia con cerca de 15 mil personas. Es además, la principal dirección de Conlutas, que reúne cerca de 300 entidades sindicales y estudiantiles, que se declararon en lucha contra el gobierno y sus reformas. En el último mes cumplió un papel destacado en la dirección de la huelga nacional de los bancarios –que involucró a 200 mil activistas enfrentándose a la burocracia cutista y al gobierno –apareciendo diariamente en los principales medios del país.
Sin embargo, el peso que esta corriente tiene en estas luchas, no ha tenido correlato en las elecciones donde sacó apenas 0.19% de los votos. Por ejemplo, en San Pablo donde su candidato a alcalde fue una referencia para los huelguistas como oposición a la dirección traidora de la CNB, no consiguió más que 8.400 votos, 2 mil más que en la última contienda municipal. En Minas Gerais, donde dirige la Federación de los Metalúrgicos -que tiene en su base cerca de 90 mil obreros- y está al frente del proceso de desafiliación con la CUT, obtuvo 4.000 votos menos que en las últimas elecciones. Por su parte, el PCO, recibió no más que 0,05% de los votos válidos en el país.

Luchar por un partido obrero independiente basado en los sindicatos

Aquellos trabajadores que con sus luchas hoy enfrentan la política neoliberal de Lula, como los bancarios, metalúrgicos, judiciales, etc., y los sindicatos que ya han roto con el gobierno, en particular los que están organizados en la Coordinadora Nacional de Luchas (Conlutas), deben exigir a la CUT que rompa con el gobierno y que coordine las luchas actuales y levante un programa que de respuesta a las demandas obreras y que, en ese marco, impulsen la formación de un Partido Obrero Independiente basado verdaderamente en los sindicatos y disciplinado a los mandatos de las asambleas obreras de base; no como el PT "de los orígenes" que ha sido y es controlado por burócratas sindicales y políticos pequeñoburgueses que traicionaron los intereses de los trabajadores.
Es necesario poner en pie un partido con estas características para dirigirse a los millones de trabajadores que aun tienen ilusiones en Lula y el PT y combatir toda variante de centroizquierda burguesa y conciliación de clases que se proyectan tales como el PPS o futuros proyectos que sectores de este partido pueden articular con el PSOL.
El PSTU, el PCO y el PSOL se niegan a luchar por las tareas planteadas por las condiciones objetivas, mostrando su carácter sectario y oportunista, que se limita apenas a engordar sus propios aparatos, dejando el fenómeno más amplio de desilusión con el gobierno Lula y el PT en las manos de los partidos burgueses o de los reformistas que se niegan a emprender el "giro neoliberal" del PT.

1 El partido del ex presidente F.H. Cardoso.
2 Partido Liberal del vicepresidente del Brasil, José Alencar.
3 Partido Popular Socialista del actual Ministro de Integración Nacional, Ciro Gómes.
4 Partido Comunista do Brasil, que detenta dos cargos ministeriales en el gobierno de Lula.
5 Partido Frente Liberal, de extrema derecha liderado Carlos A. Magalh˜ães.
6 Partido Demócrata Trabalhista, del fallecido recientemente Leonel Brizola.

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